NUEVO LIBRO - TERCERA GENERACION
—Buenas noches, amor. ¿Ya estás en camino? —pregunto Alma a través del teléfono mientras conducía a la casa de sus padres.
—Mi amor. Lamento no poder ir, pero tengo guardia en el hospital.
—Pero hoy es el cumpleaños de mi hermano David, mis padres también te esperan —dijo un poco triste Alma.
—Lo sé bebé, pero ya sabes cómo es el hospital.
Alma respiro profundo sabiendo muy bien cómo es que funcionaba ser doctor, muchas veces no se tenía vida y ella más que nadie lo sabía ya que creció rodeada de médicos.
—Entiendo amor.
—Prometo que mañana lo compenso, dale mis saludos a tus padres y un fuerte abrazo a David. Y ya te dejo, tengo que hacer una ronda.
Alma quiso decir algo más la llamada se había cortado, respiro y decidió llamar a su mejor amiga Macarena.
¿Maca?
—¿Qué pasó mi Alma hermosa?
Estoy camino a casa de mis padres por el cumple de mi hermano y te dije que iríamos, ¿recuerdas no?
¿Era hoy?
—¿Lo olvidaste?
—Lo siento, se me olvidó y decidí acompañar a mi madre a casa de mi abuelita. Por favor discúlpame con tu familia, ya mañana voy llevándole su regalo.
—Está bien —dijo Alma haciendo un puchero que su amiga no pudo ver.
Corto la llamada y marco el número de Liliana, era la amiga de Renzo su novio y se había convertido en una amiga muy querida para ella también. Liliana le contesto de inmediato diciéndole que ya la estaba esperando que no demorará. Condujo hasta la casa de su amiga, quien la saludo con un beso en la mejilla y pidió que le abriera la cajuela para guardar el regalo.
¡Mierda, el regalo...! Exclamo Alma al recordar que no trajo el regalo que compro para su hermano ya que pensó que Renzo lo traería.
¿Qué pasó? Pregunto Liliana.
—Debemos volver a mi departamento, debo ir por el regalo de mi hermano. Pensé que Renzo vendría y traería el regalo, pero no pudo porque tiene guardia.
Tenía guardia. ¿Hoy?
—Si, ahora está en el hospital.
Alma puso en marcha su auto y regreso a su departamento.
—¿Te acompaño? Pregunto Liliana ya que tenía un feo presentimiento. No entendía por qué su amigo había mentido que estaba de guardia si eso no era así ya que ambos estaban en el mismo hospital y él había cambiado turno para asistir al cumpleaños de su cuñado.
—Voy rápido.
Alma bajo de su auto, se metió al ascensor que la llevaba a su piso. Busco su llave y abrió la puerta encontrando la luz de su sala encendida, seguramente Renzo se olvidó de apagar las luces al salir —pensó.
Dio unos pasos y escucho algunos ruidos extraños que provenían de su habitación provocando que su corazón latiera con fuerza temiendo que algún ladrón hubiese entrado a su casa.
Busco con los ojos algo con que pudiese defenderse, tomo el florero de la mesa y camino de puntillas hacia su habitación, pero mientras más cerca de su habitación el sonido se hacia más audible y no era el sonido de un ladrón rebuscando entre sus cosas. La puerta estaba entreabierta, estiró la mano, empujando lentamente la puerta con el corazón a punto de estallar temiendo que ese sonido solo significará algo…
Sus ojos se abrieron como platos, se llenaron de lágrimas al ver a su novio y su mejor amiga follando en su cama.
Quiso decir algo más las palabras se habían atorado en su garganta y los actores de esa escena erótica estaban tan perdidos en su mundo que no se habían dado cuenta que tenían un espectador.
Alma quiso salir de ese lugar sin decir nada, más eso no fue posible, al intentar dar un paso para salir huyendo el florero que tenía en las manos se soltó, estrellándose contra el piso rompiéndose en mil pedazos como su corazón lo había hecho minutos antes.
Aquel ruido había llamado la atención de ambos amantes.
¡ALMA…! gritaron a una sola voz.
ALMA TELLER
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