You Are My Nerd

Capitulo 2 ¿Quien Es Ryan Y Que Hace En La Biblioteca?


En la heladería, donde nos atendió un chico alto, de cabello oscuro.
¿Puedo ayudarlas en algo? —preguntó, mientras observaba y sonreía de manera coqueta a Melanie.
Quiero un helado de chocolate, con chispas de chocolate 
—pedí, pero claro, no me hacía caso por estarle coqueteando a Melanie.
Yo quiero uno de fresa, dijo mi querida pelinegra, con una sonrisa.
Enseguida te lo traeré —le respondió el coqueto chico de cabello oscuro.
¿Y yo qué? —me sentí ofendida, ¿Estoy pintada o qué?
El chico me miró detenidamente, y luego volvió su mirada a Melanie. Después de dos minutos, aproximadamente, regresó con el helado de ella, —claro, a mí no me trajo nada.
Nos giramos para salir del lugar.
¿Y tu helado? —preguntó ella.
La miré mal, como si ella tuviera la culpa, y luego de suspirar le respondí: No me lo trajo. —Antes que ella pudiera pregun-

tar algo más, continué: Quizás estaba muy ocupado ignorándome para coquetearte.
A pocos pasos antes de llegar a la puerta, otro chico se acercó.
¿Puedo ayudarte en algo? —preguntó amablemente, mirándome.
¿Vendes pintura invisible? —pasé por su lado y salí del lugar acelerando el paso y dejando atrás a Melanie.
Sé que no debí hablarle así a ese chico que no me había hecho nada, pero seguramente solo quería burlarse de mí, como todos lo hacen.
Desaparecí completamente de la mirada de Melanie; no la volví a ver. Llegué a casa y me encerré en la habitación.
***
La luz del sol comenzó a entrar; abrí los ojos, me levanté, tomé un baño y bajé a desayunar.
¿Cómo amaneciste hoy? —me preguntó Lupe mientras cogía un plato para servirme el desayuno.
Lupe ha sido una persona muy importante para mí; ella me ha cuidado y ayudado en todo desde que era pequeña; he convivido más con ella que con mis propios padres. Ella ha sido como una segunda madre para mí.
Te preparé hotcakes —me dio el plato ya servido, seguido de un vaso con jugo.
¿No han llamado? —pregunté antes de meter el primer bocado en mi boca. Tenía un poco de esperanza.
No, ellos tienen mucho trabajo, pero ya verás que cuando puedan, te llamarán. —Esta gran mujer siempre ha tratado de animarme y justificar a mis padres.
De acuerdo —le dije. ¿Te quedas a desayunar conmigo?
Asintió y desayunamos juntas.
Cuando terminamos, me cepillé los dientes, subí a mi habitación, me hice la trenza de siempre, me cambié, cogí la mochila, mis llaves, el celular y mis gafas.
¡Que tengas un excelente día! —la escuché decir desde la cocina, mientras yo corría hacia donde el chofer había aparcado el auto.
Llegué al instituto diez minutos antes de que comenzara la primera clase. Tomé asiento en el pasto, saqué un libro que tenía inconcluso; luego de haber leído cuatro páginas, el timbre sonó; lo guardé y fui rápido hacia el salón de clases.
¿Aún estás enojada por lo que pasó ayer? —preguntó Melanie, mientras tomaba asiento a mi lado.
No —respondí, las palomitas lograron quitarse de mi cabello, al igual que el refresco, y lo del helado ya lo superé —dije, mientras disimulaba una sonrisa.
¡Eres genial! —dijo sonriendo, y me abrazó.
El maestro tardó en llegar, así que aproveché para sacar mi libro y continuar con la lectura. El murmullo interrumpió mi lec-
tura —todos hablaban demasiado fuerte al mismo tiempo, como si intentaran llamar la atención de los demás. Yo seguí enfocada en mi lectura, hasta que la puerta se abrió, e inmediatamente guardé mi libro, creyendo que era el profesor, pero no.
Vi entrar a un chico alto, de cabello oscuro —no, no era el mismo tunante de la heladería. Debo admitir que este sí me parecía atractivo. La mayoría de mis compañeros se acercaron a él y comenzaron a saludarlo de beso y abrazo.
¡No lo puedo creer! —susurró Melanie, mientras rozaba sus lindas mejillas.
¿Qué no puedes creer? —le pregunté.
¡Ryan regresó después de un mes!
¿Quién es Ryan? —Ella me miró incrédula y negó con la cabeza.
¿Cómo que quién es Ryan? Amiga, ¿has estado aquí todo el tiempo y no recuerdas quién es Ryan?
Si no es un escritor o maestro, no es relevante para mí.
Ryan es el chico más popular de todo el instituto; es el capitán del equipo de fútbol americano.
Ah, ya recuerdo quién es; el líder de los populares —ella asintió.
Quizás tardé en reconocerlo, pero ¿cómo sabes que se fue hace un mes, si tú te fuiste hace ocho meses? —pregunté, pero entendí rápidamente cuando volteó a ver fijamente a Erick, a lo que asentí.
Recuerdo de mejor manera a Erick que a quien lidera a ese grupo de mimados.
En medio de tanta algarabía, el maestro llegó pero no para comenzar la clase, sino para interrogar a Ryan sobre su viaje. Sinceramente, no presté atención; me limité a mirar la puerta del salón y pensar en el libro que leía minutos antes.
Ni que fuera la octava maravilla… es solo un chico ordinario —susurré cuando “la clase” terminó.
No es un chico ordinario, Ryan puede controlar al instituto según su antojo; Ryan puede controlar hasta al director, —estás exagerando, dije a Melanie.
Claro, como es el capitán del equipo de fútbol, y al director no le conviene perderlo porque perderían el partido final del año, y la escuela necesita ese trofeo —dije con obviedad.
¡Exacto!
Como sea, para mí era solo un chico ordinario. Durante el resto del día, todos hablaban de lo genial que sería la fiesta que harían por el regreso de Ryan.
La última clase terminó; el día me pareció de lo más aburrido, se enfocó solo en escuchar lo mucho que todos habían extrañado a ese chico.
Ya sabes lo que tienes que hacer, ¡para mañana quiero la tarea completa! ¿Escuchaste, nerd? —dijo la pelirroja.
Ignórala —me decía a mí misma, solo ignórala.
¡Te acabo de hablar, nerd! Para mañana, toda mi tarea, ¿escuchaste?
Deberías hacerla tú —murmuré, con la mirada baja.
¿Escuchaste? —Volvió a preguntar la molesta pelirroja.
Sí —respondí.
Al día siguiente, las clases comenzaron. Lindsay me exigió su tarea antes de que la maestra llegara. Le entregué un folio que ni siquiera revisó y me dio un zape en forma de agradecimiento.
La maestra pidió la tarea, mientras hacía callar a toda la clase. La última en pasar fue Lindsay, con el folio que yo le había entregado.
¿Por qué no hiciste la tarea? —preguntó la maestra.
Lindsay volteó a mirarme con odio; yo solo bajé la mirada, mientras mordía mis labios para contener la risa.
Sí la hice —respondió la pelirroja. ¿Ya checó todo el folio?
Aquí solo hay unas hojas blancas, y otras que dicen “te amo Ryan” —la clase estalló en risas.
Lindsay regresó lentamente a su asiento; al pasar por mi lado, me estiró el cabello.
Me la vas a pagar, maldita nerd —me susurró, mientras caminaba.
El receso llegó.
Si creen que la idea de escribir lo de “Te amo Ryan” fue mía, se equivocan; eso lo saqué de una hoja que encontré en su cuaderno, yo solo me encargué de hacerlo saber a toda la clase.
Me dirigí hacia el salón y me encontré con dos chicas que se encontraban hablando de lo genial que era Ryan en la cama, y la fiesta que tendría lugar el fin de semana en casa de Erick. Claramente, no quise escuchar más de eso, así que salí inmediatamente.
¡Hey! —gritó Melanie, mientras se aproximaba a mí. ¿Vamos a la cafetería?
Sí, claro —le respondí.
Fuimos a la cafetería y me compré un jugo; ella, un yogurt. Pasamos por la mesa de los populares, no por voluntad propia, sino porque cualquiera que quiera sentarse en algún lado de la cafetería, primero tiene que pasar por la mesa donde ellos se sientan. Y sí, esa mesa es exclusiva, solo para ellos.
¡Oye, nerd! —volteé y miré a Linsday junto con su amiga, Sofía.
¿Te vas a tomar ese jugo? —preguntaron.
Sí —respondí, y de inmediato, ellas se levantaron y caminaron hacia mí.
Yo creo que mejor no —dijo Sofía, para luego quitármelo, mientras Lindsay le quitaba el yogurt a Melanie.
Sofía le tiró el jugo encima a Melanie, y Lindsay derramó el yogurt en mi cabeza.
Salí corriendo de la cafetería. —Quizás fue cobarde salir corriendo, pero no me juzguen. ¿Qué habrían hecho ustedes?
Me encerré en el baño.
Yo no les hago nada para que ellas me hagan esto a mí; nunca me he metido con ellas… no realmente.
Abrí la llave del agua y comencé a lavarme el cabello. No se quitó muy bien, pero ya no tenía tanto yogurt encima.
La puerta del baño se abrió y entró Melanie llorando; tal como yo lo hice, abrió la llave y comenzó a lavar su cabello.
Lo siento —me disculpé con ella; todo es mi culpa.
Claro que no —secó sus lágrimas; ellas son unas idiotas, no entiendo por qué disfrutan molestando a los demás.
Si tan solo hubiera hecho su tarea, esto no habría pasado 
—susurré, a lo que Melanie negó y me sonrió a medias.
Hiciste muy bien en no hacerle la tarea a esa bruja plástica, llena de silicón, —reí bajo.
Aun así, lo siento.
Ya basta de disculpas —amplió su sonrisa; mejor olvidemos lo que pasó y esperemos a que sea la hora de salida. ¿Qué te parece si vamos a mi casa y vemos películas?
De acuerdo —nos abrazamos. Eres una gran amiga, ¿lo sabías?
Tú también lo eres, Keysi.
Melanie y yo fuimos a su casa luego de que las clases terminaran. Vimos películas y después hicimos la tarea; estuvimos hablando de muchas cosas, hasta que el chofer llegó por mí.
Me despedí de Melanie y me fui a casa. Entré y rápidamente subí a mi habitación. Comencé a leer el primer libro de la serie de diarios de vampiros, de Morgan Rice, y no recuerdo en qué



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En el texto hay: humor, amor, nerd y populares

Editado: 09.08.2020

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