Conozcan a.... LA MUJER QUE FUI
Hola!!!! Feliz y bendecida semana para todos!!!!
En esta ocasión paso para recomendarles esta ardiente historia de nuestra querida Rose G. Llamada, LA MUJER QUE FUI, estoy segura que les encantará, aquí les dejo más sobre ella.
Fragmento de La Mujer Que Fui
—Luces hermosa Gaby—me dice mi mejor amiga asomándose en el umbral de la habitación vestida con su ropa de chef.
—Gracias—sonrío o trato de hacerlo lo mejor que puedo.
En cuanto llegué a casa lo primero que hice fue correr a refugiarme en los brazos de Lau, quien no perdió ningún mimuto en consolarme y en decirme que todo estará y saldrá bien.
Decidí omitir el tema de la visita y amenaza de Andrei, solo le comenté que hoy hablaría con Doriam sobre mi pasado.
—Estaré trabajando, pero no dudes en llamarme si me necesitas.
—Gracias.
—No tienes nada que agradecer—besa mi mejilla—ya verás que Doriam sabrá entenderte, él te ama, además nunca es tarde para sincerarse.
—Eso espero.
—Bueno, me voy guapa—la morena mira el reloj en su muñeca—suerte hermosa—me guiña un ojo y abandona la habitación.
Continúo maquillándome hasta que una notificación de mensaje llama mi atención.
Es temprano aun para que el moreno pasé por mí, el aparato vuelve a sonar logrando que abandone mi lugar frente el tocador y tome el teléfono que descansa sobre la cama.
El remitente de un número desconocido me hace fruncir el ceño, pero aun así abro el mensaje.
Desconocido: Te advertí que no jugaras conmigo muñeca.
Mis ojos se llenan de lágrimas y las manos me tiemblan de tal manera que el aparato cae al suelo con las imágenes del coche que reconozco muy bien y donde se puede apreciar a un Doriam de cabeza con una gran capa de sangre sobre ella.
—No—ahogo un jadeo entre sollozos.
Me inclino recogiendo el aparato, tomo mis llaves, el bolso y salgo corriendo rumbo al estacionamiento sin importarme nada más que llegar a donde quiera que sea que tengan a mi novio.
Con dedos temblorosos marco el número de Freya, pero la línea sale ocupada. Luego de varios intentos mientras voy en el ascensor, vuelvo llamar una vez más, pero no consigo contactarla así que decido escribirle un mensaje que espero vea y no pase por alto.
Mis pies se mueven con rapidez, apenas las puertas de la caja metálica se abren, prácticamente corro hasta mi auto, pero justo cuando estoy por abordarlo…
Una mano cubre mi boca y soy estrellada contra la puerta del carro.
—Te advertí que no hicieras nada estúpido Gabrielle—los ojos verdes inyectados de ira de Andrei me observan—creíste ser más lista que yo y correr con el chisme a tu novio o ex novio, posiblemente ya esté muerto el pobre desgraciado—suelta burlón.
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