Zombie Queen

III.

Berzéc era un tipo delgado y muy novato en todo para su edad, 27 años, y aún así fue uno de los  que sobrevivió a tal catástrofe. Trabajaba en una tienda, la tienda del señor Thom. El día del mensaje al pueblo sobre la aparición de una extraña enfermedad que convertía a las personas a tener una vida nocturna y alimentarse de carne humana. Fue a visitar a su madre al hospital. Mientras la miraba por última vez, antes de desconectarla, se informó por la televisión que un grupo de pescadores de la zona fueron testigos de la aparición en el mar de un crucero que se dio por perdido tres días antes, y que luego, entraron para investigar sin saber las consecuencias que acarrearían sus actos.

Luego de eso, el doctor se le acercó y le comunicó que su madre no tenía salvación,  o la tenían en estado vegetal, o la desconectaban. Como naturalmente se hacía, el optó por desconectarla.

Mientras se encaminaba hacia el cuarto de su madre, tomó el ascensor y presionó el botón hacia el piso 4. Y mientras la puerta se cerraba, advirtió que una mujer empezó a tener un ataque en plena sala de espera.

Subió con impaciencia. Aparte de la sensación de tristeza, advirtió algo. Abajo ocurría algo muy extraño.

La puerta del ascensor se abrió con el monótono tintineo, respiró tranquilo. La impaciencia no había sido producto de la enfermedad de su madre, simplemente tenía miedo de quedarse atrapado en el ascensor, algo así como la claustrofobia.

Caminó por el pasillo, y miraba por las ventanas a las enfermeras atendiendo a cada paciente, el ascensor se cerró solo detrás de él. Él se volvió y confirmó que no había nadie allí. Siguió sus pasos, hasta que, de una ventana de la cual la cortina se hallaba cerrada, escuchó un gruñido. Berzéc se acercó cauteloso, vio por un pequeño orificio, y una mujer extendió su mano golpeando la ventana, estaba con sangre. La cortina se abrió, y un hombre le mordía el cuello desde atrás mientras le jalaba el pelo.

Berzéc cayó al suelo, y trato de gritar, pero su garganta se había cerrado.

Su corazón golpeaba el pecho como un bombo a mucha fuerza. Y tenía la mirada fija hacia la ventana de la puerta. La huella de sangre comenzaba a correrse.

Entonces, algunas enfermeras comenzaron a salir de todos los cuartos. Al verlo tirado en el suelo, se acercaron a él. Berzéc trató de hablar y advertirles lo que había visto, sin embargo solo soltaba sonidos y murmullos muy temblorosos. Una de las enfermeras intentó hablarle, y Berzéc miró la ventana del cuarto, ella siguió con la mirada aquello que él observaba.

Y al advertir la mancha de sangre, se acercó a revisar. Cuando vio la sangrienta escena, lanzó un alarido e hizo caer los archivos y los lapiceros que llevaba en las manos. Bérzec seguía sin moverse, y contempló con horror como la criatura salía del cuarto y saltaba hacia la enfermera mordiéndole el brazo. Las demás enfermeras gritaron y trataron de escapar, pero la mujer que había sido atacada dentro salió y fue tras las otras enfermeras. Berzéc, al sentir el olor óxido de la sangre, reacciona, levantándose del suelo. Corre por el pasillo esquivando a las enfermeras y las criaturas que atacaban. Y cuando estuvo cerca al ascensor, este se abrió, mostrando como un hombre en traje, mordía la boca de un doctor arrancándole la lengua. Berzéc al ver esto simplemente miró a sus costados, buscando un cuarto libre. A su lado izquierdo se encontraba uno que parecía vacío. Tomó la perilla y abrió la puerta. Ingresó y cerró con llave.

Se sentó en el suelo apoyado en la puerta, escuchando como toda la gente era atacada, lanzando gritos y haciendo caer todo al suelo.




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