Bajo el calor de la pasión (Réquiem 2)
Bajo el calor de la pasión
(Réquiem 2)
Saga Réquiem
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Fragmento:
—Estás jugando con fuego, mia cara —sus palabras de advertencia no me hacen retroceder, al contrario me dan más valor para seguir adelante—. No juegues con un experto jugador, sobre todo si este está acostumbrado a salir vencedor.
Sonrío con suspicacia. He aprendido de mi maestro. Antes pudo dominarme y controlarme a su antojo, pero ahora las reglas del juego cambian y las estoy modificando a mi favor.
—¿Te has detenido a pensar que tal vez hoy sea mi día de suerte? —suelto su cuello y llevo mis dedos a su boca y los hundo en ella—. Voy a apostar todas mis ficha, Paúl —los deslizo sobre su lengua y con un pequeño gesto le pido que los chupe. A lo que él obedece sin protestar—. He aprendido a jugar con el mejor maestro de todos —llevo los dedos a mi boca y los lamo con provocación, para luego recorrer mi cuerpo con ellos desde mi boca hasta la punta de mis pechos y humedecer con nuestras salivas mis pezones erguidos y necesitados— y no voy a abandonar la partida hasta agotar hasta mi ultima ficha.
—¡Qué comiencen las apuestas, mia cara!
Sonríe con malicia, como si me dijera con ello que será un rival de cuidado. Lo que él no sabe es que esta vez, no estoy dispuesta a perder.
—Hace rato que puse mi apuesta sobre la mesa.
Con suma agilidad y sin darle tiempo a reaccionar, tomo sus manos y las llevo sobre su cabeza para asegurarlas con un par de esposas que tengo escondidas bajo la almohada. Las encontré mientras curiosa revisaba la habitación, cuando él me dejaba sola e iba a trabajar a su oficina.
—Pero… ¿Qué coño haces, mia cara?
Me inclino y me apropio de su boca para hacerlo callar. Hundo mi lengua y en esta oportunidad lo beso como nunca antes, embebida con ese deseo de poder que él ha despertado en mí. Muerdo su labio como me encanta hacerlo, mientras su cuerpo se mueve con desespero intentando deslastrase de su amarre.
—Suéltame, mia cara. Por favor. Necesito tocarte.
Ignoro su ruego, porque esta vez se trata de mí y lo que estoy consiguiendo con este juego.
—¡No! —esta vez lo muerdo fuerte para hacerlo callar—. Estas a mi merced y es tu retribución por el tiempo que he cedido a tus exigencias.
2 comentarios
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IngresarHola, estoy en Colombia, como hago para comprarla, no tengo tarjeta de crédito. Gracias.
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Intenso
Muyyy intenso!
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