Emma
Miro mi reloj de mano por tercera vez en los ultima media hora, son las diez y media, ya solo falta media hora para las once, la hora cuando Anna va a volver, diablos... planeaba ir a recogerla al aeropuerto, pero aun sigo en el instituto.
Cavilo rápidamente una forma de escapar, busco con la mirada por todas direcciones en busca de algo que me sirva, y por fin una idea vino a mí, como cuando en las series animadas al protagonista se le enciende una bombilla en la cabeza.
—Profesor Smith, me surgió una urgencia en casa, ¿Me podría dar permiso de ir a casa?- Le digo con cara de urgencia
—Señorita Lorrinton, no...
—Estoy seguro que a mi padre eso le agradaría mucho - lo interrumpo, esta vez lo digo con el tono de negociante que he adquirido por imitación de mi madre.
—Bueno, en todo caso, si es una emergencia, puede irse -asiento y recogo mis cosas, para salir del aula, sabía que si nombraba a Evan cambiaría de parecer y me dejaría salir, es entendible, es su jefe.
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Llego volando a casa, me cambio de ropa y salgo volando con la misma velocidad que con la que llegue, subo al auto y lo enciendo, pero una voz me detiene, la voz que en este justo momento era la que menos quería escuchar en este momento, la de mi madre.
— Emma a donde vas -me cuestiona con su melosa y elegante voz, mientras llega hasta donde mi.
—Planeaba recorrer a Anna -una pizca de molestia atraviesa su rostro -yo se que no te agrada, pero es mi hermana y no la he visto en mucho tiempo.
—Emma, es más que obvio que ella no me agrada y tu sabes muy bien el porque, pero tu no deberías ir, además Jamie ya fue por ella.
—¿Porque? Solo la iré a recoger, no es un gran problema ¿o si?
—No consideras faltar a clases un problema, el sr Smith me llamó y mgñe dijo que habías tenido una emergencia un problema, yo se bien que extrañas a tu hermana, pero no esta bien que haga lo que quieres, si tanto deseas ver a Anna, puedes verla hoy en la fiesta de bienvenida y punto, ya que no puedes regresar a clases, entra a casa y ponte a estudiar.
Asiento, no la cuestiono, cuando ella decide algo, se hace por que se hace, nunca he podido contra ella, es muy terca.
Bajo del auto y la sigo en silencio al interior de la casa, diablos, esta era mi oportunidad de demostrarle a Anna que sí me importa y para pedirle perdón por mis comportamientos inmaduros de cuando eramos pequeñas