Zenfrex - El Poder De Mantenerte Con Vida

68. La verdad de Ashtaria

Tras escabullirnos hasta la puerta trasera del almacén, introduzco el código de acceso. La puerta se abre al instante con un pitido suave, casi inaudible por el bullicio que se escucha del otro lado del almacén. Hago un gesto para que Ashtaria pase primero y luego entro detrás de ella. Apenas cruzamos el umbral, la oscuridad ligera nos envuelve, interrumpida solo por la tenue luz del satélite que se filtra a través de los pequeños ornamentales que yacen en lo alto de las paredes. La luz se refleja sobre los fragmentos de oro que reposan apiñados dentro de los vagones, creando un brillo dorado que llena el espacio.

Ashtaria se sienta en el borde de un mediano vagón de madera, tomando un pedazo de oro y lanzándolo al aire como si fuera una pelota.

—Kiharu, seamos breves; el gran Halu no tarda en llegar —dice mientras el oro resplandece en sus manos.

—Bu-Bueno... —aclaro mi garganta antes de sentarme a su lado—. Solo quiero entender qué está pasando... Dime, Ashtaria, ¿por qué estás ocultando un crimen tan grave? —le pregunto con seriedad.

Ella deja de lanzar el fragmento de oro y lo coloca a un lado, mostrando una expresión de preocupación.

—Créeme, yo también quiero contar toda la verdad. Quiero que todos vean cuán peligroso es Handul, pero no puedo hacerlo.

—No entiendo... ¡¿Por qué tienes que ser tan complicada?!

—¡Porque mientras Handul esté en mi camino, mi vida estará en peligro por su culpa!

—¡¿Qué te hizo Handul?! —coloco mis manos sobre sus hombros, ajustando mi posición para mirarla directamente. Ella también se acomoda sobre el vagón—. Dime, sin miedo, que tengo ganas de destruirlo por completo.

—Después de que matara a tu hermano, Handul me amenazó. Dijo que, si hablábamos, él se encargaría de eliminar a cada miembro de la élite, que les cortaría la cabeza —dice Ashtaria con una furia evidente.

—Una vez esté en prisión, no tendrá tiempo para nada más, así que no te preocupes —le respondo tratando de calmarla.

—Capturarlo ya es peligroso, y con su poder es aún más arriesgado. Además, es el mejor guerrero de Mikadea; podría causar un caos lleno de muertes.

Veo que Ashtaria está realmente aterrorizada. Empiezo a pensar que lo sabe todo...

—Por la expresión en tu rostro, diría que conoces muy bien a Handul. ¿Verdad? ¿Sabes lo que mi hermano ha hecho por ti?

Sus ojos se encuentran con los míos y se me queda mirando con sorpresa.

—¿¡Tú lo sabías!? —se levanta bruscamente del borde del vagón, visiblemente molesta por mi revelación—. ¡Lo sabías y aun así te me declaraste!

—¡Cuando te confesé mis sentimientos, no sabía nada sobre los crímenes de Handul! ¿Pero tú sí?

Ashtaria se queda en silencio, parece que quiere decirlo todo, pero la falta de coraje la detiene.
El bullicio de los mikadeanos crece alrededor nuestro; parece que mi padre finalmente ha llegado a Tiakam. Aprovechando la distracción, Ashtaria intenta escapar, pero la detengo con rapidez.

—Ashtaria, ¿por qué estás con Handul? —le pregunto, tratando de entender. —Dices que lo amas, a pesar de que sabes que es un hombre terrible. No te reconozco así.

—Kiharu, dejemos este tema para después —responde, esforzándose por liberarse de mi agarre sin éxito—. Tu padre ha llegado, tenemos que irnos.

—No, primero necesitamos resolver esto —insisto, sin soltarla.

—No quiero hablar de mis sentimientos.

—¿Sentimientos? ¿Sentimientos hacia quién? ¿Hacia Handul?

—No es asunto tuyo...

—¡Responde! —exijo, mi voz cargada de desesperación.

—¡No! No amo a Handul... jamás lo he amado —dice, y noto una repulsión genuina en su rostro, no hacia mí, sino hacia Handul.

Podría haber un silencio sepulcral aquí, pero la llegada de mi padre lo ahoga; los gritos y aplausos de celebración llenan el aire, mientras nosotros nos enfrentamos a dolorosas verdades.

—Ashtaria, entonces... ¿por qué me hiciste creer que sí?

—Porque era la forma más segura de alejarte de mí... de protegerte...

—¡No necesito que me protejas! —camino hacia ella y la enfrento—. ¡Puedo protegerme solo!

—Lo hice por ti... —sus ojos se llenan de lágrimas.

—¿Acaso me subestimas tanto? ¿Crees que soy un mal guerrero? —mi pecho se aprieta mientras Ashtaria parece quedarse sin palabras. —Si querías rechazarme, no era necesario inventar esos sentimientos y lastimarme tanto. —Las lágrimas que brotan de mis ojos me sorprenden.

Agacho la cabeza y me aparto rápidamente de ella. Quiero salir de este lugar, distraerme para olvidar el dolor de su rechazo y la imagen de su rostro al romper mi corazón.

Al salir del almacén la brisa refrescante de la noche vuelve a azotar con fuerza sobre mi. Levanto la mirada hacia el cielo nocturno y veo cuatro naves sobrevolar por debajo de las escalinatas del Dominio Élite. Ninguna parece estar tripulada, aunque una sin duda pertenece a mi padre, otra a Yazu, y las otras dos... no estoy seguro.

En la base de las escalinatas, una gran multitud venera al rey de Mikadea, mientras que la élite se posiciona como de costumbre, justo detrás de él. Esta vez, el rey no está solo; a su lado derecho se encuentra un hombre alto y atlético, con el cabello blanco corto y algo desordenado, ojos rosa y una sonrisa encantadora. Es el prototipo ideal que muchas mikadeanas desean. A medida que avanzo entre la multitud, escucho suspiros y comentarios lujuriosos de varias mujeres, un fenómeno que encuentro bastante molesto.

A la izquierda de mi padre está otro mikadeano que creo reconocer: Foxer, el encargado de mantener actualizado el inventario de los almacenes de oro. Siempre ha trabajado junto a Kimku, y su presencia podría significar un problema adicional, ya que es el mejor amigo de Handul. Es casi seguro que estará en mi contra.

—No esperaba encontrarme con un planeta tan increíble —inicia mi padre su discurso, y de inmediato se hace un silencio reverente. —Cuando viajábamos en la nave nodriza y vi aquel puntito azul a la distancia, me dije: "Ese planeta tiene un futuro brillante, no solo para sus habitantes, sino también para nosotros." —Mi padre me sonríe al verme llegar. Yo le devuelvo la sonrisa, le estrecho la mano y luego tomo mi lugar con la élite, entre Handul y Klea. —Hoy vengo a anunciarles un nuevo proyecto que comenzará al iniciar un nuevo día. Gracias a los análisis realizados por la élite Neefar y después de un extenso debate con varios líderes de Mikadea, hemos decidido crear un nuevo asentamiento en la otra cara de Tiakam. Para ello, necesitamos más líderes, lo que me lleva a nombrar a nuevos miembros para la élite. —Las palabras de mi padre no solo me sorprenden a mí, sino también al resto de la élite; no esperábamos nuevos compañeros.




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