ADELANTO DE YES DADDY!
Una escena breve del drama que se avecina para Rebecca Walker y Maxwell Holloway ;D
-Él está del otro lado de la puerta.- Dijo Hanna abrazándose el abdomen, cosa que hacía cuando estaba nerviosa.
Sus uñas estaban enterradas en sus brazos, otra cosa que hacía en situaciones de estrés, antes más que ahora. Becca le ayudó a dejar ese hábito cuando comenzó a dejar marcas sobre su piel, no lo había hecho hasta esa noche, no desde que tenían dieciséis, lo que significaba que enserio debía estar muy aterrada.
-Escucha, no puede ser tan malo. Quizá sea agradable, incluso.-
-No sabemos eso.-
-Bueno, el tipo se merece el beneficio de la duda. No sabía que existías después de todo.-
Su amiga apartó la mirada de la puerta y la miró. A pesar de la ansiedad y la preocupación en su semblante, Hanna lucía hermosa. Incluso cubierta por la oscuridad nocturna, su cabello dorado brillaba ante la más mínima luz y sus ojos seguían tan azules como en plena luz del día. Era simplemente preciosa.
-¿Crees que deba darle una oportunidad?-
-Creo que debes hacer lo que sientas correcto, si quieres afrontar esto, cruzaré la puerta de tu mano y no la soltaré; si quieres huir, tomaré mi moto y nos llevaré al taco bell más cercano.- Dijo con voz tranquilizante. -Pero, desde el punto de vista de una chica criada por un padre negligente, te puedo decir, que anhelaría una oportunidad así.-
El hombre había literalmente cruzado tiempo y distancia para encontrarla. De estar en sus zapatos, Becca habría aceptado conocerlo.
Hanna suspiró, Becca pudo ver la tensión abandonar sus hombros y salir a través de su respiración.
-Gracias por estar aquí, no sabes lo mucho que significa eso.-
Becca sonrió y tomó su mano.
Hanna asintió y miró la puerta.
-Estoy lista, entremos.-
Abrieron la puerta y se adentraron a la casa. La casa de las Campbell siempre tenía esa aura familiar que Becca conocía y atesoraba desde pequeña, nada había cambiado en lo absoluto en aquel recinto, ni los adornos sobre los muebles, ni los retratos en la pared, todo era tal y como lo recordaba siempre que cruzaba la puerta.
Lo único que no era familiar era el hombre parado en la sala, o al menos no fue familiar para Becca hasta que se dio la vuelta, entonces sí que le fue muy familiar.
No...
Maxwell Holloway la miró de regreso, con ese semblante rudo e impenetrable que lo caracterizaba, la única muestra de que estaba tan sorprendido como ella era lo tensos que lucían los tendones en su cuello.
No puede ser... pensó Becca con incredulidad ante un escenario tan inverosímil. ¿Acaso el padre de Hanna es...? no, es totalmente improbable.
Y aun así posible...
Le pareció inaudito, pero entonces rememoró sus palabras.
Tengo un... proyecto en esta ciudad que significa todo para mi.
Una vez termine el verano, mi enfoque completo será para algo en especifico y nada más.
Horrorizada, descubrió que, Maxwell Holloway, el misterioso hombre maduro que había estado follando por casi dos meses tanto dentro como fuera del papel y las letras, quien había dejado una marca sobre su carne y sobre su esencia misma...
Era el padre de su mejor amiga.
Su amiga frunció el ceño y los miró confundida.
-¿Ya se conocían?-
Ambos continuaron mirándose, Becca podía apostar que estaban viendo exactamente la misma cinta de recuerdos que su reencuentro desencadenó.
Estaba segura de que podían oír los latidos del otro y sentir la misma tensión.
No sabía que pasaría a partir de ahí, sólo sabía que muchos problemas estaban avecinándose en su dirección.
Y que estaba completamente jodida.
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