Extendió la mano con curiosidad y, halló la llave de la máquina. Aunque le pareció una situación cómica, su hambre la urgía, y agradeció, con una mezcla de incredulidad y gratitud, al "Dios de las Máquinas Expendedoras" por proveer en ese momento crucial.
La ironía de la situación no pasó desapercibida. En medio de la soledad y el misterio que la rodeaban, agarró unos sándwiches que, sorprendentemente, parecían frescos. Los llevó al escritorio y se sentó, para disfrutar de su inusual comida con una sensación de alivio y satisfacción. La ironía de la situación no se le escapaba: en medio de la soledad, había encontrado su propia fuente de alimento y comía con gracia y agradecimiento.
Chat Grupal:
08:15 Ibrahim: [Entra al chat grupal] "¡Hola a todos! Soy Ibrahim. Aunque estamos atrapados, al menos podemos hablar. Máxima, ¿qué opinas sobre la situación?
08:16 Máxima: Buen Dia... ¿Qué pasó con los otros? Al parecer los otros no contestan el chat.
08:17 Ibrahim: Creo que todos se durmieron o no tienen señal. Llevamos horas acá atrapados. Todavía no hemos encontrado la forma de salir. ¿Alguna idea?
08:19 Máxima: ¿Intente abrir la máquina expendedora que encuentre y comí unos sándwiches, tú estás en esas oficinas búnkeres... que tienes ahí? ¿Ya comiste algo?
08:21 Ibrahim: Estoy en la "oficina bunker" en el segundo piso. ¿Dónde estás tú? Aquí no tengo máquinas expendedoras ni comida. Estoy buscando una forma de escapar, pero no he tenido suerte todavía. ¿Algo que puedas hacer para ayudarnos?
08:23 Ibrahim: Espera... ¡Encontré algo de comer! Lo encontré en una alacena alta en el rincón. Ahora me siento un poco mejor. Pero sigo teniendo miedo y tengo muchas preguntas. ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué estoy en una oficina? ¿Dónde están los demás?
Desesperado por no recibir respuesta de Máxima, Ibrahim inicia una videollamada:
Su voz resonó con urgencia a través de la conexión. "¡Hey, Máxima! ¿Estás ahí?" Su llamado parecía emerger de un rincón oscuro de la incertidumbre, esperando una respuesta en medio de un silencio inquietante.
"Escucha, encontré un poco de comida en una alacena del rincón", prosiguió. No obstante, su tono denotaba una urgencia latente. ". ¿Puedes ayudarme? ¿Qué significa todo esto? ¿Por qué estoy atrapado aquí? ¿Y los demás? ¿Dónde están? Estoy preocupado", expresó con precipitación.
Mientras conversaba, Ibrahim, verdaderamente preocupado y confundido por la incertidumbre que los rodeaba, se movía inquieto, ajustando su cabello con gestos nerviosos. Sus palabras buscaban respuestas con afán. La conversación, que apenas comenzaba tras la aceptación de la videollamada por parte de Máxima.
La presencia de Ibrahim Torres es descrita como un joven de 1.87 metros de altura, de 24 años, con ojos verdes y el cabello pintado de rosa. Su apariencia es la de un joven atractivo que podría parecer un modelo.
La sorpresa se reflejó en el rostro de Máxima. Su sonrisa, ligeramente emocionada, destelló en su rostro. "¡Hola! ¿Espera, no eres... ese famoso cantante, SMILEBiz?" pronunció con asombro. La idea de que alguien tan conocido compartiera su situación la llenó de anticipación y curiosidad.
Ibrahim, por su parte, se sorprendió ante el reconocimiento, se percató de que Máxima también le era conocida. "¡Ese soy yo! ¡Eres QueenMax!" exclamó Ibrahim con un aire de sorpresa. La emoción se apoderó de él, como si hubiera encontrado un ansiado aliado en medio de una intriga complicada. "¡Oh, por fin alguien que me reconoce!" añadió con un deje de alivio.
"Escucha, estoy atrapado en una oficina y no sé cómo salir", prosiguió con inquietud. "Estoy preocupado de que algo les haya sucedido a los demás. ¿Tienes alguna idea?" preguntó con ansiedad.
Máxima, trató de tranquilizar a Ibrahim. "No, no sé nada. Solo he hablado con Alejandro, y él dice que no debemos entrar en pánico", expresó con serenidad, como si fuera un faro de racionalidad en medio de la incertidumbre. Su voz se convertía en un ancla en un mar de preocupaciones.
"Al menos están bien y hay comida. Solo queda esperar...", continuó. "Estoy en el piso 19", añadió, como si eso aportara algún consuelo, donde la altura de su ubicación simbolizaba una perspectiva desde la que se podía vislumbrar el panorama más amplio de su situación.
La pregunta de Ibrahim resonó en el aire. "¿Por qué estás atrapada aquí también, Máxima?" Su pregunta era un reflejo de la inquietud que acechaba en cada rincón de su mente.
"Bueno, eso me calma un poco", continuó. "Por lo menos estoy en la misma situación que alguien más, y no estoy solo. Gracias por el apoyo...", expresó con gratitud. ¿Has hablado con Marco?" inquirió, liberando un suspiro de alivio momentáneo.
Las palabras de Máxima, llenas de frustración y nerviosismo, resonaron en la conversación como una explosión de emociones. "No. No se han conectado al chat, tal vez lo hagan más tarde", comentó con un deje de desilusión. Pero su tono denotaba una creciente impaciencia y desesperación. "Pero ya no quiero estar más aquí".
Las palabras de Ibrahim, rebosantes de empatía y anhelo. "Entiendo cómo te sientes, Máxima", expresó con una voz suave. "Estoy ansioso por salir de aquí. Me encantaría tenerte a mi lado para no sentirme tan solo. Pero tienes que tener paciencia y fe, y mantener la esperanza". Sus palabras tenían un tono reconfortante. "Estoy seguro de que los demás están bien", afirmó con convicción. "Estoy preocupado por Marco, ¿lo conoces? Siempre sabe cómo salir de estas situaciones. Tal vez ha encontrado una solución. ¿Qué opinas?".
En ese momento, los roles parecieron invertirse brevemente, y Máxima, con una lágrima a punto de salir de su rostro, encontró consuelo en las palabras de Ibrahim. La conversación estaba llena de comprensión y solidaridad.