Amo de la perversión ¡Actualizada!
Amo de la perversión
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Capítulo 7 Un amor oculto
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Fragmento:
Voy a sacarte de aquí y a llevarte a casa ―se quita la chaqueta y me cubre con ella―. Voy a cuidar de ti, no permitiré que nadie más se atreva a tocarte.
Ajusta la chaqueta sobre mi cuerpo y luego me levanta entre sus brazos, para sacarme cargada de la habitación. No me resisto, dejo que se encargue de mí, porque él es la única persona que necesito, el único que puede tranquilizarme.
―Gracias, Rob.
Agradezco por su presencia, por estar pendiente de mí, por salvarme y protegerme cada vez que lo necesito. Es mi ángel guardián, una especie de protector personal cuya misión es protegerme y defenderme del peligro.
―No tienes nada que agradecerme, mi hermoso ángel ―pronuncia en tanto deja un beso sobre mi frente―, mi única misión en esta vida es mantenerte segura.
Rodeo su cuello con mis brazos y hundo mi cara en el hueco que hay debajo de su mentón. Pego la oreja en el lado izquierdo de su pecho para apreciar los latidos vertiginosos de su corazón. Rob, es el único hombre en el que confío. Pondría mi vida en sus manos sin dudarlo ni un solo segundo.
Me conduce a través de las instalaciones hasta que subimos a la limusina propiedad del club. Se ubica en el asiento de atrás y me acomoda sobre su regazo con sumo cuidado.
―Jacob, llévanos a la casa de Victoria.
Ordena con un rugido poderoso y feroz. Algo extraño comienza a recorrer todo mi cuerpo. Una energía vigorosa que pone a latir mi corazón y envía chipas de electricidad a todas mis extremidades y a las zonas más sensibles de mi cuerpo.
―Sí, señor.
Me aferro a su cuerpo como si fuera mi salvavidas y aspiro de su delicioso olor a hierbas, a hombre valiente y viril que me marea y me deja sin aliento. Suelta un gruñido cuando mi nariz rosa la piel de su garganta con sutileza.
―Detente, Victoria, te he dicho una y otra vez que no estoy para tus jueguecitos ―me sermonea furioso―. Acabas de ser atacada, joder.
A pesar de su amenaza, de todas las veces que le mentí al decirle que era demasiado viejo para mi gusto, cuando lo cierto es que he estado perdidamente enamorada de él desde que lo vi por primera vez, en esta oportunidad no quiero resistirme a esto que siento. No me importa si mañana cambio de parecer, comprendo que no estoy a la altura de su amor, que no puedo permitirme amar a alguien cuando hay suficientes razones para negarme a ello, sin embargo, quiero sentirme libre de hacerlo, aunque sea por esta única vez. Mi cuerpo lo pide a gritos. Lo necesito, aquí y ahora.
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