Bajo el calor de la pasión (Réquiem 2) Actualizada
Ya disponen de un nuevo capítulo de esta historia
Bajo el calor de la pasión
(Réquiem 2)
Capitulo 20
+18
En proceso
En venta por suscripción 1.50 USD
Fragmento:
―Creo que no has entendido completamente la situación, Caín ―su tono arrogante me saca de quicio―, yo la tengo a ella ―expresa soberbio― y por lo tanto controlo la situación y ordeno lo que se ha de hacer ―. Así que ahora mismo me llevarás al lugar en el que tienes a mi esposa ―maldito hijo de puta, pronto dejará de serlo― o morimos todos aquí mismo, incluida ella.
―Te llevaré a ella ―responde, Don―, pero no le hagas daño a Rosa.
―¡Don! No puedes confiar en él, no dudará en meternos un tiro una vez lo llevemos con Amanda.
―No lo hará ―responde seguro―, pudo haberte matado en cuanto tuvo la oportunidad de hacerlo y sin embargo, te salvo la vida y evito que uno de los hombres de Luciano te asesinara.
No puedo olvidar, que tengo una deuda de honor con él. Salvó mi vida y a pesar de que somos enemigos, tengo que reconocer, que pudo haberme matado en ese instante.
―Baja tu arma, Paúl ―le exijo―, deja a Rosa, fuera de todo esto y te juro te llevaré con Amanda, te doy mi palabra y sabes que la cumpliré.
En sus ojos destella un atisbo de dudas, sin embargo quita el arma de la cabeza de Rosa y baja su arma.
―No lo hagas, Paúl, no confíes en ellos ―grita Marcos sin dejar de apuntar a, Don―, te matarán en cuanto lo hagan.
―Tómame a mí de rehén, si no confías en nuestra palabra ―sentencia Donovan―, suéltala y tómame a mí en su lugar ―mi hermano baja el arma y la deja en el piso, mientras es seguido minuciosamente por Marcos―, iré hacia a ti y la dejarás ir a ella, te aseguro que no haré nada que ponga en peligro la vida de ninguno de nosotros.
Donovan se acerca, e inmediatamente Gambino deja ir a Rosa y lo sujeta en su lugar.
―Solo no hagas nada, Donovan y llévenme con ella, es todo lo que necesito que hagan y les aseguro que nadie saldrá herido.
Asiento en respuesta. No entiendo a qué se debe, pero algo me hace confiar en sus palabras.
―Baja el arma, Marcos ―ordena, Gambino, al hombre que ahora me apunta a mí―, son hombres de palabra. Estamos seguros.
―Pero, Paúl…
―Que guardes tu puta pistola ―grita, Gambino, furioso―, acata mi orden.
1 comentario
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IngresarDios mío ese cain está de infarto. Felicidades por tus éxitos lamentandolo mucho no e podido reunir los puntos para adquirir el libro ero te deseo lo mejor desde aquí de vzla sólo podemos leer los gratis Saludos
sarahis carolina barrios chacin, Si, lo se cariño, la próxima semana sorteo de todas mis novelas
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