❥. CAPÍTULO III

Minho volvió bastante tarde a su casa, pues se había quedado un rato ayudando a un amigo en la empresa donde trabajaba como coreógrafo en muchas empresas, uno de los mejores de toda Corea del Sur, tenía una presentación pronto, y necesitaba a todos los bailarines listos, el problema de que no se supiera los pasos de la coreografía, hizo que estuviera distraído, ni siquiera se acordaba, ahora, de haberse encontrado con Jeongin.

Estaba tan cansado que no se fijó en el frío recibimiento de Jisung.

Le dio un beso en la mejilla, saludó a los trillizos en sus cunas y se tiró en un sofá.

—¡Estoy muerto! — exclamó.

Jisung no dijo nada, se sentó al frente a él y lo miró un rato, mientras se mordía los labios.

—¿Qué hiciste hoy? ¿A quién viste? — le preguntó.

—Fui a ver a Seonghwa, y le ayudé con parte de la coreografía— respondió él.

—¿No viste a nadie más?

Minho iba a contestarle que vio a Jeongin, pero se acordó que él le pidió que no lo delatara.

—No — dijo después de un momento de vacilación.

—Ah — respondió Jisung, y comenzó a retorcerse las manos, Minho estaba con los ojos cerrados y no se dio cuenta.

De pronto, él se puso a llorar.

—No merezco que me mientas — dijo.

Minho se incorporó e intentó abrazarlo, pero él lo rechazó.

—Tenía la esperanza de que me dijeras la verdad, que esto aún se podía salvar, pero veo que te has convertido en un mentiroso traidor — de pronto dejó de llorar y lo miró con furia — No dejaré que te acerques a mis hijos.

—Jisung, no entiendo de qué hablas — dijo él.

—Es lo típico que dicen los infieles, Changbin me lo dijo.

—¿Changbin? ¿Qué tiene que ver Changbin?

—Por un momento pensé que el asunto se explicaría de una manera adecuada para ti, pero veo que no, le diré que puede publicarla, porque supongo que eso incluso te gustaría, para que todos vean que el famoso Lee Minho es irresistible ¿O no?

—¡No tengo idea de qué me hablas, Jisung!

Jisung no se dignó a contestarle, fue al teléfono y habló.

—¿Changbin? Tenías toda la razón, todo era verdad, lamento haberte lanzado ese plato a la cabeza. ¿Puedes venir a buscarnos? No quiero estar un minuto más acá.

—Pero, Jisung, explícame qué pasa.

Jisung no quiso escucharle, se encerró en la habitación e ignoró las súplicas de Minho, poco después llegó Changbin, quien entró sin llamar a la puerta y mirando burlón a Minho, se llevó a Jisung y a los trillizos.

—¡Maldito Changbin, algo tienes que haber hecho tú!

—No, lo hiciste tú, y muchas gracias — respondió él y antes de irse, le pasó a Minho un sobre con una foto.

Minho la miró, aparecía él, siendo besado por un chico rubio, él sabía que era en la mejilla, pero el ángulo de la foto se prestaba para confusión.

—Maldición, si hubiera sabido de qué rayos hablaba, habría podido explicarle todo — gruñó Minho, buscó su auto y partió tras su marido.

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Mientras, tanto al otro lado de Seúl, Jeongin cenaba con Hyunjin, habían pasado juntos todo el día, y él había encontrado el momento de aclararle lo de la chica que lo había besado.

—Es que Caroline es italiana y en su cultura todos se besan, hasta entre hombres. No te imaginas todos los problemas que he tenido por amigos que me besan, y como en Corea eso no pasa.

—Así que es italiana.

—Claro.

—Y se llama Caroline, súper italiano el nombre — se burló Jeongin.

—Es que la madre era seguidora de una actriz británica llamada Caroline — respondió él.

Jeongin no le creyó mucho, pero agradeció el gesto.

—¿Y ese a quien besaste, acaso no es uno de los mejores coreógrafos de toda corea? — preguntó él, ansioso.

—¿Yo? ¿Besar?

—Si, Jeongin, besaste a un tipo esta tarde.

—Sólo fue un beso en la mejilla.

—Yo te expliqué lo del beso con Caroline, ella es sólo una amiga. ¿No me vas a explicar lo del beso con el coreógrafo?

Jeongin ahogó una risita.

—¿Por qué te interesa saberlo?

Hyunjin se confundió ante la pregunta.

—No es que me interesé, es que pensé que era justo, si yo te contaba de mi beso, tú me contarías del tuyo.

—Pero yo jamás te pedí que me contaras del beso.

—Sí, pero... — Hyunjin estaba aún más confundido. ¿Por qué él no quería responderle? — ¿Son novios? ¿Ese coreógrafo y tú?

Jeongin se horrorizó.

—¡Él es casado!

—¿Casado? No lo sabía. ¿Y qué tiene que sea casado?

Jeongin lo miró algo escandalizado.

—¿Andarías tú con una hombre casado?

Él no dijo nada, pero su sonrisa le dio la respuesta.

—¡Qué inmoral! ¿Y así te crees con el derecho a educar?

—Sólo fueron dos veces, además si todos somos adultos...

—Creo que no quiero hablar más del tema — dijo Jeongin, aunque se moría de ganas de preguntarle detalles.

—Pero tú fuiste quien saco el tema— respondió él.

—¡Tú empezaste a hablar de un hombre casado!

—¿Qué hombre casado? Ah, ese que es tu amante, el bailarín.

—¡No es mi amante!

—Pero lo besaste.

—¡Sólo lo besé para ponerte celoso! — entonces, Jeongin se dio cuenta de que había hablado de más y se tapó la boca.

Hyunjin sonrió triunfante.

—¡Lo sabía! ¡Ese beso con Caroline te puso celosa!

—No, sólo que...

—Vamos, Jeongin, confiésalo, te gusta este feo profesor sin dinero — repuso alegremente, señalándose.

—Tú no eres nada feo — reclamó Jeongin.

—Pero te gusto...

Jeongin lo miró algo asustado, luego, se rio y negó con la cabeza.

—No conseguirás que yo sea el primera en declararme, hazlo tú.

—Pero dime si te gusto, aunque sea un poquito.

—Tendrás que averiguarlo — sin darse cuenta de la coquetería de su gesto, le guiñó el ojo y se acarició el cabello.