Capítulo 8

En la casa del padre de Zehra...

Como todos los días, el hombre va hacia su buzón por si tiene algunas facturas o algo relacionado a sus negocios que de a poco iba reponiendo, pero sobretodo, mantenía la leve esperanza de recibir noticias de su hija donde fuera que esté, pues no creía lo que su esposa le decía, que ella se había olvidado de él. Aunque de ser así, podía entender sus razones.

En el buzón había facturas y cartas de algunos socios de su empresa, pero entre todas ellas, una carta llamó su atención. La misma estaba escrita con una caligrafía prolija que le resultaba familiar, no decía de quién pertenecía, pero sí con sumo cuidado alguien había escrito "Para Azad Mesut." De quién sería, no lo sabía.

Se la guardó en primera instancia con las otras y se dirigió a su despacho, pues le gustaba leer la correspondencia a solas y no en compañía de su esposa.

Cerró la puerta con llave al entrar para que nadie lo molestará, tomó asiento en la silla de su escritorio, dejó las facturas y las demás cartas a un lado del mismo y abrió la misteriosa.

Con solo las dos primeras palabras que leyó, al hombre se le humedecieron los ojos, la carta era de su hija y no podía contener la emoción de saber que su amada hija le había escrito. Con esto, su corazón se aceleró y su angustia pareció ir disminuyendo a medida que la leía.

Ella estaba bien y eso era lo importante, aunque claramente no estuviera del todo bien con él, en esa carta le explicó que seguiría escribiendo porque a pesar de todo era su padre pese a los problemas que tuvieran.

Aunque leyó el remitente de donde había sido enviada, él mantuvo la palabra de su hija que no la buscará, pues claramente aún no lo perdonaba por haberla descuidado de tal manera, que no tuvo más remedio que irse.

– Lo siento hija, después de todo. No he sido un buen padre...

Pensó, mientras secaba sus lágrimas.