Miércoles 15 de julio.
10:30 a.m.
El timbre del receso sonó, me levanté y me dirigí a la salida con ayuda de Mike. Quién estaba algo sorprendido por el distanciamiento que había tomado hacía Adam.
—¿Estás segura de que estas bien?
Interrogó. Ya se había demorado en hacerlo.
—Sí, ¿a qué se debe la pregunta?
—No, solo preguntaba.
Si claro, supongamos que fuera verdad ese “preguntaba”
—Si tu inquietud es Adam. Sí, estoy enojada con él, no preguntes el por qué.
Luego de caminar por todo el pasillo hasta llegar a la cafetería me senté frente a Mike, quien permanecía pendiente de lo que dijera o hiciera.
—¿No vas a comer algo? —cuestioné al sentir que no se movía—
—Iré si me prometes que me contaras porque ayer llamaste Dante a Adam.
Dejé salir un suspiro, sí. Ya se estaba demorando y en cualquier momento lo iba a preguntar.
—Es solo la costumbre Mike, antes mantenía pidiéndole favores a Dante y pues se me salió su nombre.
—Si —mencionó fingiendo credibilidad— que curioso que solo se te sale el nombre de Dante cuando ya llevo dos años ayudándote —guardó silencio por unos momentos— estos ya no son de leche. ¿Te das cuenta April?
—Es la verdad.
Respondí contundente.
No oí nada más de su parte que su pantalón rozar con la silla y sus pasos alejándose. Iba al área de alimentos a pedir el refrigerio.
Mientras esperaba a Mike el olor de su perfume llegó a mis fosas nasales. Estaba aquí, sonreí esperando alguna palabra de su parte.
Pero luego una voz femenina llegó a mis oídos y con un gran desconcierto fruncí el ceño tratando de recordar en dónde la había escuchado y de dónde conocía el olor de su perfume.
—Le dije que era cierto, pero no me creyó
Un chico con un dialecto parecido al de Dante se unió a esa conversación.
—Cuando llegó a la fiesta pregunto por ti. Hubieras visto la cara de Tina —río—
—¡Chiuso!
Chilló en italiano haciendo que no entendiera nada, pero eso no me importaba. Lo que si me interesaba es saber porque hablaban de Dante y él solo reía.
Dante, el chico y la chica que iban con él pasaron por mi lado, la conversación parecía importante para él, pues ni se molestó en saludarme.
Y entonces lo recordé. La voz de la chica venía de una de las alumnas nuevas que habían llegado y ella estaba en mi salón, el chico que iba con ella también era nuevo. No he hablado con ellos, pero ella ha llamado muchas veces a Dante, la he escuchado varias veces.
Volteé mi cara en dirección de dónde venía la voz de él junto a la de ella y apreté mis puños sobre la mesa.
—Al menos disimula un poco que te gusta y estás celosa.
La voz de Mike apareció al lado mío, estaba tan concentrada en Dante que no noté que él ya estaba aquí, oí cuando dejó los refrigerios en la mesa y luego tomó mis manos que ya estaban encima de ella.
—Él no me gusta, ni siquiera un poco.
Reproché aflojando mis puños que estaban bajo sus manos.
—Si, niégalo las veces que lo veas necesario, pero si lo vas hacer pídele a tu cara que no te delaté. April
Llamó mi atención con la última palabra que mencionaba mi nombre.
—Eres mi mejor amiga y quiero que hagas las cosas bien. Así que te pido que pienses en ello. — entrelazo mis dedos con los suyos—. Sé que te ha gustado Adam desde tiempos atrás, Adam sentía atracción hacia ti, porque decía él que eres una chica que no se deja caer por los obstáculos. Por eso él te quiere, pero sé que lo que sientes por él y lo que él siente por ti no es amor. Lo sé porque veo que no hay confianza en ustedes y eres muy reservada con él, he visto las conversaciones que tienen cuando están solos, son muy diferentes a las que tenías con Dante. Ustedes mantenían juntos, no negaré que si me molesta que por Dante hayas capado varias veces clases y que también te hayas olvidado de mi cumpleaños. Pero quiero elijas lo mejor para tu felicidad.
Ya no era solo mi mejor amigo, también sonaba como un hermano mayor y eso me sorprendía, pero me gustaba esa parte de él.
—Agradezco tu preocupación —le regalé una sonrisa— pero Adam es parte de mi felicidad, por eso estoy con él.
—Eso es April, ya lo dijiste. Adam es parte de tu felicidad, más no es tu felicidad.
Quise responder, pero no sabía que decir, ¿qué se suponía que debería de decirle? ¿Qué era cierto? ¿Qué era mentira?
Cuando creí que tenía la respuesta correcta el nombrado anteriormente llamó mi atención.
—April, ¿podemos hablar?
Estaba sorprendida, no sabía que decir o hacer, solo me quede en un silencio que para mí fueron segundos, pero al parecer fueron más que segundos.
—Yo como que mejor me voy, los dejaré para que hablen.
Su mano se resbaló por la mía soltándola y su pantalón sonó al rozar con la silla. Se había levantado.
—Mike —tomé su mano al sentirlo cerca mío—
—Volveré luego.
Sus pasos afanados se alejaron dejándome sola con Adam, tenía nervios. No tenía planeado hablar con él, y creo que tampoco lo quería hacer, no aún.
—April
Su mano tomó la mía entre la suya, no me había dado cuenta en qué momento se había sentado frente a mí.
—Quería hablar contigo, no quiero que peleemos, no me agrada la idea de estar peleando contigo y menos por algo que no vale la pena.
Fruncí mi ceño dando a conocer la indignidad. ¿Algo? Estaba refiriéndose a Dante como un objeto, ¿o solo era mi impresión?
—Adam —resbalé mis manos entre las suyas haciendo que soltara las mías— Dante no es un objeto para que te refieras a él por un “algo” él es una persona y es mi amigo.
—No me estaba refiriendo a él.
Se justifico
—Lo hiciste —ataqué— él sea o no sea la razón por la que no te he hablado hoy no deberías de dirigirte hacia él como un objeto cuando es una persona.