Atenea
El anillo fue una sorpresa, no me lo esperaba y claramente le dije que sí… sería muy estúpido de mi parte si es que lo hubiese rechazado, lo amaba hasta donde no imaginaba que iba a caber amor… y estar eternamente a su lado no iba a ser la diferencia, es más, lo ansiaba con desespero… quería ver hasta dónde llegaríamos, que cosas veríamos, que futuro nos deparaba. Desde que supimos que Audrey era la traicionera, ya no había nada que nos impidiera a que estemos juntos, y así justamente lo hizo Aren, aunque me confesó que lo iba a hacer antes de que supiéramos, él me quería y lucharía por mi mano, incluso que todo el reino de calaveras se viniera encima, el iba a luchar por nosotros.
El plan estaba más que calculado, habíamos visto cada detalle e improvisto que podría surgir, estábamos más que preparados, al igual que todos los reinos… Basil estaba destrozado, tuvo que llamar a sus padres para comunicarles la noticia de la traición de su hermana, a lo cual sus padres no tuvieron más opción y con el dolor de su miserable alma tenían que darle la espalda tal como ella lo había hecho con nosotros…era lo mejor. Adonis y Max se estaban alistando, con seguridad y escondiendo armas por todo el cuerpo, sabían a lo que iban y yo también. No me iba a quedar como princesa en la torre esperando a que venga Aren a decirme que todo salió bien, claro que no, lucharía a su lado, como parte de su pueblo, como su amiga, como su amante, como su futura reina.
No tenía miedo, si moríamos por lo menos dimos todo para que no hubiera más injusticias, moriría al lado de Aren, luchando por un futuro justo sin discriminaciones, un futuro en paz y en armonía en todos los reinos, tenía fe, esperanza de que todo saldría increíble, y que a la vuelta estaríamos en el altar dando nuestros votos como simples inmortales. Mire a mi hermano una vez más, estaba demasiado concentrado colocándose un chaleco antibalas, tenía su ceja fruncida y su mirada estaba perdida en el infinito… señal de que estaba preocupado. Me acerco a su lado y le doy un abrazo… esperaba que todos saliéramos vivos del campo de batalla… él tenía que entregarme al amor de mi vida, tenía que ver a sus sobrinos, tenía que encontrar a alguna zombie, persona, calavera que comparta sus días, tiene que experimentar el amor, la felicidad, la dicha de estar completo. Nos miramos después de unos largos minutos, no había necesidad de decir nada, ya lo sabíamos, nos queríamos, nos adorábamos y viviríamos.
Aren hace su aparición, como todo un rey su presencia es potente, letal y atrayente… para mi… era un zombie que amaba con locura. Mira por toda la sala, se que está buscándome, así que, sin más, me separó del lado de mi hermano y voy a su encuentro, nuestros corazones como siempre están en sincronía, marcando la presencia del otro, por lo que sonrió automáticamente, me gusta esta sensación, me gusta que mis sentidos estén en armonía. Nuestros ojos se encuentran, y nos decimos todo en esa mirada…
- Estamos listos su alteza- dice Adonis-
- Perfecto… llego el momento, es hora de marcar el fin de esta interminable guerra damas y caballeros de todas las razas, es hora de marcar el fin a este interminable sufrimiento, es hora de darlo todo en el campo de batalla y salir victoriosos, se que arriesgamos nuestra vida, nuestro futuro, pero pienso que es por un bien común, un bien en donde todos saldremos beneficiados y eso es la paz… una paz que no habíamos visto posible en el pasado y que hoy hay un rayo de esperanza que nos ilumina el camino, es por eso que vamos con toda la fe a esta guerra, fe de que volveremos a estar con nuestros seres queridos y tendremos un futuro brillante junto a ellos.
Nadie dice nada, todos ya sabíamos que era nuestro momento, el momento de luchar por una vida tranquila, daría todo en el campo de batalla, Karsten me enseñó magníficamente, me alegraba que no sería un estorbo y que podría defenderme y defender a más de alguno de los nuestros…
- Aren…- lo llamo y él se acerca-
- Dime mi reina…
- Aún no lo soy querido…
- Desde que éramos niños tú has sido mi todo, desde el primer momento en que te vi, supe que serias mi reina…
- Te amo…-le digo con franqueza- me duele no recordarte en nuestra infancia, sé que también te duele a ti, pero créeme cuando te digo mi rey, que mi corazón te pertenece, y que mi vida no sería nada si no estoy a tu lado, por ti vivo, por ti respiro y por ti moriré.
Aren se queda sin palabras, me queda mirando fijamente y se acerca, agarra mi cuello con delicadeza y acerca su boca a la mía… nos fundimos en un profundo beso, un beso lleno de promesas y añoranza, había miedo, miedo de que no salgamos vivos de esta incertidumbre, pero que aun si las cosas fueran a fallar nuestro amor quedara intacto. Una lagrima cae por mi mejilla y él la limpia rápidamente, me da besos por donde caían y me susurraba palabras consoladoras… su cercanía y calor me calmaban, cabíamos perfectamente, éramos literalmente hechos para estar juntos. Nos separamos, miramos a las personas que estaban reunidas y sin más Aren se adelanta y comienza su viaje a toda velocidad…los zombies teníamos grandes destrezas y la velocidad claramente era una de ellas… los humanos irían en motocicletas y las calaveras en camionetas. Estábamos armados hasta el cuello, íbamos a dar todo por los nuestros. Yo me iría con Karsten, Adonis y Max, el príncipe Demian iría junto con Basil al lado de Aren… era un silencio y una tensión que abrumaba, literalmente íbamos al encuentro con la muerte y todos tenían miedo, lo sabíamos, sabíamos que algo podría salir mal, pero si no nos arriesgamos viviríamos en guerra, viviríamos en incertidumbre, nunca podríamos estar en paz.
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Editado: 28.03.2021