Zombies. Mea Culpa

Parte 3

Ninguno de los jóvenes dijo nada

— Lleven los restos de los zombies al acantilado norte, no los quemen, solo bótenlos allí. Rosita, ven conmigo, debemos organizar otra excursión, no quedan muchos víveres.

Unas noches después la muchacha mirada la luna, cuando le dieron la noticia que nadie allí quería escuchar.

— Ana está con fiebre — le dijo tranquilo Benjamín, en ese lugar todos debían madurar muy rápido.

Ella miró al suelo y asintió, si esa fiebre no cedía en tres días... cuando muriera debían cortarle la cabeza, así se evitaba que se convirtiera en una muerta viviente.

— ¿Por qué le pasó eso? DIABLOS — el niño por fin liberó su angustia, se notaba que había llorado tanto que ya no tenía que derramar de sus ojos.

— Esto puede ocurrirle a todos quienes tienen más de 10 años, no sé de alguien de menos de esa edad que haya tenido el contagio. Si es lo que tememos agradece que tu hermana tuvo una buena vida mientras estuvo aquí, allá afuera es un infierno.

Comenzando el tercer día la fiebre cedió, por suerte no fue más que un resfriado mal cuidado. Se hizo una pequeña fiesta entre los habitantes del bunker, el que uno de ellos no se convertirá en zombies era una gran noticia. Todos estaban contentos menos Rosita, que se sentó en el puesto de vigilancia, estaba melancólica recordando su vida pasada.

—Pakuq — era imposible no sentir al hombre con ese traje aislante — ¿Cuándo terminará esta maldición?

— En algunas zonas ya quedan muy pocos, pero en otros lugares, como aquí que hace frío, o en los sectores secos tal vez pase mucho tiempo más, con suerte quedarán suficientes humanos para ese tiempo.

— ¿Por qué tú no eres como los demás?

— Lo soy, por ahora logro controlar mis deseos, mis impulsos, sé que cuando la putrefacción avance más seguramente me volveré loco y solo desearé matar. Mi traje funcionaba antes todo el día, pero con el problema de la energía, solo en el día puedo usarlo, cuando ya no pueda cargarlo, seré como ellos, si eso pasa, por favor mátame antes de que les haga daño.

— Todos queremos que sigas así, eres muy bueno.

— No digas eso, yo no soy así.

— ¿Cómo que no? Salvas a las personas.

— Ya es tarde, ve a descansar. Yo quedaré lo que resta de la noche, ya dormí mis dos horas — se removió nervioso.

Cuando la muchacha se fue, él comenzó a hablar consigo mismo.

— ¿Cuánto tiempo más podré mantener este secreto? Cada vez que me agradecen por salvarlos, quiero gritarles la verdad, decir quién soy en realidad.... soy tan cobarde que quiero mantener esta ilusión, este paraíso que hice para mí... como te extraño hija....

Una persona escuchó el monólogo sin que fuera detectado, ahora quedaron muchas cosas dando vuelta en la mente de ese individuo.

Unos días después, solo Rosita y Pakuq fueron a buscar comida y víveres, cuando volvieron encontraron a todos en una fila con cara de odio, esperando que bajaran del vehículo.

— ¿Qué pasa? — preguntó la muchacha nerviosa.

— Aléjate de ese traidor — dijo Juan con suficiencia.

— ¿Qué dices? Estas todavía molesto porque te quito el liderazgo. Él nos salvó a todos de los muertos vivientes.

— Que él mismo creo.

— ¿Qué locura dices?

— JUAN — Pakuq se notaba desesperado — ¡¡Que hiciste!! — se quitó el casco, aunque no estaba como los otros zombies, su cara ya presentaba síntomas de la putrefacción, los hermanos se abrazaron asustados de su aspecto.

— Entre en tu habitación señor Molder... encontré tu diario, ERES UN MONSTRUO, hiciste de la tierra un infierno, y quieres calmar tu alma jugando al héroe, ya le mostré todo a los demás.

— Yo... yo... lo siento.

— Por tu culpa millones han muerto, mi abuela, mis tíos... mis amigos, eres el peor de todos — Ana gritó llorando, quería odiarlo por lo que le hizo al planeta, pero no podía, recordaba lo bueno y gentil que había sido con ella y Benjamín.

— Ahora nos toca hacer justica — Juan se acercó al muerto viviente, y le rompió el mecanismo de refrigeración — pronto morirás como esos seres que creaste.

— Déjalo que se explique... — Rosita recordaba al investigador que vio una vez en la televisión, no se parecía en nada a quien tenía al frente — ¿Por qué Pakuq?

— Él es Molder — insistió molesto Juan.

— Tiene razón, váyanse, lo que me pase me lo tengo merecido.

Juan miraba a todos con suficiencia, había sido él quien descubrió el gran secreto de quien fue para todos como un padre... al menos lo fue hasta que lo cambio por la muchacha morena.

— Antes de irnos quememos todo, no le dejemos nada.

Los adolescentes se volvieron como salvajes, los hermanitos solo se abrazaban y lloraban mirando lo que había sido su hogar el último tiempo.

Rosita siguió a Juan para enfrentarlo, lo encontró en una de las bodegas.

— Te comportas peor que esos monstruos de fuera. Pareces un zombies.

— Mira quien lo dice, eres una traidora, tú debes odiarlo e irte con nosotros, él fue el culpable de todo esto.

— No lo creo, no dejaste que hablara, todos debemos tener la posibilidad de defendernos.

— Eres una idiota y como tal debes morir ahora.

Empezaron a luchar, la que duro poco, ya que a los minutos sintieron gritos horribles, cuando dejaron de pelear, se les unió Alejandra que estaba mirando de lejos la pelea.

Atraídos por el humo, aparecieron los zombies que atacaron rápido, mataron a 3 jóvenes al entrar, atraparon a Molder, y los hermanitos.

La pareja y Rosita miraban escondidos a los muertos vivientes, que revisaban la parte baja.

— Debemos ayudarlo — Rosita miraba y pensaba rápidamente como salvarlos.

— No, mejor nos vamos, que pague sus culpas.

— Que culpas... él nos ayudó, nos salvó.

— Él es el que creo todo esto, déjalo a su suerte y vámonos.

Rosita no se movió, no podía creer lo que había escuchado



#447 en Terror

En el texto hay: tragedia, redención, muerte

Editado: 06.02.2024

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