Solo he expresado lo importante que es Ashtaria para mí, y no hay nada de raro en eso, ya que es como una hermana para mí; crecimos juntos y vivimos bajo el mismo techo. Sin embargo, parece que mis palabras la incomodaron. Ella ha agachado la mirada y se ha dado media vuelta, alejándose a toda prisa hacia la parte trasera de la pirámide. A partir de ahora, creo que deberé tener más cuidado con lo que le digo.
—¿Qué vas a hacer? —le pregunto.
—Buscar la entrada de la pirámide —responde con determinación, avanzando rápidamente. La veo doblar la esquina hasta perderse de mi vista.
Tras un extenuante suspiro, mis ojos se fijan en el cuerpo inconsciente de Polh. Solíamos tener una buena relación, pero desde que estoy con Neefar, su envidia ha crecido. Me ha desafiado abiertamente, desobedeciendo mis órdenes y alineándose con Handul. Si no hago algo pronto, despertará con toda esa fuerza, y eso podría ser extremadamente peligroso. Rápidamente, utilizo las nanopartículas de mi traje para crear varias cuerdas metálicas, ya que la fuerza de Polh requiere una sujeción robusta.
Con las cuerdas listas, me agacho frente al cuerpo aturdido de Polh.
—Polh, lamento que todo haya terminado así —digo mientras ato sus extremidades—. Pero deberías superar a Neefar; ella es mía.
Aseguro bien las ataduras y dejo a Polh en el suelo, antes de ir a buscar a Ashtaria. Me dirijo bordeando la pirámide en busca de la entrada. Desde aquí, parece que puedo ver la puerta, parcialmente camuflada entre las rocas de la pared. La puerta está semiabierta, probablemente porque Ashtaria la dejó así al entrar.
Al entrar en la pirámide, mis ojos se dilatan ante la vista. El centro de la cámara está lleno de una enorme cantidad de Zenfrex, amontonado y brillando con una intensidad cegadora. Levanto la mirada y descubro un orificio por donde la luz del sol se filtra, iluminando el impresionante depósito de Zenfrex.
—De seguro Handul lanzaba el Zenfrex desde allá arriba —dice Ashtaria, a mi lado izquierdo, mientras fija su atención en el orificio en el techo.
—Handul es un sanguinario —camino hacia el centro de la cámara y tomo un Zenfrex en mis manos—. Cada uno de estos Zenfrex representa la muerte de un ser inocente… y aquí hay miles de ellos.
—Para conseguir todo esto, le debió de haber tomado mucho tiempo —Ashtaria se ve abatida; de repente se agacha, esconde su rostro entre sus rodillas y se lleva las manos a la cabeza, un gesto que hace siempre que se siente culpable—. No debí permitir que esto sucediera, no sé cómo no me di cuenta.
Me acerco a ella y me agacho para tratar de llamarle la atención y tranquilizarla.
—Ey… no tienes por qué sentirte culpable. Eras la única a la que Handul debía temer, por eso se aseguró de mantenerte lejos. No te eches la culpa, el único culpable aquí es él.
Agarro su mano y le ayudo a levantarse. Ella aún mantiene la mirada baja, visiblemente deprimida. La comprendo, pues se ha encariñado con los tiakamitas y es la más apegada a ellos. Es doloroso estar aquí, rodeados de este fuerte olor a sangre y todas estas vidas representadas en el Zenfrex. Se suponía que no debíamos matar a los nativos de este planeta, que debíamos preservar la vida tal como ordenó mi padre, y Handul ignoró esas órdenes.
—Ese desgraciado se ha aprovechado del bajo intelecto de los tiakamitas. Si tan solo ellos fueran… —Se queda pensativa, parece que algo le ha venido a la mente—. ¡Kiharu, tenemos que reunir a la élite! —se muestra animada y sonriente.
—¿Qué?... ¿En qué estás pensando?
—¿Y si usamos este Zenfrex con ellos? Handul no está aquí y eres tú quien lleva el mando de la misión.
—¡Claro, es una idea excelente! —respondo emocionado, igual que ella—. Los tiakamitas son una raza de nivel evolutivo medio. El Zenfrex podría acelerar su proceso evolutivo y llevarlos a un nivel superior… No creo que lleguen a obtener poderes, ya que aún les falta mucho por evolucionar, así que tu idea es perfecta.
—Este Zenfrex no es de Handul, ni de Mikadea… es de Tiakam, y son ellos quienes deberían usarlo.
—Estás equivocado —una voz masculina resuena desde el exterior de la pirámide—. Este Zenfrex es de Trox. —Polh aparece bajo la puerta, el maldito se ha liberado de mis ataduras.
—¿A qué te refieres?... ¿Qué tiene que ver Trox en todo esto? —le pregunto.
—Es un acuerdo entre Handul y Trox. Todo este Zenfrex es para Trox, para fortalecer el ejército de Yowta.
—¿Por qué Handul hace esto para Trox? —pregunta Ashtaria.
—Trox dijo que con su poder ha visto el futuro, y que ha visto la muerte de Handul. También dijo que con su singularidad puede cambiar ese destino, pero para ello necesita del Zenfrex.
—Pues no permitiré que Yowta se adueñe de esto —digo mientras oscurezco mi nanotraje y lo pongo en modo defensa.
A una velocidad sorprendente, Polh se lanza contra nosotros desde el interior de la pirámide, dispuesto a atacar. Ha creado un par de esferas de pinchos metálicos sobre sus puños, y parece decidido a golpearnos con ellas. Por suerte, ya tengo activado el modo defensa de mi traje, por lo que inmediatamente genero un escudo para protegerme. El impacto del puño metálico de Polh provoca un estruendo metálico tan fuerte que rompe el escudo y me lanza contra la pared de la pirámide. El dolor es intenso; creo que me he fracturado algunas costillas.
Desde mi posición, veo cómo Ashtaria usa todas las nanopartículas de su traje para crear el látigo más grueso que puede. Sin embargo, está desprotegida, ya que su traje ha agotado todas sus partículas y se ha quedado sin armadura. Está arriesgándolo todo. Antes de que pueda atacarlo, Polh corre hacia ella con una velocidad abrumadora, gracias a su súper fuerza. La embiste con su hombro derecho, dejándola sin aliento y haciéndola caer de cara contra el suelo.
Ashtaria no está bien; Polh parece decidido a acabar con ella. Ha colocado su pie sobre su cabeza, presionándola, mientras ella se revuelca y grita desesperada.