Él se ha marchado y aún no regresa.
Tenía más de tres días sin aparecer y todas mis esperanzas a que acepte a nuestro hijo se van a la mierda cuando me llega una carta de mi abogado, dónde me informa que Kai inició los trámites de divorcio.
¿De verdad me dejaría por nuestro hijo? ¿Por embarazarme? Me hace sentir culpable aún cuando no lo soy del todo, yo no hice a nuestro hijo sola, si hay culpables somos los dos; él por no protegerse y yo por no tomar la píldora.
—¿Te vas a divorciar por estar embarazada? —. Mi madre no podía creerlo, y yo con pesar asiento.
—Mi esposo no quiere ser papá y no puedo obligarlo —. En mi garganta nace un nudo y duele, las palabras cuestan por salir.
Mamá se toma de la frente mientras ve mi ultrasonido, ella al menos si muestra emoción por la llegada de su segundo nieto.
—¿Y cuál es tu plan? —. Me elevé de hombros.
—Darle el divorcio a Kai, tener a mi hijo y criarlo sola.
Mamá doblo la comisura de sus labios en una mueca que demuestra todo el desprecio que siente por mi marido.
—Ese hombre es un idiota y en varias ocasiones te lo hice saber.
La entiendo, fueron muchas las advertencias que recibí de ella y de Isabela cuando informé que me casaría con Kai y jamás las escuché porque estaba enamorada.
—Lo sé mamá y te debo una disculpa por no prestarte atención cuando debí.
Ella deposita su mano encima de la mía dándome apoyo.
—Ya no estás sola Aurora, tienes a papá, a Isabela, Scott y a mi, con nuestra ayuda saldrás adelante.
—Si, ahora solo debo buscar departamentos en venta para mí y para mí bebé, ya no deseo vivir en la casa de Kai. —. Paso mis manos por mis mejillas húmedas.
—Yo te buscaré las opciones y en unos días te tengo una respuesta.
En esa misma semana mi madre se puso en marcha para buscar departamentos, no quería cumplir mi segundo mes de embarazo y seguir en la casa de Kai y la que solo me trae malos recuerdos.
Luego de dos semanas sin saber de mamá ella me llama para informarme que tenía uno y que se adaptaba a mi presupuesto, recuerdo que ese día le di todo el dinero para que hiciera negocios y ver si al día siguiente podía comenzar a mudarme.
La noche anterior me encontraba armando mi equipaje con todas mis pertenencias.
Estaba tan centrada en lo que hacía que no me di cuenta de cuando Kai ingresó a la que era nuestra habitación con una cara de pocos amigos.
—¿Te vas?
Lo ignoré y continué doblando mi ropa para guardarla toda en una sola maleta, y que las demás me sirvan para guardar mis demás pertenencias.
—Aurora. —. Sentenció firme ante mi falta de emoción al verlo o hablarle.
Me hirió cuando mencionó que no quería ser papá de mi hijo y cuando propuso el divorcio sin importarle que este embarazada.
¿Qué espera de mi ahora? Me negaba rotundamente a seguir viviendo en esta casa.
Estaba por pasarle a un lado pero fue rápido al sujetarme del antebrazo con fuerza impidiendo que atraviese esa puerta.
—¡¿Qué quieres Kai?! —. Le hago frente un poco alterada.
—Simple; ¿A dónde vas con ese equipaje?
—A mi hogar ¿Feliz? —. Él arquea una ceja incrédulo, balbucea palabras inaudibles deslizando su mirada a toda la habitación que estaba quedando sin mis pertenencias.
—Este es tu hogar ¿Qué te pasa?
Increíble.
—¿Qué te pasa a ti? ¡Me pediste el divorcio y lo menos que puedo hacer es irme de tu casa! Y encima, niegas rotundamente hacerte cargo de mi hijo por lo tanto no hago nada aquí. —. Violentamente secó las lágrimas que caen.
—Aurora…
—¡Aurora nada! Si me largo jura a Dios Kai que no vuelves a saber de mi y de mi hijo.
—Sabes que no puedes obligarme a quererlo. —. No quería, yo quería que él lo quisiera por voluntad propia y que lo vea como nuestro hijo.
—Y está bien, como no lo quieres a él yo debo irme. —. Hice el intento de salir pero él no me lo permite. Furiosa lo observo.— ¿Qué?
—Deja la altanería y escúchame. —. Hice silencio y le di el beneficio de la duda.— ¿Lo tendrás?
No entendía y él, despectivo, bajó la mirada a mi abultado vientre.
—¿Tu que crees?
Él lamió sus labios y se que lo que sea que vaya a decir no me agradará.
—No deseo que le hables de mi a ese niño.
Ya sabía yo.
Ya a este punto nada que venga de Kai me sorprende, nada duele porque yo sabía que lo diría.
Entiendo que no lo quiera y que mi hijo no lleve su apellido pero si duele que me pida eso, duele que diga que no quiere que mi hijo sepa quién es su papá.
—Ahora puedo ver lo que mamá e Isabela tanto decían de ti. No puedo creer que tan ciega fui contigo, ¡Me arrepiento tanto de haberme casado contigo! —. Le grité lo último triste, yo lo amo pero ante todo está mi hijo.— Y lo haré Kai, cuando mi hijo pregunte por su papá diré que él murió antes de que naciera.
Termino por agarrar mis cosas y de salir de la alcoba, con Kai gritándome a mis espaldas.
—¡Aurora, esto no puede acabar así! —. Él me seguía apurado por las escaleras y yo me negaba a seguir con él.— ¡Aurora, escúchame!
—¡No, No! —. Me giré molesta a él.— Así como no quieres saber de mi hijo, yo tampoco quiero saber de ti. ¡Muérete Kai!.
—¡Aurora! —. Me agarró de los brazos impidiendo que salga y me pegó contra la pared— No quiero acabar así contigo.
—¿No? —. Él negó y cuando quiso hablar yo lo interrumpí.— ¡Entonces cómo Kai!
—Yo a ti te quiero mucho, me quisiste aún cuando nadie más lo hacía, aún cuando de mi solo recibías advertencias. ¿Entiendes que tan importante eres para mí? Te adoro Aurora pero esto del embarazo no lo puedo aceptar, ni por todo el amor que siento por ti aceptaría a ese bebé.
Sollozo entre sus brazos sintiéndome el doble de peor y el doble de miserable.
Él jamás cambiará de parecer.
—Tu a mi no me amas ya que de hacerlo aceptarías a nuestro hijo… —. Él niega y cuando estaba por replicar yo le grito todo lo que guardo— ¡Tu a mi no me amas, tu solo lo toleras, tu solo me toleras! De amarme lo aceptarías Kai, y tú no lo haces ni lo harás. —. Él se quedó mudo ahí parado viéndome con pena.— ¿Crees que no me doy cuenta de tus acciones conmigo? ¿De cómo me tratas cuando estamos a solas y cuando estamos frente a tus amigos y tu familia? He aguantado tanto solo por amarte y quedarme pero ya no puedo más, ya me cansé de ser el ave fénix que renace de sus cenizas cada que la hieres, ya me cansé de sufrir tanto por ti. ¡Me harté y si tomé el valor de irme ha sido por mi hijo!.
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Editado: 26.03.2024