Narrado desde la perspectiva de Handul.
Tiakam ha completado la mitad de su órbita, y la temperatura sigue en ascenso, obligándonos a buscar refrigeración con urgencia. Este calor extremo resulta casi insoportable para nuestra raza, pero debemos soportar todo lo que esta naturaleza nos imponga. Al menos, el suave viento nos ofrece un alivio parcial, y el bosque circundante proporciona un refrescante respiro. Este lugar ha demostrado ser ideal para llevar a cabo mis planes.
El templo está estratégicamente situado en una ruta transitada por algunos tiakamitas. Ya hemos tenido varios encuentros con ellos; estoy listo para demostrarles que soy su dios y que puedo ofrecerles todo lo que deseen, siempre y cuando cumplan con mis expectativas.
He enviado a Polh al asentamiento para que busque a Nod. Es momento de que él le explique a su pueblo quién soy y qué espero de ellos. Ahora, levanto la mirada hacia el cielo y veo que Polh acaba de llegar en su nave, acompañado por una nave autopilotada que tripula Nod. Desde aquí, puedo distinguir claramente el rostro asustado de Nod. Es la primera vez que sus ojos primitivos contemplan este mundo desde semejante altura, encaramado en una nave de la fuerza armada.
—¿Y cómo lograste quitárselo a Ashtaria? —pregunto con curiosidad.
—Ashtaria no estaba con Nod; él andaba solo por los alrededores del asentamiento —responde Polh.
—¿Y qué hacía ella? —insisto.
—La verdad, no lo sé… —Polh se encoge de hombros.
—¡Muerto! —interrumpe Nod— … Taira.
—Creo que Taira es Ashtaria —explica Polh.
—Y «muerto» se refiere a Kiharu —añado.
—¡Kiaro, Kiaro!... sí —aclara Nod, emocionado por nuestra comprensión.
—Kiharu es maligno, Nod —le hablo con seriedad—. No permitas que Ashtaria se acerque a Kiharu. Él es el mal de este mundo, daña a todos los que le adoran. Quien le siga terminará quemado, arderá en el fuego por siempre.
Polh reprime una carcajada al ver la expresión del tiakamita. Es evidente que Nod se ha tragado toda la historia, su ingenuidad lo hace fácil de controlar, y eso me agrada.
—Pero no te preocupes, Nod, porque yo soy el bien. Puedo protegerlos de Kiharu y darles todo lo que deseen, siempre y cuando crean en mí. Para demostrar su fe, solo necesito algo de ustedes. Deberán sacrificar tres almas diariamente —digo mientras señalo la imponente construcción del templo—. Aquí es donde podrán encontrarme todos los días. Cuando la gran estrella comience a ocultarse, estaré esperando los tres sacrificios en la cima de este templo. Solo así podré otorgarles todo lo que necesitan. Si no recibo los sacrificios, el mal de Kiharu se desatará, y se verán acechados por numerosas maldiciones.
—¡No mal, sí bien! —responde Nod con fervor.
—Ve con tu pueblo y háblales de mí —le indico mientras vuelvo mi mirada hacia el templo—. Y recuerda, nada de mencionar este templo a mis seguidores.
Nod echa un último vistazo al templo y se aleja corriendo, perdiéndose entre los árboles del bosque.
Todo marcha según lo planeado.
La jornada de trabajo ha concluido con éxito. El templo fue terminado en tiempo récord, y debo reconocer que Polh ha demostrado ser asombroso en su labor.
He escogido bien al seleccionar a Polh como mi secuaz. Su habilidad para completar tareas con eficiencia y rapidez ha superado mis expectativas. Además, me he dado cuenta de que Polh guarda un interés particular por Neefar, un detalle que podría volverse muy útil. Cuando descubra que Kiharu se ha quedado con ella, estoy seguro de que su rencor hacia él será profundo. Necesito que mi círculo de seguidores sienta odio hacia Kiharu, pues ese odio puede ser un poderoso aliado en la consolidación de mi dominio.
Todos los obreros se retiran del templo, regresan al asentamiento para descansar y reponer energías, ya que trabajar bajo este calor es un tormento. A pesar de lo insoportable que resulta dormir con las altas temperaturas, es esencial para recuperar la fuerza necesaria y continuar con la misión.
Al llegar al asentamiento, la diviso a la distancia.
—Ashtaria...
Está sentada bajo la sombra de un árbol, al borde de un pequeño barranco cercano al asentamiento. La veo pensativa, absorta en sus pensamientos.
A pesar de la fuerte atracción que siento hacia Neefar y el caos que me rodea, mis sentimientos por Ashtaria no han disminuido. Lo que siento por ella ha sido fuerte, genuino, y sin embargo, ella ha elegido mentirme y ocultarme la verdad.
¿Lo que siento, tan siquiera puede entenderlo?... Acepto que puedo ser muy nocivo cuando me enamoro de alguien, pero esta es la única forma que conozco.
—¿Estas esperando que regrese Kiharu? —le pregunto mientras voy acercándome a ella.
—¿Por qué debería responder eso? Entiende que no quiero entablar conversaciones contigo, así que mantén tu distancia.
Desde la parte baja del barranco levanto la mirada y le pregunto:
—¿Vas a confesarle tus sentimientos a Kiharu?
—Déjame tranquila, Handul. Ya lárgate de una maldita vez.
—Kiharu y Neefar están juntos, nada puedes hacer. Él parece estar enamorado de ella.
Ashtaria salta del barranco y cae frente a mí, su rostro tan cerca del mío que casi puedo sentir su respiración. Sus ojos me miran con una intensidad que resulta intimidante.
—Solo quiero asegurarme de que Kiharu no salga corriendo para matarte en el primer momento que tenga la oportunidad.
—¿Te preocupa él o me preocupas tú? —le sonrío con descaro.
—Tú eres el que tiene los superpoderes.
—Así que te ves a ti misma como su protectora.
—Se supone que íbamos a cuidar de nosotros mismos, eso fue lo último que nuestra madre nos pidió, y tú pareces haberlo olvidado.
Me empuja con el hombro al pasar a un lado y se aleja, dejándome solo bajo el barranco. Recuerdo aquella invasión en la que vi morir a nuestras madres, y el dolor de haber fallado me atormenta.