Your True Self

Capítulo IX

Coloqué mis productos y esperé a que el cajero me cobrara, no pude evitar comerme al chico con la mirada, era atractivo, me gustaban sus manos y su color de ojos.

Que, ahora que lo veía bien, se parecía mucho a los de...

—Son 10,50 —asentí y le entregué un billete y un par de monedas.

—Muchas gracias —le dije mientras recibía mis bolsas y le sonreía coqueto al chico, quien me devolvió la sonrisa.

Uh, lindo.

Llegué al departamento y dejé las bolsas en el mesón de la cocina. Noté que todo estaba muy silencioso.

Sonreí malicioso.

Caminé casi de puntillas hasta el baño y golpeé fuertemente la puerta de este, un estruendo se escuchó desde adentro y no pude retener las carcajadas.

—Lamento interrumpir, pero no voy a hacer el almuerzo yo solo. Además, existen cuartos con camas mas cómodas que el piso del baño

La puerta se abrió un poco y los ojos de Ángel me miraron molestos.

—Te odio

—Sabes que no es cierto —bajé mi mirada y observé el dije que guindaba de su cuello, un montón de recuerdos volvieron a mi mente.

—¿Isaac?

Parpadeé varias veces y volví al presente.

—Apúrense, pondré el agua

El par de tórtolos apareció en la cocina unos minutos después, observé a mis mejores amigos con una sonrisa de suficiencia, aún no era suficiente la cantidad de veces que les había dicho "se los dije".

Johan pasó a mi lado algo avergonzado mientras tomaba las verduras y empezaba a picarlas.

—Isaac, ¿y este número de teléfono?

—¿Qué?

Ángel agitaba un papelito en sus manos con una ceja alzada.

—Oh, eso es mío

—No me digas... el cajero estaba bueno

—Lo estaba, es nuevo. Solo para aclarar, yo no le pedí el número

Me entregó el papel con un suspiro.

—Riega las plantas. Johan y yo haremos la comida

—Está bien —miré las plantas que cierto pelirrojo nos había traído mientras el agua caía sobre ellas.

Había pasado un tiempo, exactamente un año.

No había vuelto a tener noticias de Asriel desde entonces.

Mi mente había tratado de bloquear todo lo relacionado con él, pero había demasiados objetos que me lo recordaban, así que la presión en mi pecho se mantenía ahí, leve, pero seguía ahí.

Pasé los siguientes días yendo a la universidad, trabajando, viendo series y dudando en si debía llamar al cajero o no.

Finalmente marqué el número escrito en el papel y esperé.

—¿Hola? ¿Quién habla? —tenía una voz suave.

—Hola, es... el chico del supermercado, encontré este papelito en mis bolsas y... supuse que querías que te llamara

—Oh, hola... si, quería. Pero primero ¿Cómo te llamas?

—Isaac, ¿y tú?

—Soy Paul

—Un placer

Hablamos por unos minutos más, hasta que me preguntó si podíamos salir a tomar algo esta noche, obviamente acepté y un par de horas más tarde me encontraba en la barra de un bar cerca de la universidad, esperando.

—Lamento la tardanza —el chico apareció con una sonrisa, se sentó a mi lado y pude notar el hoyuelo que se formaba en su mejilla derecha.

—Me gusta tu sonrisa —dije antes de poder evitarlo.

Me observó curioso antes de agradecerme el cumplido.

Pedimos un par de cervezas y una sensación de nostalgia invadió mi mente al ver la jarra en mi mano.

Ya había pasado un año, ¿Por qué seguía recordándolo?

La noche transcurrió bastante tranquila, conversamos y reímos mientras los minutos pasaban, pronto sentí el efecto del alcohol en mi cuerpo y empecé a balbucear.

—Ya deberíamos irnos. Es tarde

—¡No! Él va a volver en cualquier momento

—¿Él? —preguntó Paul claramente confundido.

Mierda.

Cierra la boca Isaac.

—Ya ha pasado mucho tiempo, pero se que va a volver, lo presiento, y también lo prometió... ¿Por qué tarda tanto?

—Creo que ya estas delirando. Vamos, conseguiré un taxi —intenté alejarme de Paul, pero él me sujeto fuerte contra su pecho para que no cayera y nos sacó a ambos del local.

El frío aire de la noche impactó en mi rostro. Me sentí más lúcido.

—Lo siento

—¿Qué?

—Seguramente piensas que soy de esos borrachos fastidiosos, y probablemente no quieras invitarme nunca más

—No... está bien. Tuviste una ruptura recientemente, lo entiendo

¿Qué?

—¿Ruptura?

—Si, por eso hablas de un "él". Está bien, te dejaré en tu casa y saldremos otro día, preferiblemente sin alcohol de por medio. ¿De acuerdo?

—Eres un ángel

Él rio suavemente y un taxi se detuvo frente a nosotros, primero me dejó en mi edificio, Paul se despidió con una sonrisa y un beso en mi mejilla.

Esa noche soñé con unos ojos claros como la miel derretida.

A la mañana siguiente tenía un ligero dolor de cabeza, me sentía avergonzado por la situación de anoche y esperaba que Paul si quisiera salir conmigo de nuevo.

Ángel y yo nos sentamos a comer, mientras trataba de convencerme de que saliera con ella y Johan mañana.

Absolutamente no.

—Isaac, somos amigos, podemos ir los tres juntos. Lo pasaremos bien

—No, vayan ustedes. Yo... seguramente salga con alguien... o algo así

—Pero...

—Estaré bien Ángel. Vayan al parque y diviértanse, yo... tengo otros planes

—De acuerdo, pero sea lo que sea, te cuidas

—Siempre

Hace poco habían inaugurado un parque en la ciudad, todo el que había ido comentaba que era increíble y "mágico". Tenían shows de magia, payasos y muchos puestos de comida, además de que, por ser nuevo, la entrada era económica.

Ahora que teníamos tiempo libre, los chicos habían querido ir, pero no quería ser la tercera rueda en la salida. Johan y Ángel habían comenzado a salir oficialmente hace poco y estaban en la etapa melosa y en la que tenían sexo a cada rato. Me daban un poco de envidia.

Obviamente quería ir, pero... mejor después.

Al día siguiente me quedé en casa... haciendo un maratón de películas con un enorme bote de helado. Había querido llamar a Paul, pero me daba vergüenza.



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En el texto hay: erótica, drama, gay

Editado: 09.11.2020

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