El timbre suena, y todos toman sus mochilas para comenzar a salir rápidamente a empujones y quejidos, mientras que otros ríen y juegan, el profesor ha borrado por completo esa sonrisa y de una manera extraña suelta un resoplido, toma su mochila y sale con una mala cara, vaya, creí que no era normal pero ahora me ha quedado claro que es bastante normal. Camino hacia la puerta y antes de poder cruzarla alguien me detiene violentamente tomando mi antebrazo y haciéndome quedar entre su cuerpo y la pared detrás de mí, su respiración esta tan cerca de mi rostro que me hace querer gritar, ha cerrado la puerta de pronto y una sonrisa para nada agradable se ha formado en su patético rostro de chico egocéntrico e imbécil.
-¿Quién te crees para sujetarme de esta manera?- pregunto con irritación ante sus manos sujetándome duramente. –No, espera, eso no era lo que quería decir sino ¿Quién te crees para tocarme?- niega con la cabeza mientras me observa de arriba abajo, ¿Qué busca? ¿Un buen golpe en la entrepierna? Que intente hacerme algo y verá como me expulsan en mi primer día de clases.
-Tú no eres una becada- dice Adam con los ojos entrecerrados. Sonrío sin saber porque lo hago, niego con la cabeza y con una mirada desafiante lo aparto poniendo ambas manos en su pecho y empujándolo fuertemente haciendo que vaya hacia atrás dando traspiés. Arqueo ambas cejas una vez que mantiene el equilibrio.
-¿Y qué te importa si lo soy o no? ¿Cambiaría en algo ese hecho?- Vuelve a acercarse, esta vez más lentamente y sin tocarme. Arqueo ambas cejas en espera de su respuesta, blanquea los ojos para después hacer una mueca de irritación.
-Mira Lía, sé distinguir perfectamente a alguien como tú- gira hacia atrás y antes de que Gideon salga por la puerta Adam lo sujeta por el cuello recargándolo fuertemente contra la pared –Y a alguien como él- su mochila cae de su hombro al igual que su teléfono celular que hace un gran sonido al chocar contra el suelo, mi garganta arde al momento en que veo esto, vaya que es un idiota, ¿Cómo se atreve a tocarlo si ni siquiera le ha hecho ningún daño?
-¡Suéltalo!- ordeno con ira ante sus actos de violencia.
-Esto es lo que cambiaría. ¿Lo ves? Personas como él me dan asco- comienzo a reírme, y al ver que no lo ha soltado me acerco jalando con todas mis fuerzas el cuello de su camisa la cual hace una sonido extraño, parece que la he roto, pero eso es lo menos importante ahora, no puedo dejarlo ir con una simple rotura de ropa. Me pongo frente a Gideon al ver que no hace nada por defenderse, es demasiado tranquilo así que imagino que no le gustan los problemas y por lo tanto no debe saber defenderse, Adam trata de acercarse pero en el momento exacto le doy una patada en la pierna, tomo la mochila y teléfono de Gideon para después tomarlo del brazo.
-Y por personas como tu es que he sido expulsada de cinco colegios- añado en voz alta.
-¿Acaso eres defensora de los derechos animales?- sonrío y niego con la cabeza al ver esa expresión de satisfacción en su rostro, sin embargo no puedo dejarlo así de feliz.
-Si así fuera estaría defendiéndote a ti, y no a él- esa sonrisita suya desaparece de inmediato, al fin puedo irme sintiendo una gran satisfacción.
-Entonces veo que no nos llevaremos bien-.
-Vaya, veo que no eres tan estúpido como pensé, creí que eso ya lo habías notado desde el momento en el que me presenté con la clase. Tardaste en comprenderlo pero lo importante es que lo has hecho- su rostro su vuelve de un color rojo muy notorio y sus manos están empuñadas duramente.
-Mira Lía, no sabes con quien te estás metiendo, es mejor que te disculpes antes de que sea tarde- no puedo evitar reprimir una carcajada ante sus tonterías, noto que en la mirada de Gideon hay confusión, su ceño está fruncido y no sé si ese es su rostro de asustado pero no creo que sea bueno preguntárselo para no hacerlo parecer más débil ante Adam.
-Escúchame bien Adam, mi padre también es una persona poderosa. Tan poderoso es que puede destruir a ti y a tu padre. Ah, si vuelves a hacerle daño a Gideon o a alguna persona que creas inferior a ti entonces te las veras conmigo- comienza a reírse ante mis palabras pero no bajo la mirada, sino que la mantengo firme para que vea que no estoy bromeando. –Pero recuerda que detrás de mis amenazas esta mi padre, y no querrás conocerlo- salgo con Gideon sin soltarlo del brazo y una vez estando fuera y lejos del salón de clases en el que estábamos antes me detengo.
-Es un idiota quién demonios se cree, si continua voy a...- levanto la mirada y Gideon me observa sin decir una sola palabra, baja la mirada a mis manos en donde tengo su mochila y teléfono. –Lo siento yo... toma tus cosas- antes de entregarle el teléfono me doy cuenta de que es uno viejo y la pantalla se ha estrellado – ¿Fue por la caída?- pregunto sintiendo culpa ante ello. No dice nada por unos segundos, este silencio sinceramente es incómodo, carraspeo mi garganta entregándoselo con cuidado de que no vaya a caerse de mi mano.
-Está bien, no hay problema- dice tranquilamente, su voz es suave pero muy masculina, creo que su voz debe sonar terrorífica cuando está enojado, aunque por lo que veo no es el típico chico que le gusta pelear, es más bien alguien pacífico y frágil.
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Editado: 31.01.2019