1
- Aquí tiene, son cinco con cincuenta oficial.
- Creí que me darían el descuento de policía – respondió Nick sonriéndole al vendedor elefante.
Tras terminar la transacción, Nick salió de la heladería encontrándose con Lilith fuera de la patrulla. El calor del distrito no perdonaba a nadie, siquiera a esos dos pequeños animales frente a la heladería. Nick le entregó su helado, apoyándose ambos en la patrulla para disfrutar un rato del sabroso sabor a piña y mora. Cuando el camello fue arrestado, Nick dirigió la patrulla por varias zonas de Zootopia que fueran de interés para Lilith. El levantarle el ánimo se tornó en su tarea primordial tras verla tan decaída. Si bien había cometido un error, Nick admitía y agradecía la ayuda que le proporcionó al atrapar al criminal. Esto era algo que ignoraba Lilith, a fin de cuentas, Nick no era el tipo de zorro que intentaba arreglar las cosas de la mejor forma posible, y el ejemplo más claro fue el descaro que tuvo al regalarle una alfombra de zorrillo apestoso a la musaraña Mr. Big y no enmendarse por miedo a lo que este pudiera hacerle. A pesar de las horas invertidas en la mini-zanahorias, a Nick le agradaba su compañía, aunque no lo pareciese. Cuando realizaba sus rondas con Judy, la patrulla se movía con mucha rapidez por las calles buscando en cada rincón algún indicio de crimen. La coneja parecía no perder sus ánimos de trabajar, Nick tampoco lo hacía, pero su devoción a cumplir su deber no era tan arraigada como la de Judy. Al estar con Lilith, seguía con la misma rutina, pero con más tranquilidad que de costumbre, no pasaba por alto el que los crímenes realizados ese día eran mínimos comparados a otros en el pasado. En una sola tarde, ya habrían tenido a cuatro o cinco animales siendo procesados en la comisaría, ahora el camello se convertía en el único evento intenso y peculiar que habían tenido durante el transcurso de las horas. Volviendo con los pensamientos de Nick sobre Lilith, estos dedujeron algunos de sus intereses reflejados en su actuar durante la persecución. No se había quedado en la patrulla, y no escatimó en seguirlo, eso le daba a entender que le interesaban las situaciones clasificadas como “peligrosas” aunque en el desenlace siempre pudiera salir mal parada, Lilith era de las que no huían ante los problemas, y eso era algo que compartía con Judy, sin embargo, carecía del esfuerzo, carácter y motivación propia de la oficial coneja. Todo esto llevó a Nick a una sola conclusión; Lilith no tenía claro lo que quería para su futuro. Cuando era pequeña, Judy escogió sin mucho esfuerzo el convertirse en oficial de policía, Lilith en contraste, aún no se decidía por algún sueño en realizar, o quizá porque no tenía uno, sentenció Nick esperando muy en el fondo, equivocarse debido a su primer sueño arruinado por el prejuicio de los animales hacia los zorros. Pensando en todo esto, terminó su helado y lo arrojó a la basura. Lilith al terminar el suyo no demoró en subirse de nuevo a la patrulla. El reloj ya daba las 4 de la tarde y Nick se preguntaba porque no había noticias de Judy. No le pasaba nada malo, lo sabía puesto que sería el primero en enterarse si así lo fuera. Era tiempo de volver a la comisaría. A Lilith le seguía doliendo un poco su cabeza, rascándosela cuando no soportaba más la picazón. Al menos gozó de los paisajes en Zootopia, aunque no pudiera detenerse todo el tiempo en el lugar que fuera más de su atención. Si pudo levantarle el ánimo como quería, solo ella tendría la respuesta. El que decidiera ir en el asiento del pasajero le dio la respuesta que Nick necesitaba.
2
Judy, tras la interrogación, dedicó parte de sus horas a trabajar en registros dentro de la ZPD. El papeleo no era su fuerte, pero el dedicarse a realizar otras tareas siempre le hacían perder la noción del tiempo. Gracias al cambio repentino que ocurrió esa mañana, tuvo mucho que escribir y archivar; casos resueltos, casos pendientes, casos nunca resueltos, etc. Si algo había de divertido en registros eran con exactitud la información que pasaba por sus patas. En los casos resueltos en la parte del nombre del oficial a cargo, de vez en cuando aparecía su nombre en las fichas. Sonreía rememorando las experiencias vividas junto a Nick. Una de esas fichas mostraba el caso de los Aulladores. Si bien nombrando esto se podría intuir que Judy recordaría los aspectos fundamentales que llevaron hasta la mismísima culpable, lo cierto es que en esa ficha no se archivaba nada más que el archivo de desaparición de Emit Nutriales. Aquella hoja solitaria con la fotografía en el medio le recordaba el día en que conoció a su amigo y compañero en la ZPD. Muchas cosas habían cambiado desde entonces, pero Nick no, siempre hallaba la forma de sacarle una sonrisa o de molestarla para llegar siempre a una broma ocasional. Ahora daba cuenta el como cambiaba toda percepción durante el día al no estar en compañía de aquel torpe zorro. Sus ánimos no cambiaban, pero sentía que le faltaba algo, Judy lo comparaba a un miembro perdido, sin él, no podía hacer las cosas tan bien como había hecho hasta ahora. Extrañaba a Nick, eso no lo negaba ni tampoco lo haría si este bromeara al respecto, aunque quizá le respondería con el mismo gesto. Su añoranza también recaía en Lilith, cuando le ayudó a salir del aprieto en el borde del abismo, se volvieron unidas tan solo unos días, los cuales la mini-zanahorias destinó sus esfuerzos en olvidar aquello, siendo desconocido este hecho para Judy quien, a diferencia de ella, aumentó más sus ganas y expectaciones para convertirse en policía. La oficial coneja siguió varios minutos viajando en sus recuerdos con los ojos cerrados. Las buenas sensaciones que sentía se desvanecieron al sobresaltarse por un golpeteo sobre la mesa. Una de las encargadas en archivar los registros cada cierto rato, apoyó varios papeles sabiendo que Judy despertaría. No miraban con buenos ojos que durmiera, ni mucho menos en un área de trabajo que era secundaria para la coneja. Al percatarse de las intenciones de la encargada, Judy se limitó a mirarla con seriedad y terminar los registros pendientes que aún le quedaban por hacer. Le tomó menos tiempo del que pensó y salió de la oficina, sin embargo, esos minutos no eran relativos a los que se demoró dormitando. Una repasada al reloj de la comisaría verificó que estuvo ahí dentro al menos 2 horas y ya eran las 4:35. Nick aún no se dejaba ver, intuyendo que muy pronto lo haría. Bogo no estaría muy contento de que siguiera estando en la comisaría, pero la patrulla la tenía su compañero y el caminar por la ciudad nunca pasó por su mente como una opción viable para solventar su retención dentro de la comisaría. Caminó hasta el recibidor, en donde Garraza sostenía un gran platón con su almuerzo. Al parecer su día no estuvo muy ajetreado, de todas formas, no podría saberlo conociendo la función que este desempeñaba. Se le veía muy feliz como siempre y su intercomunicador no daba la alarma, aunque tenía cierta reputación (ignorada a veces por Bogo) de no responder a la llamada de manera inmediata. Judy ya tenía experiencia con eso, pero no quitaba de que fuera un buen oficial y un amigable encargado de atender a los animales en todo lo que necesitasen.
Editado: 03.03.2020