ENAMORAME SI PUEDES
Me le acerco al señor Leonard, que resopla al yo colocar mis manos en sus hombros. Me toma bruscamente por la cintura, me pega a su cuerpo completamente, y no lo puedo creer, tiene una enorme erección, me trato de separar, pero me retiene por la cintura mientras balbucea en mi oído.
_ Perdón Clio, mi cerebro dejó de funcionar. No se marche ahora por favor.
_ Ahora entiendo, porque su cerebro deja de funcionar señor. Otra cosa, lo anula.
_ No se burle señorita. Estoy, haciendo todo lo posible por contenerme, pero esa parte de mi cuerpo, no quiere escucharme cuando se trata de usted.- me dice todo colorado. Lo miro, y me causa gracia verlo en esa actitud apenada.
_ Ja, ja, ja, ja, ¿de veras tiene vida propia señor?- trato de hacerlo pasar por una broma, para ver si se relaja, está muy tenso.
_ No lo va creer si se lo digo. Pero en cuanto usted aparece, cobra vida solo. No puedo hacer nada al respecto. Es su culpa.
_ ¿Qué cosa? ¿Porqué es mi culpa?
_ Mejor no hablamos de eso, señorita. ¿Puede decirme, que le molesta de mi hoy?
_ ¿Porqué, me pregunta eso señor?
_ Esta Clio de hoy, no es mi Clio de todos los días.
_ ¿Su Clio?¿A qué se refiere señor?
_ Está fría distante, como si no estuviera aquí. Si no quería venir, solo tenía que decírmelo señorita. No quiero obligarla a nada.
_ No es eso señor, solo estoy cansada.
_ Pues vámonos, para que descanse.
_ No señor, mire a su hermano y esposa, la están pasando muy bien.
_ Si, llevaban tiempo sin salir. Gracias entonces por eso.
_ Puede soltarme señor, la música ya terminó.
_ Oh, disculpe.
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