Bajo el calor de la pasión ¡Actualizada!
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Bajo el calor de la pasión
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Capítulo 13
Fragmento:
―Paúl, ¿estás seguro de esto? ¿Crees que sea conveniente proseguir con los planes de la cena?
Suspiro profundo. Por primera vez en mi vida, estoy indeciso e intranquilo, pero sé que se debe a ella, porque no hay nada que me preocupe más que intenten llegar a mí, a través de mi mujer, y eso me pone más nervioso que nunca.
―Lo haremos, Marcos, por esa razón hemos duplicado la seguridad y las medidas de precaución ―sonrío irónicamente― aunque tenemos a nuestro favor el hecho de que nadie se espera la sorpresa que hemos preparado para esta noche, te aseguro que eso no lo verán venir.
Marcos, extiende una sonrisa cómplice. Un grupo muy pequeño, de los hombres de mayor confianza, saben acerca de nuestros planes, ya que el éxito de esta operación depende en gran medida, del secreto con el que lo hemos manejado.
―Saldremos a las siete, hice reserva para as ocho de la noche. Tenemos todavía seis horas para ajustar cualquier inconveniente que se nos presente antes de esa hora. Iré a la habitación, pero no dudes en llamarme si algo se presenta.
Acepta, confirmando mi orden.
Guardo las pistolas en la gaveta de mi escritorio y una vez que dejamos la oficina, me marcho en busca de mi mujer. La deje dormida, mientras bajaba a finiquitar los últimos detalles de nuestra salida con, Marcos. Ahora estoy desesperado por abrazarla y besarla, ella me tiene hechizado y completamente enamorado.
Al abrir la puerta de mi habitación, nada me previene para la hermosa sorpresa que me ha preparado mi mujer. Esta parada en medio de la habitación, vestida con la ropa interior más sexy, ligueros y unas tacones de infarto, que en cuestión de segundos me hace empalmar y, lo que me más me impacta y me deja con la boca seca, es la pistola que carga en su mano y la hace ver como una maldita diosa guerrera.
Cierro la puerta y me quedo parado allí, recorriéndola de pies a cabeza y deseándola como nunca.
―Así que mientras trabajo mi hermosa mujer decide divertirse sola ―recuesto mi espalda contra la puerta, cruzo mis piernas y meto las manos en mis bolsillos, mientras la observo con mirada lujuriosa y recorro mi labio inferior, una y otra vez con la punta de mi lengua―, ¿pretendes usar esa arma con alguien?
Me separo de la puerta y me acerco a ella como si fuera un animal salvaje en busca de su presa. Ella sonríe mientras alza el arma y la apunta contra mí.
―Tal vez mi objetivo ya esté en la mira ―sigo caminando hasta que la punta de la pistola presiona contra mi pecho― y es muy posible que ni siquiera se haya dado cuenta de que ha caído en la trampa.
1 comentario
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IngresarLastima que no la puedo leer, estoy perdida, ya no entiendo nada
Judith Garate, Gracias!
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