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Changes II

Mateo, Erika y todos los demás manejaron hasta el cansancio en dirección de la casa de Leila Sorní.

Z-Day 10. 12:28

—¿Preparados para abandonar esta casa? — Preguntó Mateo Argarañaz con una sonrisa en su rostro.

—No. — Respondió la pequeña Anais.

—Vamos, Anais. La casa de Sorní es gigantesca, es como un castillo de princesas. Seremos princesas, con nuestros caballeros y un pequeño pero feroz dragón peleando contra malvados goblins que buscan nuestra piel y órganos para propagar su miserable virus en forma de pandemia. — Exageró Dario Fernandez.

—¿Te parece correcto traumar a la niña de esa manera? — Retó Sorní.

—Lo lamento.

—Por cierto, Ana. ¿Como se llamaba tu padre? — Se atrevió a preguntar Nicole Gauta con una calida seriedad en sus palabras.

—Mi papi se llama... Luis Richards. — Respondió con ojos vidriados.

—¿¡El mismo que pasaba las noticias a las doce del mediodía!? — Preguntó Dario con ojos tan abiertos como platos.

—Sí, mi papá era periodistador.

—Periodista, se dice periodista. Aprende bien pequeña Anais que sino quedas como Mateo. — Bromeó Erika Ríos.

—Según esta radio los televisores ya no andan, no hay WI-FI, y dejará de haber luz en esta ciudad y cercanas, el gobierno ha comenzado a dejar provisiones en cajas y ha creado los llamados ''Bloques''. Esto último pasó uno de los primeros días de la infección. Los bloques tienen una base, y un perímetro, básicamente son los nuevos distritos en todo el mundo, sin ciudades, sin provincias, solo países. Aquellos que habiten en los bloques van a tener ciertas ventajas que los que andan sin facción no tendrán, así lo dijeron en la radio. — Relató Sorní.

—Ahora que dices todo esto, ¿El agua se acabo hace unos días o me parece? — Preguntó Dario abriendo el grifo.

—Sí, lamentablemente estamos sin agua. Ya era hora de que dejemos de tener tantos lujos... — Dijo Mateo nostálgico.

En algún pasado...

—¡Mateo! ¡Ayuda a tu hermana a limpiar la casa! — Gritó la madre.

—¡Ahora voy! — Respondió a los gritos Mateo, quien no se levantó de su cama.

En el presente...

—Mierda, no me queda mucha batería en el celular, lo cargue ayer y ya se me está acabando. ¿Alguien tiene un reloj? — Preguntó Mateo

—No, nadie tiene reloj. Solo tú, Gauta y el gordo tenían sus celulares a mano. Tranquilo que el gordo ya ha intentado cargar su celular, es inútil, ya han cortado la luz. Mi padre era uno de los que se encargaba de aprovisionar a todos los trabajadores de las centrales eléctricas y demás. Nos vamos a quedar sin saber la hora... — Dijo Sorní.

—¿Leila? ¿Quién es tu padre? — Preguntó Dario con curiosidad.

—Es un gran empresario que trabajó con el gobierno y en casos como este, era quien se encargaba de hacer que todos aquellos que estén a su palma gocen placeres y lujos que aquellos que no estén a su palma no tenían.

—Ah, lo conoceremos mañana. Mañana iremos hacia tu casa. — Dijo Erika dandole dandole una coqueta mirada a Mateo.

—Algo bueno es que de este lado del puente recién están comenzando a llegar los zombies. — Dijo la enfermera Olivia.

—¡Buen día! — Exclamó Anais.

Todos se dispersaron en la casa que en la que habitaban desde hace unos días tras el pasar el puente el día siguiente a rescatar a Anais, todos excepto Mateo y Erika, quienes se dirigieron a la habitación de Mateo y Dario en el segundo piso.

—Eres un buen líder, Mateo. — Mientras el joven se recostaba en su regazo.

—No mientras Erika, me falta mucho como para ser el líder que se merece un grupo así. Digo, tú eres habilidosa en todo, Gauta es ágil, Sorní inteligente y Dario es un genio de las armas, yo no tengo nada de eso.

—¿Quieres saber que tienes? — Preguntó la chica con una sonrisa juguetona.

—Creo que ya lo sé... — Dijo de manera pícara.

—¿Cree... — Erika fue interrumpida por un apasionado y cálido beso de Mateo que duraría un largo rato.

—Eso fue inesperado. — Sonrió una vez el beso terminó debido a que Mateo recordó que debía acomodar el armamento con Dario.

—El apocalipsis también... — Le devolvió la sonrisa.

—Pero lo tuyo es diferente, tus labios son tan dulces, el apocalipsis es agrio. — Dijo acomodándose el pelo.

—Quizás no seamos tan diferentes, Erika. Hasta hace poco pensé que este momento sería imposible, sabes, le agradezco un poco al fin del mundo por reunirnos y culminar mi, perdón, nuestro amor. — Dijo gesticulando mucho con sus manos.

—Y tenías que decirlo eh. — Exclamó enojada.

Erika salió por la puerta y bajó las escaleras, Mateo luego de quejarse, sin tomar en cuenta que hizo recordar a Erika que perdió a su ex-novio por su culpa, se decidió por fingir que no pasó nada e ir a ayudar a Dario.




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