—Hey niño, ¿Qué haces aquí?— fueron las primeras palabras que escuche de ella, Su cabello corto color castaño, su piel blanca y esa frialdad a la hora de hablar me helaron la piel, incluso más que el viento que me azotaba —Mi nombre es Diana y ¿El tuyo?... ¿no puedes hablar? O ¿Es que tienes frio?
Aun que esas fueron sus palabras, tardo varios minutos en ofrecerme el abrigo que llevaba. Esa mujer se quedó a mi lado en silencio durante mucho tiempo “Me quedare, hasta que alguien venga por ti”… esas palabras me reconfortaron pero al mismo tiempo me entristecieron, ya que nadie vendrá a buscarme.
—¿Por qué sigue aquí— pregunte a la mujer que miraba su reloj a mi lado —¿Aun cree que alguien se preocupa y que vendrán a buscarme a este callejón?
—Mira, si no eres mudo… soy la agente especial Diana, de la primera división de seguridad pública de Nueva Luz y por supuesto que sé que nadie te busca… te observe hace días… ¿Por qué no vas a un orfanato? O al instituto de ayuda infantil.
—Prefiero quedarme en la calle. No me gustan esos lugares...
—¿Aunque pases frio y hambre? Se que los orfanatos y los institutos no son lo mejor, pero es mejor que esto.
—… usted dijo que me vio hace días, ¿por qué apenas me hablo?
—Ni idea, supongo que hoy hace más frio que los últimos catorce días… ¿No quieres ir a mi casa? Puedes quedarte unos días.
—… eso suena muy mal.
—Lo sé, pero he comprado una casa muy grande para mi sola… pareces ser un chico listo, supondré que me entenderás. Si vienes conmigo tendrás una casa, comida y no volverás a pasar frio… y a cambio, yo no me sentiré sola. Que dices. Un gran trato, ¿no?
1
Antes de darnos cuenta los meses pasaron, Diana salía a trabajar después del desayuno y llegaba siempre a la hora de cenar. Hoy hace dos meses que Diana me recogió y como siempre hago desde hace un mes estoy recogiendo la casa mientras la espero para cenar. Cuando termine con las tareas que no me pidió que realizara, me puse a leer, para matar el tiempo hasta que llegara.
—¿Tienes un nombre?— me pregunto cuando nos disponíamos a cenar —Hace dos meses que vivimos juntos y nunca me has dicho tu nombre… no esperas que siempre te llame “niño” o te diga “hey chico” ¿O sí?
En este tiempo siempre he evitado decirle mi nombre, tal vez sea una tontería, pero… no quiero que me llame como esas personas me nombraron.
—Te estuve investigando. Y no existes… no tienes registro, no tienes fotos oficiales e incluso investigue tus huellas, sin resultado. ¿Nunca te registraron?
—No lo se.
—Eso significa que no tienes un nombre… ¿puedo ponerte uno?
Asentí en respuesta.
—Nero, siempre me gusto ese nombre. Un nombre de la antigüedad que significa “Fuerza” no se sabe muy bien donde se originó, pero se cree que es de origen sabino, un pueblo cerca de la antigua Roma, la cual muchos creen que fue la cuna de la civilización de la humanidad.
—… me gusta ese nombre.
Diana sonrió y de igual manera yo lo hice.
2
El tiempo pasa demasiado rápido, hoy se cumplen ocho años desde que Diana me recogió como aun perrito abandonado. Diana y yo estábamos cenando como siempre, aunque esta vez, ambos estamos enojados.
—No pensé que te enojarías por mi decisión— dije sin verla —Pero no habías dicho, ¿Qué me apoyarías en lo que decidiera?
—Se lo que dije— dijo algo molesta —Pero me refería con ir a la universidad o algo por estilo Nero, pero por nada en el mundo te permito intentar entrar a la seguridad pública. Es un trabajo peligroso
—¿Si están peligroso porque lo haces? Además, solo lo intentare, no es seguro que entre.
—Entraras, eres inteligente, mantienes tu cuerpo en forma, sabes defenderte mejor que incluso unos agentes… ¿crees que no me entere de esa pelea el mes pasado? Y además no tienes una relación. El candidato perfecto. Lo sé porque soy la jefa, ¿lo olvidas?
Sus palabras me molestaron, no es la primera vez que discutimos, pero de alguna manera, esta situación me reconforta… parece que somos una familia común, como si fuese un simple adolescente discutiendo con su madre.
—Ya soy mayor de edad, ¿Por qué tienes que decidir tú lo que tengo que hacer con mi vida?
—… di lo quieras Nero, pero ya está decidido, no tienes permiso— Cuando estaba a punto de levantarse, con suspiro volvió a sentarse —¿Qué te parece un trato? En una semana se abre las inscripciones a la universidad de Luz del mañana, ve a verla, ve sus propuestas de estudio y organización, puede que te llame la atención. Si después de ir sigues sin encontrarle interes, dejo que hagas el examen a la seguridad pública, ¿Qué dices?
—Trato, aunque no tengo estudios previos.
—Tranquilo, si quieres entrar a la universidad, puedo conseguirte papeles relativamente fácil— Diana sonrió y de igual manera yo, mientras negaba en silencio.
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Editado: 08.08.2023