Recomendación de lectura.
Hola a todos ¿ Que tal se encuentran? Hoy les traigo una super recomendación de mi amiga y compañera autora Eidy Aray ¿la han leido? Pues ahora, abajo de esta sensual imagen, les dejo un fragmento de esta apasionante historia llamada:
Maya mi civilización. (les adjunto el link: https://booknet.com/es/book/maya-mi-civilizacion-b334307?_lnref=v2JZwH_M)
Me mordí los labios y cerré los ojos llenándome nuevamente de las sensaciones placenteras que aún recorrían mi cuerpo.
Me estaba debatiendo entre dejarlo marcharse o repetir una vez más cuando el ruido estridente de mi celular me saco de mis morbosos repasos de lo que había ocurrido.
¿Número desconocido otra vez?.... Marcelo.
Mire en dirección al baño y colgué la llamada.
La pantalla inmediatamente se volvió a alumbrar. Camine por la habitación y al ver que faltaba la ropa del guardaespaldas decidí tomar la llamada. Mi amante debía demorar al menos unos minutos más en el baño.
—¿Qué quieres? — pregunté airada.
—¿Interrumpo? — la voz del otro lado de la línea era sarcástica y agria —Pensé que después de atender los placeres carnales o lo que sea que tuviste, responderías mejor.
—¿De qué hablas DonDom?— indague molesta, fingiendo aburrimiento.
—Llevas más de dos horas trancada con tu nuevo Guarda espalda, que a penas empezó hoy. Pero me han dicho que es un chico muy guapo y educado.
—¿Cómo mier...? —palidezco y me apoyo a la pared para no caer de la impresión.
—¿Cómo mier-mier qué? ... ¿Te espió? Si esa es tu pregunta. Pues es muy fácil Amaya. Trabaja demasiada gente en esa casa. Demasiada gente con necesidades. A nadie le vienen mal unos dólares extras. En cuanto a ti, era casi obligatorio tenerte vigilada, no estoy asombrado con tu comportamiento, eres una cualquiera. No esperaba otra cosa. Pero me alegrará darte tu castigo. En cuanto al guarda espalda...
—A él déjalo en paz, yo lo seduje.
—Eso es lógico, Bambola mía, no imagine otra cosa. No puedo ir por ahí matando a todos los hombres con que te revuelcas, porque exterminaría la población masculina de este país. Despide a ese infeliz hoy mismo; te espero mañana en el areopuerto de Cambridge.
—Mi madre llega mañana— refuté.
—Non me ne frega niente. No te estoy dando opciones. O aterrizas mañana en Cambridge a asumir las consecuencias de tus actos. O el mediocre gorila que contrató papi Bezos para cuidarte, se muere esta misma noche.
— No serias capaz.
— ¡Assaggiami ! Te espero en Cambridge mañana... Recuerda despedir al gorila, sin trucos. Te están observando— la llamada se corta y las lágrimas contenidas para que Marcelo no me escuchará la voz rota se derraman.
Me las limpio con rabia y regreso a la cama, donde me siento a pensar en cómo despedir a mi ángel, a mi sol, a mi Maya.
Dos minutos más tarde, el sale del baño totalmente vestido con la ropa aún bastante mojada por nuestra incursión por la piscina al mediodía.
—Creo que me iré a casa, ya por hoy no pienso que vaya a necesitarme. A fin de cuentas parezco un pollo mojado. — intentó no reírme de su chiste, ni sucumbir ante lo atractivo que se ve con esa ropa mojada pegada al cuerpo. Pero lo cierto es que estoy absolutamente cautivada por su nobleza, por su modo de ser tan natural y franco.
—Vete, estás despedido. No regreses mañana. Esto fue todo en esta casa para ti— se me parte lo que me queda de corazón al tener que hacer esto. Pero la que tiene un loco detrás soy yo. Él no tiene que pagar por darme el mejor día de mi vida cuando en cuestiones de placeres y amor se refieren.
—No puede estar hablando en serio—. Musita mirándome a los ojos en espera de algo que le haga entender que se trata de una broma. No cedo, continuo firme y le hago un gesto a la puerta.
—Sal de aquí. Considera lo qué pasó entre nosotros hoy, como un pago más que justo a tu único día de trabajo a mi servicio.
—Usted no sería capaz de despedirme. ¡Ni siquiera alguien como usted puede ser tan despiadada! — me miró dolido y yo sentí como se rompió algo en mi interior, pero no me salí de mi papel.
— ¿Qué creías cariño? ¿Que me había enamorado? — Intenté ponerle la dosis justa de sarcasmo. Si él no hubiese estado tan exaltado se hubiera dado cuenta del temblor en mi voz. Pero mis palabras fueron más efectivas para confirmarle lo que oía, que el lenguaje corporal para delatar que mentía.
1 comentario
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IngresarCuál es el nombre de la obra? El link no me abre y si tú la recomiendas, tiene que ser grandiosa.
JENIFFER ERAZO, nena, ya edité el link. ya no tendrías que tener problema. cualquier cosa me dices
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