Los primeros disparos de energía fotónica surgen de la nave de Handul, marcando el inicio de la batalla. La flotilla mikadeana le sigue de inmediato, desatando una lluvia de proyectiles sobre la flotilla Crooler.
Al principio, nuestros ataques son automáticos. El sistema rastrea y dispara con precisión, mientras nosotros nos concentramos en maniobrar dentro de la formación para evadir los disparos enemigos.
De pronto, la voz de Polh retumba a través del sistema de transmisión de la nave:
—¡¿Soy demasiado para ustedes, Sres. Crooler?! —Presume con arrogancia, insultando a cada crooler que derriba como si realmente el cadáver pudiera escucharlo—. ¡Chúpate esa! —. Polh es nuestro piloto más experimentado, así que le permitimos sus excentricidades durante la batalla.
Brawn nos informa con voz grave:
—Atentos, ya tenemos a nuestros primeros caídos.
Son principalmente naves del frente de la formación. Algunos son rescatados por sus compañeros, pero otros, en medio del pánico, olvidaron activar sus cascos de oxígeno.
Sin dudarlo, doy la orden:
—Recojan los cuerpos de los caídos. —No podemos permitir que nuestros hermanos mikadeanos queden a la deriva en el espacio.
—Sí, señor, ya tengo a uno —responde un piloto. Otros confirman que están recuperando los cuerpos de nuestros camaradas caídos.
La batalla continúa con ferocidad. Los crooler contraatacan con desesperación, pero su resistencia es inútil. Nuestros ataques son implacables, nuestra determinación inquebrantable.
Solo necesito asegurarme de que Neefar, Klea y Ashtaria estén a salvo. No por ser mujeres, sino porque son mis amigas más cercanas. Activo el modo manual de mi nave y me uno a Ashtaria en su ataque, no porque ella lo necesite, sino por la necesidad imperiosa de protegerla.
—¡Kiharu, ¿qué crees que haces?! —exclama Ashtaria al ver que le estoy disparando a su objetivo.
—¡Te estoy ayudando! —respondo con firmeza.
—¿Acaso parezco necesitar ayuda?... ¡Busca tu propio objetivo, hay muchos disponibles! me ordena con tono molesto.
No puedo permitir que nada le suceda. Su seguridad es mi prioridad absoluta. Me aseguraré de que ningún enemigo vuelva a ponerla en peligro. Cualquiera que se atreva a enfrentarla, también se enfrentará a mi furia.
—¡Genial!, el crooler ha caído. ¡Lo derrumbamos! —lo celebro con fervor.
—¡Kiharu, ya deja de fastidiarme el combate! —me reprende con enfado.
«Lo siento, Ashtaria. No puedo evitar preocuparme por ti».
Ashtaria selecciona otro objetivo y no demora en disparar contra el enemigo. Con asombro, observo su destreza al maniobrar la nave, esquivando cada ataque sin recibir ni un solo disparo.
—Llegó tu hora, miserable criatura —Ashtaria pronuncia estas palabras con una mezcla de emoción y sed de venganza.
Sé que su deseo de venganza es profundo, que anhela acabar con toda una flota de crooler por sí sola. Pero aun cuando está teniendo una racha increíble, sigo aquí, disparando a sus objetivos.
—¡Kiharu, pedazo de androide! —Ashtaria me grita con exasperación.
—¡Neefar, cuidado! —Polh irrumpe en la transmisión con un tono alarmante.
Volteo mi mirada hacia la nave de Neefar con urgencia. Su nave ha recibido un impacto y no está en la mejor condición. ¡¿Cómo pude descuidarla?!
Y Klea..., su nave también está afectada. ¿Qué debo hacer? ¡No puedo estar en ambos lados! La batalla se intensifica a mi alrededor, pero mi mente está dividida entre proteger a mis amigas y cumplir con mi deber como guerrero.
—Klea, ¿estás bien? —pregunto con preocupación.
—Sí, Kiharu, no te preocupes —responde Klea con voz firme—. Ya estamos igualando las fuerzas en cuanto a número. Me cuesta un poco controlar la nave, pero aun así soy una amenaza para ellos.
Para ser su primera guerra galáctica, Klea lo está haciendo increíblemente bien. Al principio, logró evadir todos los ataques, pero hace un momento recibió su primer golpe.
Y yo sigo aquí, indeciso sobre a quién cubrir...
Neefar, le prometí estar junto a ella. Así que ahora mismo tenemos el mismo objetivo.
—Polh, Kiharu..., yo puedo sola, chicos. ¡No es para tanto! —Neefar responde con tono molesto.
Polh también tiene como objetivo la nave que está atacando Neefar.
«Ya me estás empezando a fastidiar, Polh».
Y así, con tres mikadeanos atacándola, la nave crooler es destruida instantáneamente.
—¡Los dos, fuera de mis objetivos! —Neefar ordena con molestia.
—Kiharu, Polh..., ¿qué creen que hacen?... ¡Mantengan el orden! —Handul nos llama la atención a través de la radio.
«Polh, no me hagas enojar, no ahora... ¡El único que puede proteger a Neefar soy yo!».
—¿Oigan..., es normal que el enemigo se esté apareando en plena guerra? —pregunta Klea con incredulidad.
—Apa... ¿Qué? —cuestiona Neefar, confundida por la pregunta.
—¡¿Qué es esa mierda?! —me exalto, incapaz de creer lo que mis ojos ven.
Escuchamos a Polh riéndose de manera frenética:
—Ellos sí que se tenían ganas —comenta con sarcasmo.
—Se supone que esas naves no son seres vivos, no pueden aparearse... Esperen…
Tal como dijo Brawn, no son seres vivos. Así que deben estar intentando algo nuevo para nosotros. Y así es, las naves crooler se están fusionando, se hacen más fuertes y ahora nos lo ponen más difícil.
—¡Las naves están fusionándose! Esto no me lo esperaba —Brawn se escucha muy sorprendido por la nueva táctica del enemigo.
No es solo una nave..., ¡son todas! Las naves crooler se unen entre sí, creando colosos espaciales que representan una nueva amenaza para la flota mikadeana.
Con la fusión, la cantidad de naves crooler se ha reducido un cincuenta por ciento, pero su poder individual ha aumentado considerablemente.
Ahora muchas de nuestras naves han quedado libres para iniciar el ataque de forma manual. La formación inicial se rompe, dando paso a un estilo de combate más improvisado y agresivo.