Esa noche tanto Amir y Nuray se reunieron en el jardín trasero de la casa en un lugar bastante retirado de la mansión.
En un principio, un silencio incómodo los invadió, hasta que Nuray habló.
— Creo que sabes porqué estamos aquí — seriamente.
— Sí lo sé — respondió Yalisa.
— Quiero que nos digas la verdad, ¿de quién es ese hijo?
— Ya se lo dije señora, el niño es del señor Amir.
— ¡NO MIENTAS! — rugió Amir — ¡Ese niño no es mío!
Amir caminaba nervioso de un lado para otro, no sabía hasta cuando iba aguantar tanta osadía de esta mujer.
— Yalisa, te estoy dando la oportunidad de que digas la verdad. De aquí no te vas hasta que la digas, y te aconsejo que lo hagas antes de que esto llegue a más. ¿De quién es el hijo?
— Ya se lo he dicho señora, esa es la verdad.
En ese momento, Amir no aguantando más aquello y observando que esta mujer no iba a cantar, sacó su revólver y se lo puso en la cabeza.
— Dí la verdad, ¿de quién es el hijo?
Yalisa había entrado en un estado de shock, no podía hablar y miró a la señora Nuray como pidiendo que le dijera a su hijo que dejará de apuntarla con el revólver. Nuray, conociendo sus intenciones respondió:
— No pienso detenerlo o dices la verdad o mueres aquí.
— No tientes a tu suerte Yalisa — dijo Amir —, sabes muy bien de lo que soy capaz.
Yalisa, viendo que Amir era capaz de pegarle un tiro. Entre llorosos y temiendo por su vida, dijo la verdad:
— ¡De acuerdo! ¡Está bien diré la verdad! ¡El hijo que espero no es del señor Amir!
— ¿De quién es Yalisa? — preguntó Nuray.
— Es de Fariq, el esposo de Jenna.
Tanto Amir como Nuray se miraron sorprendidos y luego de está confesión obtenida a la fuerza, Amir retiró el revólver de Yalisa y dijo:
— ¡No quiero verte más en este lugar! ¡Vete lejos de mi vista, pero primero, reclamale a tu amante sobre su hijo, antes de pretender que yo me haga cargo de algo que no es mío!
Y con paso firme, se fue del lugar. Nuray se quedó a solas con Yalisa y dijo:
— Antes de irte, soluciona tu problema con Fariq, que él se haga cargo de su hijo y de paso, que le diga la verdad a su esposa, de lo contrario, lo haremos nosotros — dijo con rabia.