ACOMPÁÑENME Y LEAMOS JUNTAS
Hola, mis amores, paso por aquí para invitarles a todas aquellas soñadoras que todavía no han leído a la Rusa y al Papi Sexi...
Les dejo un pequeño fragmento... Esta novela esta lleva de Pasión, Aventura, Drama, Humor, Erótica y mucho más...
¡Descubrámoslo juntos!, adema mis amores pueden aprovechar que el libro está en
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PROHIBIDO ENAMORARSE
(Fragmento)
—Ella es una fisgona Sr. Ston —la pata de urraca me señala, delatándome con el sexi de su jefe.
—Yo solo he venido para entregar el pedido y obviamente que me pague —contraataco, relajo mi mirada y alejo todo pensamiento perturbador, puesto que ver esos ojos azules intensos me hacen perder la cordura, mmm… jadeo en el fondo de mi deseo carnal, dejándome perder antes sus encantos e hipnotizándome con esa mirada misteriosa pero a la vez encantadora.
—¡POR DIOS…! PARECEN UN PAR DE VIEJAS MERCADERAS —vocifera con ímpetu, haciendo que ambas diéramos un respingo del susto.
—Lo siento jefe —musita agachando la cabeza.
¿Qué? La vieja urraca baja la cabeza, y eso es entendible, pero yo no tengo nada con este malparido. Dios lo hace como un Adonis, pero con su carácter de bipolar desperdicia todo lo que Dios le dio.
—Págueme y verá como en un santiamén desaparezco de su vista —extiendo mi mano derecha con el paquete de comida, y luego extiendo mi mano izquierda para que me pague.
—¿Qué? —abre los ojos saliendo de órbita.
—Que me pague y prometo que no me volverá a ver —entre abro y cierro mi mano, indicando que me pague.
Quiero irme de aquí, no negaré que su cercanía me descoloca por completo y lo último que quiero es ser su presa o mejor dicho su víctima.
—Sra. Marcela —alza la voz, y ella levanta la mirada—. Quiero que vuelva a su sitio de trabajo—ordena sin ninguna emoción en su rostro.
La vieja patas de urraca no espera que le digan dos veces y sale tirada a su escritorio gris, así como lo es ella.
—Y yo —abro la boca para luego arrepentirme, puesto que él no tarda en penetrar la mirada encima de mí, intimidando con su mirada de hielo.
—Usted sígame —ordena.
El guapísimo da media vuelta encaminándose a la oficina, la misma oficina en la que él estaba fornicando, follando o haciendo cositas de cositas con la rubia. Antes que el imbécil se arrepienta o me diga algo delante de la pata de urraca mejor lo sigo.
Respiro profundo antes de dar un paso dentro de la oficina. Me encomiendo con todos los santos, dioses y el universo entero, necesito que me protejan de cualquier pecado, lujuria y aún más de la ira.
Oh, la ira es mi enemiga número uno, ya que explotó en un par de segundos, empezando por hablar en Ruso y no hay nadie que me pueda controlar, y dudo que un Adonis prepotente lo pueda ser conmigo.
—Jayden —ronronea la rubia.
La rubia se sorprende al ver que voy detrás de los pasos de su hombre, amante, amigos con derecho, novio, esposo, ¡LO QUE SEA!
—Vete Lucinda —espeta—. Por lo pronto quiero que desaparezcas de mi vista hasta que decida nuevamente llamarte.
¡Qué maldito cabrón! ¿Qué se cree para hablarle así a una mujer?
La rubia alisa su vestido y arregla su cabello, para luego desaparecer ante la mirada de nosotros. Siento lástima por ella porque eso me confirma que es más que una quita calentura.
«¡Quédate callada Zoe!»
—¿Por qué trata así a una mujer? —¡Y ahí estoy yo! La heroína de las mujeres, quien me manda abrir la bocotá.
—Así que de mercadera y repartidora de comida, pasaste hacer la vocera de las mujeres —frota su quijada, y con su mirada me lanza fuego—. Deberías trabajar para mi Bufete.
—No veo ningún problema en defender a las mujeres —contraataco—, además es mi persona no la suya.
—Qué haré con usted Sra. Del pueblo para el pueblo —levanta una ceja—. Debió ser diputada, alcaldesa o gobernante, ya que ese puesto de mercadera le queda muy chico—me señala con el dedo moviéndolo de arriba hacia abajo.
—No me busque porque me encontrara —le advierto—. Págueme y me voy.
—Creo que no hay necesidad de buscarla, ya que la tengo frente a mí —esboza una sonrisa—. Creo que se me olvida algo que agregar—no tarda mucho y ya lo tengo frente a mí.
¡Les gusto...! VAMOS A LEER
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