Capítulo 10
Pedro se dirigía caminando hacia la casa de sus padres. Ya que ellos, son de los pocos que pudieron recuperar su propiedad.
Durante su trayecto, se encuentra con Mario y éste decide acompañarlo.
— ¿Cómo estas Pedro? —pregunta Mario.
—Bien, tomando en cuenta que mi padre se morirá de cáncer —le contesta de mala gana.
Mario se da cuenta de la ira de Pedro.
—Lo lamento, pero pensé que tus padres habían muerto.
—Desearía que hubieran muerto antes de este fin del mundo, o que se convirtieran en criaturas para matar. Quizás, me metí esa idea en la cabeza.
—Bueno, si quieres hablar…
—Creo que es mejor eso a verlo morir con cáncer. Se le detecto desde el año pasado y no me lo creo —dice Pedro que interrumpiendo a Mario.
—Si, claro. Todo consejo es bien venido.
—Bueno, yo, cuando era un adolescente, perdí a mis padres y me siento culpable del accidente, pero sé que no es mi culpa.
—Mario, ve al grano —dice Pedro interrumpiendo a Mario.
—El punto, es que me sentí culpable del accidente y eso en ti, puede traducirse, en abandonar a tu padre que sufre una enfermedad.
—Es eso, o querías quitarte un peso de encima.
—Supongo, pero quédate con tu padre hasta el fin. No sabes cuanto le queda de vida y puedes arrepentirte de no estar con él.
—Bueno, ¿tu te arrepientes de algo? —pregunta Pedro.
—Supongo que sí. No sé. Quizás. No puedo pensar, ahora, siento que tengo muchas cosas en mente.
—Si, entiendo lo que dices.
Mientras seguían caminando, pasaban por un parque, en que varias personas volaban papalotes.
—Aquí me largo —dice Mario.
—¿Vas a volar un papalote?
—Si, con mis hermanos. Se planeaba para otro día, pero se decidió adelantarlo. Adios.
—Adios.
Pedro, continua sólo el camino a casa.
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María seguía impactada por verse a sí misma.
— ¿Trajeron a mi otro yo? Interesante.
—Si, por huérfana.
—Eso es injusto, pero del otro lado se hizo algo similar, con los infantes soldados.
—Cierto.
—Me siento hipócrita al quejarme.
—Lo sé.
Al termina r esa conversación, prepararon un bocadillo y mientras comían, Angélica del lado sucio, se quedó pensando en lo que le dijo al General, y lo que más la dejó pensando, “¿realmente este lado es limpio?”.
Después de comer un bocadillo, la María del lado limpio pregunto muchas cosas a su otra yo, y tenían muchas cosas en común: mismos amigos, son huérfanas, comidas y colores favoritos, entre otras similitudes.
Angélica solo las veía, y se queda pensando, ¿qué ha hecho su otra yo? ¿Qué logros tendrá? ¿Los podrá tener? Esa última pregunta le metió la idea en la cabeza, que su otra yo, a igual que ella, no podrá terminar sus estudios.
Ahora, que debe trabajar con el gobierno.
—¿Pasa algo? —pregunta Angélica del lado limpio.
Eso hizo que la Angélica del lado sucio, saliera de sus pensamientos.
—Si, pensé en algo y es que tú, no podrás terminar la universidad, así como yo.
—Seguiré trabajando en línea en mi programa Inmortal Software.
—¿Ese es el nombre?
—Solo del prototipo que empecé a programar en Dev cpp.
—Me acuerdo de mi primer programa en el lenguaje Cpp, pero como ya te lo imaginarás, ese conocimiento es completamente inútil.
—No lo creo, pero ya tienen teléfono —dice Angélica del lado limpio en un intento de animarla.
—Lo sé y la gente lo celebró como el invento del siglo. ¿Puedes creerlo? ¿Cómo pueden estar tan animados por algo tan simple?
—Supongo que, para ellos recuperar algo del mundo anterior, es un triunfo.
—Si eso es cierto, entonces, se pondrá más felices ya que, dentro de unas semanas, tengo entendido que recuperaran oficinas de esas de radio.
—Así que, la radio también volverá. Genial.
—Si, se pondrán muy felices, pero el trabajo no termina. Aun nos convertimos en esas criaturas, solamente, necesitamos morir o tener problemas mentales.
—Sigue siendo feo, sí, pero al menos en un avance.
—Cierto. También puedes recuperar tu carrera. Por cierto, hay que preparar la comida del año nuevo, 2019. ¿Qué tienes en mente?
—Nos toco algo, pero al final, solo ayudaré a dar la comida. La verdad, no me importa.
Dicho eso, se aleja de su otra yo, y se dirige a tomar otro bocadillo.
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María se sorprendió de la información de su otra yo, la del lado sucio. Mario es huérfano desde mucho antes que el fin del mundo iniciara, cosa que no es cierto en el lado limpio.
Las diferencias de sus vidas son más interesantes que las cosas que tienen en común.
Angélica del lado sucio, se dio cuenta de que María del lado limpio, toma esta noticia de bien en un principio y son preguntonas.
Solo falta que vea una criatura para saber si reacciona igual de bien.
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Yami, por su parte, reparte medicamentos a los soldados del grupo desaparecido, mientras ve como éstos tienen que asimilar un adelanto en el tiempo de tres años y sus vidas cambiadas por completo.
Ver a sus amigos y familiares cambiados, puede llegar a ser peor para algunos de ellos.
—Mientras Yami, veía a trasvés de su ventana abierta, veía a sus pacientes, los soldados del grupo desaparecido, cantando una canción que se le hacia conocida.
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—El mundo he de cambiar.
—Para ir a un futuro ideal.
—En donde no reine el mal.