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El espejo parecía roto viéndolo con más cuidado. Por supuesto que no lo estaba. Algo sucio, pero no roto. Judy lo creía así cada vez que se daba un vistazo. Su pelaje ya estaba ordenado y su ropa, limpia como un Óscar bien cuidado. La importancia que le daba a su imagen ese día era mucho mayor que los anteriores. La última vez que estaba tan preocupada fue cuando se graduaba de la academia. Ese día todo salía como quería, y ese debía ser igual. Dio un último vistazo. Su blusa color rosa y sus tejanos brillaban por tantas veces pasarlas por la lavandería la noche anterior. Bien, una cosa menos, pensó. Miró su reloj que daban las 10:24 ese domingo. Por fuera, el día estaba hermoso. Los rayos del sol entraban a su departamento haciendo ver un poco de polvo en derredor. No había forma de quitarlo. A la hora que llegarían sus padres quizá ya no se notaría, o tal vez sí, y aún más. Poco importaba ahora, Nick la estaría esperando. Quedaron en que ella sería quien lo fuera a buscar. Le parecía más apropiado llegar con su amigo antes que sorprenderlos estando ya ahí dentro. Su celular no había sonado en toda la mañana. La hora exacta en que llegarían era desconocida por ahora. No la de Nick, iría a buscarlo cerca de las 11, por lo que ya estaba próxima a retirarse. Tal vez un vistazo final antes y adiós.
Judy caminaba por las calles con una sonrisa en su rostro. Antes de salir le avisó a su portera que dejara entrar a sus padres. Los reconocerá en cuantos los vea, es lo que le había dicho al caminar a la puerta. Ahora Zootopia parecía más grande. Los animales que paseaban disfrutando de su fin de semana irradiaban felicidad al pasar por su lado. Gracias a eso, sentía que la visita sería estupenda.
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- ¡Nick! ¡Despierta!
Los gritos perturbaron al zorro, quien aún medio dormitado, se sentó apenas los escuchó. Finnick estaba a su lado, se había apartado un poco al sorprenderse también por su reacción. La furgoneta parecía más espaciosa, pasó tiempo desde que Nick visitó a su mejor amigo. Fue una sorpresa para Finnick encontrarlo la noche del sábado caminando por la calle. Nick le había pedido dormir en su furgoneta para no tener que caminar tan lejos hacia su casa, puesto que sabía que muchas de sus cosas aún formaban parte de las colecciones de Finnick. Durante la noche se preparó por completo, la ropa que su amigo guardaba olía un poco a “encierro”, tras tanto permanecer ahí, pero no estaban sucias, no le costaría quitarles ese olor. La furgoneta estaba estacionada junto a un hotel. Nick lo conocía, por lo que el portero le permitiría darse una ducha para despabilar durante la mañana. Y así, después de 2 horas tratando y tratando de quitar ese olor, lo consiguió, pero cayó rendido ante el cansancio.
Nick miró el reloj en una de las paredes del vehículo, 10:52. Su mente pareció encender esa bombilla llamada consciencia apenas vio los números y sus ojos se abrieron como si hubiera tomado 3 tazas de café seguidas. Miró a Finnick con el ceño fruncido. Le respondió igual. Explicó que durante la mañana había salido para ocuparse de unas cosas y que pensaba que ya estaría listo cuando volviera. A pesar de culpar un tanto a Finnick, Nick sabía que era su culpa. Debió ocuparse primero de programar la hora en que despertaría. Judy ya vendría, otra razón más para levantarse y correr fuera de la furgoneta. El hotel no era cinco estrellas, eso estaba claro, por eso no entendía porque 2 animales hacían fila para pedir una habitación al hipopótamo que le costaba revisar la guía al no tener buena vista. Con el tiempo corriendo, Nick se desesperó un poco como lo hacía Judy en ciertas ocasiones. El portero lo vio mover su pata de arriba abajo detrás de todos. Con un gesto le indicó que se acercara. No hubo muchas palabras intercambiadas, solo una un dedo que apuntaba a una habitación donde podría asearse como le había prometido. Su baño no tardó más de 2 minutos, pero al terminar se dio cuenta de que algo le faltaba; su ropa limpia. Usar la ropa de ayer le volvería a dejar un mal aroma. Al menos la furgoneta esta aquí, pensó envuelto solo en la toalla. Al abrir la puerta y cerrarla al salir, se encaminó por el pasillo hasta llegar al lobby, ahora estaba vacío. Agradeció al portero y se esfumó. El hipopótamo no entendió que había pasado. Afuera, el sol se encontró con sus ojos y debió usar su brazo para cubrirse. A su izquierda la calle se hallaba un poco despejada como pudo percatarse, así que no tendría que terciarse con otro animal que lo viera raro. Giró su cabeza para volver a la furgoneta solo para detenerse como sin un rayo cayera delante de él.
- ¿Nick? – preguntó Judy a la vez que ambos se sorprendían y se continuaban mirando.
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- Jajaja, descuida Nick, entiendo que te quedaste dormido, no tienes por qué darle tantas vueltas. – dijo caminando juntos devuelta a su departamento.
- Se trata de que casi me viste como llegué al mundo zanahorias, aunque disfrutaste la vista ¿verdad? – la pregunta le obsequió un codazo afectuoso.
Editado: 03.03.2020