Nuestro Pecado, actualizado
—Llegamos —Lucas murmura y estaciona.
Va a ser una larga mañana. Descargamos las cosas de la camioneta y ya nos están esperando con una sonrisa de alegría.
—Nicol, ven conmigo —Santore me llama—, necesito una enfermera.
—Ella va a ayudarme a entregar las donaciones —responde Lucas molesto.
—Yo la llamé primero.
—Esto no es una competencia —Lucas declara seguro.
—Te equivocas, todo en esta vida es una competencia —sonríe Santore—, si no actúas cuando debes, vendrá alguien más a reclamar lo que tú no reclamaste —por primera vez veo a Lucas apretar la mandíbula y su mirada es de muerte—, así que, admite que te gane —me mira—, Nicol… es por acá.
Me indica el camino y Lucas está de pie en silencio.
—Ayudaré una hora a Santore y luego vendré a ayudarte a terminar —le sonrío para tranquilizarlo y él solo asiente con la cabeza fingiendo una sonrisa.
Camino al lado de Santore hasta el área que han acondicionado para la atención médica.
—Solo lo ayudaré un momento, porque…
—¿Temes que se rompa una uña repartiendo la ropa? —lo dice con una sonrisa burlona en su rostro y por un segundo no puedo evitar fijarme en lo perfectas que son sus expresiones.
—Solo no podrá terminar a tiempo —decido ignorar su comentario.
—Bien —pasa por mi lado colocándose su bata blanca—, pero te advierto que en la noche serás solo mía y no podrás deshacerte de mí —susurra esto cerca de mi oído solo para que yo lo escuche.
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