1
Los Depredadores que aguardaron en sus celdas no podían creer que estas se abrieran a cal y canto. Desde el ajetreo del lunes las opciones no estaban a su favor, las Presas habían tenido la bomba para ellos y no pensaron en utilizarla para romper el muro de la prisión. Eso era un mal principio; empezar la fiesta sin invitar al vecino de al lado. Quienes estuvieron pendientes en el segundo piso, vieron al zorro rojizo ser trasladado de urgencia a la enfermería y a Johnny Rayado con una sonrisa en el rostro. Durante esos dos días de prisión, la hiena aprovisionó de buena parte de las herramientas que se manejaban en el sector Oeste. Ser un jefe de distrito ayudó en eso. Amenazar a Bigstep era la parte sencilla del trabajo, ahora tenían una bomba que usar. Lo siguiente en la lista era deshacerse de los collares. Los condenados collares. Nick tenía esa misión y lo pagaba siendo vendado sobre una camilla, mientras que Johnny se aseguraba de sacar a los buscapleitos de la sala de aislamiento. Faltaba la señal para que los Depredadores actuaran, y sí que la recibieron bien.
Uno a uno los reos se apelotonaron en contra de los guardias. Si el collar los lastimaba, ¿qué más daba? Ya sufrían con los castigos y la negligencia del personal y siempre quedaba el animal que tenía más voluntad para permanecer de pie. Sabían que la prisión no tendría ayuda de los policías, lo menos que podían esperar era que los guardias del sector Este vinieran a ser héroes, y eso estaba ocurriendo. Guardias y guardias uniéndose a la lucha para asistir a sus compañeros. Tampoco podían cerrar la salida como si nada, dejarían muchos rehenes a merced de los Depredadores. En estos días dejar a una Presa con un Depredador era una locura.
En el sector Este las Presas sabían lo que ocurría. Dejarlos en solitario en sus celdas era una cosa, pero que todos los guardias se fueran al otro sector tenía mucho que decir. También vieron el mensaje en la televisión y estaban más que dispuestos a dejar a los Depredadores expuestos como lo que eran en verdad. Debían tener el impulso necesario y lo consiguieron, ahora necesitaban un poco de ayuda, y gracias a un tigre indignado en su oficina la obtuvieron. A diferencia del sector Oeste, no fue difícil tomarse el lugar, no tenían los collares que los limitaran y animales como hipopótamos o elefantes eran difíciles de controlar. El cierre electrónico los frenó en las puertas, nada que los rinocerontes no pudieran derribar, luego podrían quejarse del dolor de cabeza.
Nick avanzó por el pasillo siendo cauto junto a Johnny Rayado. Si aparecían muchos guardias no podrían escapar. La intención del zorro rojizo era salir solo, pero una parte de él quería sacar a los Depredadores, cosa que la hiena siempre buscó hacer. Antes debían hacer uso del artefacto de Bigstep, necesario para arruinar buena parte de las instalaciones. Para Johnny correr no suponía un impedimento, pero para Nick sí que lo era. Lo molesto era escuchar los comentarios acerca de esto, algo irónico recordando quien lo llevó a sostenerse del abdomen con la pata derecha.
—Yo iré al sector Oeste para preparar el regalo, tú ve al sector Este y trae a ese inútil de Bigstep. No tendrás que arrastrarlo, sabe lo que le pasará si no podemos escapar...
Una broma de mal gusto que Nick no respondió. Primero casi lo matan y ahora tenía que internarse en un terreno donde ningún animal le sería amistoso, aunque desde que llegó casi nadie lo era. Optó por seguir el plan al estar a nada de escapar, pero buscar al elefante era extraño. Johnny se lo explicó; Bigstep no terminó de armar el regalo en esos días. Ahora pensaba que todo estaba en contra, o no. Tenía que confiar, por más que lo odiara debía hacerlo.
Nick asintió y trotó por el pasillo hasta acercarse al recibidor. El animal encargado no estaba y la salida estaba bloqueada por una reja metálica. Si tan solo fuera más sencillo… las voces aumentaban. No tendría que pensar en cómo abrir la celda de Bigstep, de seguro ya lo estaba, lo que también traía sus riesgos. Las Presas lo atacarían al verlo, y Bigstep no se quedaba atrás, recibiría su merecido si sabían que conspiraba con los Depredadores y esas cosas no permanecían en el anonimato.
El zorro rojizo pasó al siguiente pasillo encontrándose con las puertas cerradas. Tal vez se había equivocado, pero del sector Este podía escucharse como cargaban hacia su posición. El metal de la puerta se ahuecó en un segundo. La adrenalina volvió a su cuerpo, la puerta no aguantaría el siguiente, Nick retrocedió sintiendo una punzada en el abdomen y se ocultó bajo el mostrador del recibidor. El ruido de las Presas corriendo lo alertaron, aunque hubiera rinocerontes no podrían salir por la entrada principal. Se necesitaba algo más explosivo. Los pasos estaban cerca, y el corazón le latió a mil con los animales tanteando el área. Un búfalo rodeó el mostrador y Nick agradeció que no fuera de estatura corriente… luego de sentir nervios, una Presa tuvo una idea mejor: encontrar un escape por el sector Oeste, y de paso darle a los Depredadores su merecido. Alabado sea el orgullo y el mensaje de los Depredadores. Vía libre para llegar hasta Bigstep, por lo que Nick entreveía, no escapó con ellos.
Editado: 03.03.2020