Rosita planeaba cómo salvar a los niños y al hombre, quería creer que era mentira lo que le dijeron... deseaba que Pakuq le dijera de sus labios que todo era un error.
Por suerte eran solo seis muertos vivientes, solo lograron matar a los demás jóvenes, por sorpresa, sino los humanos los habrían destruido sin problemas, la muchacha aprovechó que cuatro estaban buscando más personas, sigilosamente los atacó uno a uno, cuando solo quedaron los dos al lado de la hoguera decidió caminar hacia ellos directamente.
— Mira, ya no tenemos que ir a buscar a nuestras víctimas, vienen solitas.
— Si los dejas ir, no los mataré — exclamó seria Rosita.
— Crees que puedes contra nosotros — dijo el acompañante del ayudante de Morder — ya nada nos importa, estamos muriendo de a poco, las horas más cálidas las pasamos en los congeladores que todavía funciona, pero de a poco se van apagando, pronto ya no podremos retrasar nuestro destino... ya estamos condenados... y por él, por eso es justo que muera, y tú también — se tiró contra la joven.
Ella se agachó, pasó entre las piernas del muerto viviente, se dio vuelta rápidamente y con un machete le cortó la cabeza.
— Era un tonto, conmigo no te será tan fácil.
— Makenly... deja en paz a Armo....
— No es tu hija — lo interrumpió — además de ser un traidor a los humanos, estás loco — se tiró contra la joven — eres más ágil de lo que pensé, pero igual ganaré.
Rosita se tuvo que esforzar para poder soportar los ataques, cuando ya estaba en el suelo, vio que la cabeza de la muerta viviente que estaba sobre ella literalmente se aplastó.
El cuerpo sin vida cayó sobre la muchacha que asustada se apartó, a su lado, de pie, estaba Ana, que había tomado una gran roca y la descargó contra el atacante de su amiga.
— Anita ¿Estas bien? Anita...
— Yo... yo... solo quería salvarte... me solté, iba a huir con Benjamín, pero vi que te iban a matar — la niña tiritaba de nervios.
— Esta bien cariño, todo estará bien, ahora hay que salvar a Pakuq.
— Pero él...
— No nos ha dado su versión, antes de nada, quiero que me diga que pasó con esa vacuna.
Apagaron la hoguera y cuando ya estuvo todo más frio, desataron al zombies que los había salvado. Se sentaron en lo que quedó de su refugio.
— Yo... yo... lo siento.
— ¿Entonces es verdad lo que dijeron?
— No... sí... en parte.
— ¿Puedes contarnos por favor? — Ana estaba ansiosa por saber que pasó en realidad, tomó a su hermano que con lo que había pasado se durmió tranquilo, por suerte el niño no entendió lo que había pasado.
— Yo... mi verdadero nombre es Molder...
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Él era un viudo que cuidaba a su hija de cinco años desde la muerte de su esposa, con ayuda de su suegra. Cuando comenzó la pandemia él dirigió el grupo que descubrió la vacuna milagrosa, pero debido a la premura, se esparció el rumor que era peligrosa a largo plazo, el investigador y su equipo, incluida su familia, se inoculó para la televisión.
Aunque sabía que habría efecto adverso, estaba seguro que no serían graves, por eso permitió que todos se vacunarán.
Diez años después, cuando comenzaron a aparecer los zombies, Molder, además de otros científicos y hombres del gobierno y sus familias, fueron llevados a un bunker, todos fueron revisados antes de entrar, nadie presentó problema, pero a los días empezaron a caer uno tras otro en ese estado de no muertos.
Molder pensó un día si lo que habían hecho era el responsable de la creación de los zombies
— Estas loco — le dijo su jefe, Brock — nosotros salvamos a la humanidad y ahora lo haremos de nuevo, nos harán monumentos, seremos conocidos siglos después que muramos, no digas más estupideces, olvídate de eso, no quieres que te tilden de traidor, tu familia está protegida aquí solo porque tú nos ayudas.
El investigador, siguió con sus dudas, pero tenía miedo de contarle a alguien, no quería que su hija y su suegra fueron sacadas a donde estaban los zombies.
Entonces Makenly, su ayudante más cercana, le conto lo mismo que ella pensaba que los zombies podrían ser producto de la vacuna de hace diez años atrás, que era el mismo resultado al que había llegado el investigador.
— Estas loco, nada de eso pasó, no quiero que vuelvas a decir algo así a nadie.
— Pero y si...
— A nadie dije...
Unas semanas después cuando llegó a las dependencias que le habían asignado, Molder escuchó a su hija angustiada llamándolo.
— ¡¡Qué pasa Armonia!!
— Abuelita... ella... ayudalá.
Molder suponía que había pasado, entró preparado, vio a su suegra en el suelo, al tocarla sintió que ardía de fiebre, esos eran los primeros síntomas de la zombificación, llamó al Centro de Salud para que pasarán a buscarla.
— Papá ¿Todos nos convertiremos en algo así?
— Para nada, verás que encontraremos la solución. y salvaremos a la abuelita.
Nada se pudo hacer, ya que en menos de una semana la mitad de las personas en el lugar se convirtieron en zombies, en ese escenario ya era muy difícil seguir adelante con las investigaciones, así que Molder tomó algunas provisiones y se fue con su hija.
— No podemos hacer nada, cariño, no hay medios ni personas que me ayuden.
— ¿Qué pasará con la abuela?
— Hija, ya tienes 15 años, debes ser fuerte, ya eras una mujer, tu abuela quedó encerrada con los demás muertos vivientes... es mejor a que ande por allí matando a las personas.
— Papá, quiero morir como mamá y desaparecer de este infierno.
— No digas eso, debes vivir, yo te cuidaré siempre.
Unos meses más tarde, encontraron un lugar mimetizado en una montaña, seguramente fue un refugio por si lanzaban bombas nucleares, ahora ya no había nadie cerca, había energía, al revisar vieron que había una pequeña central que era alimentada por un río cercano, allí se quedarían por un tiempo.
Editado: 06.02.2024