He logrado dormir, aunque solo sea un poco. El cansancio aún pesa sobre mis párpados mientras me estiro sobre las cálidas y confortables sábanas. Al girar la cabeza para observar la hora en el holograma del reloj digital a un lado, me doy cuenta de que se me está haciendo tarde. No puedo permitirme perder tiempo, así que me levanto de la cama y me doy una ducha rápida. Luego elijo un nanotraje al azar y me ato el cabello con una cinta negra. Antes de salir, paso por la cocina para prepararme algo para desayunar. Después de alimentarme, salgo de mi casa y entro al portal que me llevará al palacio. Tengo que continuar con mi trabajo.
El Palacio luce tranquilo y normal, como cualquier otro día. No hay señales de una posible aparición de Ashtaria, es como si ella aún estuviera de viaje. Me pregunto si Ashtaria vendrá a enfrentar la situación. Handul debe haber informado a mi padre y al resto de la élite...
Caminando por los pasillos del Palacio, soy sorprendido por Neefar, quien aparece por detrás y me saluda con esa tímida sonrisa que le caracteriza.
—Hola, Kiharu.
—Neefar, ¿qué haces tan temprano en el palacio? —pregunto, deteniéndome para charlar con ella. Sabía que Neefar vendría al palacio para ver cómo estoy, pero pensé que lo haría más tarde.
—El gran Halu convocó a la élite para una reunión. ¿No te ha contactado aún?
—Eh… No.
—Bueno, supongo que no tardará en llamarte. De todas formas, trabajas aquí.
—Lo más seguro es que sí.
Neefar me asiente con una sonrisa discreta, pero noto que su expresión se vuelve más seria.
—¿Y cómo amaneces hoy?
—Pude descansar algo, pero no del todo —respondo, notando que su sonrisa comienza a desvanecerse, lo que me impulsa a querer animarla—... Pero no te preocupes, me siento listo para trabajar y todo gracias a ti.
—Bueno, siempre puedes contar conmigo. En cualquier momento puedes llamarme y yo vendré.
—Muchas gracias, Neefar. Me alegra tenerte como mi mejor amiga.
—Igual a mí. —Un leve rubor tiñe sus mejillas mientras me sonríe, y sus ojos turquesas se encuentran con los míos—. Tus ojos ya se ven mejor, eso me hace pensar que ya estás recuperándote. Sería bueno que a mediodía vuelvas a tomar un descanso. Puedes pasar por la enfermería del palacio y usar una de las camillas para dormir un rato, te hará bien.
—Sí, creo que haré eso.
Luego de un breve silencio, Neefar pregunta:
—¿Has visto a Klea?
—No, pero supongo que está en el laboratorio de investigaciones. ¿Vamos?
Mientras caminamos por el área de ingeniería del Palacio, me cautiva la sonrisa radiante de Neefar. Me encanta verla así; es una de esas personas que pueden contagiar fácilmente la felicidad a los demás. La escucho con atención mientras me cuenta sobre algunas de las tecnologías que se utilizarán en la misión de Tiakam.
—Estoy muy emocionada por usar la nueva tecnología de manipulación genética que he desarrollado junto a Brawn. Es algo increíble.
—¿De qué se trata? —pregunto, intrigado por su entusiasmo.
—Con esa tecnología, podríamos manipular los genes de los seres vivos, cambiar la estructura del ADN y crear seres vivos jamás vistos antes. ¡Es como jugar a ser el creador de todo! —responde en un tono muy entusiasta.
—¡Eso suena increíble! Por favor, permíteme ayudarte cuando empieces a usarlo. Sabes que todo lo relacionado con la ciencia me apasiona.
—¡Sí, hagámoslo! —dice, sonriéndome. Definitivamente, solo ella logra contagiarme con su alegría.
—¡Genial! Estaré impaciente.
Finalmente, llegamos al salón de investigaciones, donde Klea y el equipo de científicos ya están reunidos. Como todos los días, saludo a todo el equipo y luego verifico que todos los monitores espaciales estén encendidos para garantizar que nuestro sistema planetario esté libre de cualquier tipo de amenazas. Me alegra encontrar que todo está en perfecto estado.
—¡Kiharu! —me llama Klea, yendo hacia ella.
—Klea, Neefar vino buscand… —no puedo terminar mi frase antes de que Klea me jale del brazo.
Ella voltea hacia Neefar y le hace un gesto para que espere un momento.
—Nee, ya regreso —le dice.
Hace tiempo que Klea se refiere a Neefar como "Nee". Luego, Klea se inclina hacia mí como si quisiera susurrarme algo al oído.
—¿Qué pasó con Ashtaria? ¿Cuánto tiempo pasó para que te dieras por vencido?
Justo en ese momento, recibo una llamada por mi transmisión.
—Klea, hablamos luego de eso. Mi padre me está llamando.
—Ok.
Activo la llamada holográfica y aparece el rostro de mi padre junto con Handul.
—Kiharu, vente al parlamento, trae a Klea —ordena mi padre.
—Estamos llamando a toda la élite, vamos a hablar de… ya tú sabes quién —agrega Handul, tratando de no profundizar en el tema, aunque estoy seguro de que se refiere a Ashtaria.
—Ok, ya vamos.
La transmisión se cierra y cuando volteo a ver a Klea, ella se me queda viendo con cara de cazadora de chismes.
—Klea y Neefar, tenemos reunión con la élite, debemos ir a la sala de reuniones, ya.
—¡Genial! —exclama Klea de repente, pero su entusiasmo cambia rápidamente a pánico—. ¡Ay no…!
—¿Qué pasó? —pregunto a Klea.
—¡Estoy muy nerviosa! ¿Y si es porque estamos por iniciar una guerra? Yo no me siento preparada aún…
No puedo evitar soltar un par de risas.
—Nada de eso. Quédate tranquila, vamos —trato de calmarla con una sonrisa y unas palmaditas en la espalda.
Mientras vamos caminando los tres juntos, mis ojos se posan en Klea, quien realmente parece estar asustada. Es muy gracioso verla así.
—¡¿Qué te causa tanta risa?! —Klea me pregunta, frunciendo el ceño, con una expresión adorablemente molesta.
—Nada —respondo, mostrándole mi dentadura con una sonrisa.
—Mira, Kiharu, cuidado con burlarte de mí, podría salírteme mal.
—Para que me puedas intimidar deberías por lo menos crecer un poco más, con esa estatura pareces una ternurita amargada —bromeo, y no puedo contener la risa al ver la expresión enojada de Klea.