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El ambiente era bastante tranquilo en la sala de Bogo después de una jornada ajetreada. Las sillas si bien no eran cómodas, les recordaban que podrían relajarse algunos minutos. El gran búfalo se quedó quieto frente a Nick y Judy leyendo sus papeles sin dirigirles una palabra. Nick le pareció gracioso la concentración que su jefe ponía al leer, tenía el rostro sereno como si estuviera disfrutando de sus vacaciones prometidas hace meses. Judy miró a su compañero señalando que debían hacer. El zorro rojizo levantó los hombros. Les agradaba poder descansar, pero sentían una especie de presión en la sala. Si Bogo quería incomodarlos, iba bien encaminado. Inclusive las hojas que pasaba entre sus patas hacían resplandecer los ojos de Judy esperando que moviera la boca, solo para carraspear y seguir pasando página. La oficial coneja no aguantaba la situación, podía ocupar mejor su tiempo.
—Jefe Bogo, no debemos perder tiempo en la investigación—dijo levantándose en su asiento—. ¿No quiere escuchar lo que tenemos hasta ahora?
Bogo dejó sus papeles y la miró sin cambiar su expresión. Al cabo de unos segundos se quitó los lentes y el viejo búfalo mala cara volvía a la escena.
—Tengo muchos casos de los que ocuparme, manejar a nuestros oficiales y no dejar que el alcalde crea que su jurisdicción pueda manejar esta comisaría—posó las patas con fuerza sobre el escritorio y acercó el rostro hacia Judy quien retrocedió un poco—. ¡No tengo tiempo para hacer de niñera y quitar a los oficiales de su jornada con el fin de encontrar a tu hermana Hopps!
Judy pegó un sobresalto y se acomodó en su silla. Tenía razón en lo que pensaba tras el escape de Lilith; Bogo no se había quedado quieto. Agradeció las acciones que tomó, recordando también que fue avisada un par de horas tras el escape. Judy abrió su boca pensando en confrontarlo, aunque se ahorró las palabras para sí misma evitando echar más sal a la herida. No era la única que se preocupó por Lilith, eso le bastaba. Se disculpó por el actuar de la mini-zanahorias y le informó que encontraría una solución lo antes posible. La confianza en esta afirmación no era muy clara como pudo notar Nick. El Jefe Bogo se acomodó en su silla y guardó los papeles en su escritorio. Su atención estaba dispuesta a Nick y Judy, quienes no tardaron en explicarle los detalles de su investigación.
Bogo al terminar de escuchar la explicación apretó sus ojos con las pezuñas. Pensó que el descubrimiento del artefacto fue la única pista que lograron tener y lo demás; simples conjeturas. No dudaba de las habilidades de ambos en la investigación, después de todo, no eran unos niños jugando a los detectives y su historial los convertían al menos en los más capaces para resolver el caso. Ameritaban tener más para quitar la cantidad de papeles que se acumulaban en el escritorio de Bogo. Apiló un par más con sus pistas y tenía miedo de que se derrumbara perdiendo el hilo del caso. Sin embargo, algo que tenían le pareció lo más correcto y no tan equivocado; La personalidad de Bob Bigstep. Cuando se encaramó frente a él en la comisaría a fin de detenerlo, no veía preocupación por el reo que tenía a cargo. Había otra cosa, una especie de tranquilidad, como si la explosión que se vivió en prisión estuviese escrita mucho antes en sus ojos. Pudo seguir mirándolo y esperar leer más de cerca, pero el apuro de detenerlo y controlar sus acciones eran la prioridad. Aquella conjetura caía en las recopiladas por sus dos oficiales, y tal vez también tendría que admitir una posible verdad dentro de estas. Le agradó saber que Nick y Judy estaban cumpliendo con su labor independiente de que Lilith hubiera escapado. Cuando había sido informado por Garraza de esto, sacó a varios oficiales de sus rutinas usuales para encontrarla siendo uno de estos el que informó un posible vistazo dentro del subterráneo. Inclusive el gran búfalo salió a caminar en los alrededores esperando a verla, detalle que prefirió omitir y guardarse por siempre. Habiendo escuchado la información de ambos oficiales sobre el caso, pensó en una forma de como proseguir. Judy tenía razón, si querían saber algo debían ser cautelosos. Si Bigstep se daba cuenta que empezaban a sospechar de él, podía mitigar o destruir pruebas olvidadas. Intercambió esta idea con ambos, quienes se mantuvieron pensativos al no tener en cuenta esa posibilidad.
—Pero señor, si intentamos escarbar más en el caso quizá debamos en algún punto hablar con Bigstep—decía Judy con las patas sobre el escritorio.
—De eso no difiero Hopps, aunque esperemos llegar a ese punto cuando lo tengamos en la sala de interrogaciones si es que es el verdadero culpable.
Nick subrayó también el aporte que Porquiñes pudo tener en el complot. La locura podía ser un factor que apoyara a Bigstep si es que ayudó en ello, sin embargo y al igual que Judy, no encontraba el fin claro en todo eso. Las acciones tienen un motivo detrás de ellas, solo había que indagar más. Estaban cavando más profundo y mientras más lo hicieran, debían hacer uso de mejores herramientas para traspasar las gruesas capas que impedirían hallar la respuesta. Al mantener la charla, Judy se fijó en el Jefe Bogo, se veía cansado, más de lo usual. Casi la misma expresión al entrar a la comisaría el día anterior. Sabía que el gran búfalo hacía mucho por ellos, y los castigos que prometía se esfumaban al presentarse una nueva investigación. Judy se fijó que su pata pasaba de vez en cuando por uno de los cajones del escritorio, salvaguardándolo como si lo que fuera estuviera dentro pudiera salir y atacarlos. Los papeles que hojeó al principio no parecían ser una simple tortura a la paciencia, claro que no, tenían más peso del que Judy creía.
Editado: 03.03.2020