Zehra en la casa de Yamile...
– Zehra, que sorpresa tenerte aquí. ¿Cómo has estado? ¿Te han dado libre? – dijo su amiga dándole un abrazo.
– Solo tuve ayer, hoy solo estoy de paso porque debo llevar algunas cosas para la hacienda.
– Oh bueno, pasa adelante, puedes quedarte un ratito.
Zehra entró a la casa y se sentó en uno de los sillones.
– ¿Cómo está tu madre? – preguntó Zehra.
– Anda bien, ahora está trabajando. Yo tengo libre.
– ¿Nunca has pensado en estudiar algo?
Yamile tomó asiento frente a ella y dijo:
– La verdad nunca me he puesto a pensar en eso, para gente como nosotros de clase humilde, no tenemos muchas oportunidades para hacer una carrera, cuesta mucho.
– Pero algo tiene que haber en esta ciudad para hacer, algo simple por lo menos.
– Bueno, hay una escuela donde puedes estudiar cocina y es bastante accesible.
– ¿Y nunca ha decidido probar de ir y preguntar cómo es que se manejan?
– Nunca se me ha ocurrido, pero sería buena idea, la cocina me gusta.
– Deberías ir a preguntar con tu madre, tal vez puedes empezar.
– No sería mala idea, se lo comentaré.
– Me parece bien. – dijo sonriendo. – Pero bueno, además de hacerte una visita vengo a comentarte algo.
– Dime...
– Le escribí a mi padre.
– ¿De verdad? ¡Qué bueno! - exclama de forma entusiasmada.
– Sí... lo que vengo a decirte es que le di tu dirección por si quiere responderme. Aunque le aclaré que no era donde vivía sino de alguien que había conocido. Conociendo a mi padre, creo que cumplirá con lo que le dije que no me viniera a buscar, por lo tanto, no te preocupes que no aparecerá. Además si te ve hoy en día, ni siquiera te podrá conocer, pues cuando te fuiste eras una niña, y desde entonces has tenido un gran cambio. Por lo tanto, si recibes una carta que es dirigida a mí, llamas al número de la mansión para avisarme, pues ya le he pedido permiso a la señora y me dijo que no había problema. Espero que no te enojes por lo que hice.
– Tranquila, por supuesto que no, yo te llamaré si recibo cualquier carta que sea para ti.
– Muchas gracias. – dijo sonriendo.
Zehra se puso de pie y se despidió de su amiga con una abrazo.