Su madre quiere casarla a la fuerza por estar emb…
—Melissa Fonseca, ¿tienes algo que contarme? —me preguntó mamá con tono triste.
—Yo, nada, ¿por qué la pregunta?
—¡Mientes! Sé que estás embarazada.
De pronto mi corazón comenzó a latir con fuerza, la mandíbula se me tensó, quería llorar, pero tenía que disimular, por lo que cerré los ojos y respiré fuerte.
—¡Ay, mamá! ¿De dónde sacas esas cosas? —contesté indiferentemente mientras intenté cambiar de conversación—. Mejor ven a desayunar. ¿Necesitas que te prepare algo más?, ¿un café o un té?
—No, no quiero nada… —pronunció con tanto resentimiento, que mi corazón se paralizó en ese instante—. Solo quiero que seas sincera y me digas la verdad. —Sacó de su bolsillo la foto del ultrasonido.
Después de oír esas palabras, mi mundo se derrumbó. Sentí cómo el tiempo y el espacio se congelaban a mi alrededor. Sin saber qué hacer, peiné mis cabellos con los dedos una y otra vez. No sabía qué decirle, aunque me entristecía tener que decirle la verdad, tenía que reconocer que era algo de lo que no podía escapar.
—¿Este bebé es tuyo? —Mi madre señaló el papel a lo que asentí con la cabeza—. ¿Cómo puedes hacernos esto? —dijo con resentimiento, mientras mis ojos se me llenaban de lágrimas—. ¿Cómo le diremos esto a tu padre? ¿Qué pensará la familia de Esteban? —añadió con amargura, y mis ojos no pudieron evitar dirigirse al ultrasonido—. De seguro opinarán que nosotros somos unos alcahuetes que dejamos que nuestra hija de tan solo 18 años se acostara con su hijo para retenerlo a su lado.
De inmediato quise gritarle que no quería que Esteban se enterara sobre el bebé, que sería madre soltera, pero estaba dudosa de su reacción al saberlo, por lo que decidí quedarme callada y seguir escuchando sus reclamos y lo mala hija que era en ese momento.
—Te casarás con Esteban —ordenó deteniendo mis pensamientos.
—Perdón —exclamé asombrada de sus palabras.
—Lo que escuchaste, Melissa. Te casarás lo antes posible, antes de que te crezca la barriga y así no seremos la comidilla del pueblo.
—No lo haré…
—Ya vasta Melissa, deja de hacerte la mártir porque…
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