¡Río revuelto en Descuento!
—Buenos días, vaquero.
—Quería sorprenderte con un desayuno en la cama, cariño.
Hace un mohín relindo y yo le rasco la barba sin afeitar.
—Pues es lunes y hay que trabajar—canturreo.
Robo un trozo de tocino y me lo llevo a la boca.
—Y lo que hablamos, Ei, de dejar de dejarte el pellejo en el rancho Ferguson y meterle empeño a lo de las puras sangre ¿ya se te olvidó?
Me encojo de hombros y como otro trozo de tocino porque tengo planes propios que no he compartido con Tre. Podemos ser amantes y colaboradores pero no por eso dejaré manejarme por él.
—He decidido que me voy temprano al rancho a verificar lo del dragado de tierras. Luego volveré y le haré revisión a Lady R. Tomaré la camioneta de papá, así podré irme cuando decida y no dependeré de ti. Si quieres entrenarme te daré un par de horas de la tarde y volveré al rancho de mi familia. Has tenido todo el tiempo de pareja que has querido este fin de semana y has usado mi cuerpo como te vino en gana, Trevor Wallace—achico los ojos y le señalo con el dedo, acusadora—… Sé lo qué pretendes.
Aparentemente mosqueado por mi resolución, Trevor apaga el fuego y echa el paño en la meseta.
—Por el amor de Dios, mujer, dime, ¿Cuál es el bendito plan que tengo en tu contra?
Me meto los dedos en las trabillas de mi vaquero y levantando la barbilla, declaro:
—Quieres que me vuelva loca por ti, como todas las noviecitas descocadas que tuviste en la universidad y que lloraban tus miserias. Ah, pero no esperes eso de mí, Wallace, ¡Soy una Ferguson!
Su sonrisa se desenrosca y el destello en su mirada se vuelve fugaz cuando soy levantada en el aire y soltada sobre el desayuno.
—Ahora eres una Ferguson sobre mi mesón.
—¡Estúpido, me has dañado mi mejor vaquero! —grito contrariada, intentando quitarme los pedazos de tocinos del culo.
—¿Te refieres a este? —introduce sus dedos en un pequeño orificio del mismo y lo rasga hasta dejar libre parte de mi pierna.
Lo miro anonadada.
—Maldita sea, Trevor. Llegaré tarde y no me dará tiempo de hacer lo que quiero.
—Así está mejor—susurra, acariciando mi pierna a través de la rotura del pantalón.
Hay algo maravilloso en el contacto con su piel. Entonces lo dejo que se entretenga, su mano se adentra en mi vaquero mientras se despierta algo más dentro de mí.
—Dos cosas, Ei—su otra mano acaricia mi mejilla mientras Trevor empuja un poco mis piernas para meterse dentro de ellas. Está delicioso por la mañana con el cabello revuelto y sin camisa así que lo dejo ser—No llegarás tarde porque son las cinco de la mañana. Y la otra cosa, cariño, es que ese vaquero había que tirarlo a la basura desde hace rato ¿me perdonarás por destruirlo, mi Buhita preciosa?
Resoplo y dejo caer mis hombros. Es verdad, la mayoría de mi ropa de trabajo está deteriorada y debo renovarla para no parecer una andrajosa, tal como me dejó ver la enana de Sophia.
—Supongo que sí.
¿Quieres saber cómo terminará este desayuno? Te diré una sola palabra será: DELICIOSO.
Suspenso, Romance y erotismo de alto voltaje te esperan en Río Revuelto
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