Nuevo capítulo publicado "Lujuria Salvaje"
Amores, por fin se revela lo que Delia tanto temía y el Testamento ha quedado al descubierto.
Nos miramos sin saber quien es la persona que se está acercando, observamos alrededor buscando un lugar en donde poderse esconder, de pronto Alessandro me indica que me esconda debajo del escritorio y él se apresura para agacharse y cubrirse detrás del mueble. Ambos esperamos a que la puerta se abra e ingrese Delia, pero eso no sucede. La puerta se abre solo unos centímetros para luego volverse a cerrar y se empieza a escuchar a los pasos alejarse.
Ignoramos quien haya sido, pero salimos del escondite sintiéndonos aliviados y con una sonrisa en los labios.
—Eso estuvo cerca —menciono encendiendo la lámpara del escritorio para empezar a buscar las llaves.
—Demasiado para mi gusto —se vuelve a acercar y lo noto fastidiado— ¿Qué haces?
—¿Acaso no es obvio? Estoy buscando la llave —me alejo buscando en el estante—, no te quedes parado y ayúdame antes de que alguien venga.
—Delia carga las llaves con ella, ya vamos —Comienza a caminar hacia la puerta.
—¿No vas a hacer el intento? —Lo miro sin poder creer que se comporte así.
—Ya vine hasta acá, te acompañé a esta locura, no se puede abrir, así que, es momento de seguir —Me mira fijamente y me siento decepcionada.
—¿Así de fácil te vas a dar por vencido?
—Ya basta de esta locura, vamos y olvidémonos de esto.
—Resultaste ser un cobarde —Me exaspera su comportamiento.
—¿Qué dices? —Me mira fastidiado.
—Lo que escuchaste Vaquerito, después de todo resultaste ser un miedoso —Lo enfrento intentando hacerlo entrar en razón.
—Retira lo dicho, no soy ningún cobarde —Da unos pasos hasta llegar a mi lado.
—Lo eres, tienes miedo de enfrentar la verdad —el tono de mi voz sale firme y segura.
—Para ti es muy fácil decirlo, no has vivido una decepción tras otra, ¿tengo miedo de lo que pueda descubrir? Puede ser, en todo caso, ¿qué te importa? Mañana te regresas a tu perfecta vida, con tus amigos y con una familia que te espera… —baja el tono de su voz— en cambio, yo hasta puedo perder lo poco que tengo y me refiero al cariño de Fátima y el de Estela.
Su mirada refleja tristeza y mi corazón se rompe, ¿cómo no pude entenderlo antes? Para mí todo es muy fácil porque sé que haga lo que haga cuento con el apoyo y el amor de mi familia, en cambio, Alessandro, lo más cercano a una familia que tiene es Fátima y Estela, teme perder el cariño de ambas.
—Entiendo que una parte de ti tenga temor de lo que pueda pasar si averiguas que todo pudo ser diferente, pero…
—Tú no entiendes —me interrumpe con voz suave—, de niño quería ser un Salvatore, formar parte de la familia y no ser solo un estorbo como lo repetía Delia. Aunque el pasado me convirtió en el hombre que soy ahora y estoy agradecido, no tienes idea lo mucho que tuve que esforzarme para ser siempre el mejor, pero lo que más duele era que lo hacía para que me quisieran.
—Estoy segura de que tu padre te quería mucho, lo hacía antes de saber que eras su hijo —sonrío ligeramente con sentimiento—, él estaría muy orgulloso de ver en el hombre que te has convertido.
Alessandro me mira y casi puedo distinguir sus ojos humedecidos bajo la tenue iluminación de la lámpara.
—¿De verdad lo crees? —El tono de su voz es ronco y suave al mismo tiempo.
—Claro que sí —rompo la distancia y lo abrazo para luego verlo a los ojos con ternura—, eres inteligente, leal, responsable, amoroso…
—No olvides decir que soy sumamente guapo —Sonríe ya más animado.
—Y muy humilde —bromeo y el ambiente se ha relajado.
Alessandro me da un beso tierno y enredo con más ánimos mis brazos a su cuello.
—Voy a respetar tu decisión —digo cuando rompemos el beso—, si quieres dejar las cosas como están, bien, y si quieres saber si tu padre tenía otros planes para ti, también está bien.
—¿Ya no me vas a presionar citadina? —Pega su frente a la mía.
—Será lo que tú decidas.
Mira al techo por un segundo y suspira fuerte.
—Bien, veamos qué dice ese testamento.
—¡Sí! —Brinco de emoción y él ríe.
—¿Qué pasó?
—Sabía que elegirías sabiamente —miro el cajón—, pero seguimos sin tener la llave. ¿Cómo podemos conseguirla? Es claro que Delia no va a querer prestarnos la llave —Me pongo pensativa.
—¿Tú crees? —el tono de su voz es burlón— Opino que si vamos a buscarla y le pedimos la llave para ver si mi padre me dejó algo dicho en el testamento, ella muy amablemente nos la va a entregar.
Ambos reímos.
—Ella no, pero yo sí —la voz de Fátima nos hace brincar y ambos giramos hacia la puerta.
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