¡Descuento activo!
Ella estaba teniendo el mejor sueño con su “precioso" hasta que...
—¡¡Me lo robaron!! —gritó al borde de las lágrimas y comenzó a mirar desesperada hacia todos lados—. ¡¡Ayúdenme!! ¡¡Me lo robaron!! ¡Por favor…!
Su cómodo cochecito estaba vacío… Tilly sujetó las mantas entre sus manos, olía a él, a su fragancia… su niñote grandote… su tesoro… el amor de su vida…
—Señorita… ¿Qué sucedió? —Un agente se acercó corriendo y agitado, pero Tilly era una bola de nervios buscando desesperada y girando en sus pies—. Señorita, cálmese… ¿Qué le robaron?
Los ojazos de Tilly se llenaron de lágrimas, su boca dibujó un puchero eterno y sus mejillas se llenaron de aire antes de pronunciarlo.
—Mi… mi… —balbuceó hipeando—. Me… me… roba… me robaron…
Lloraba, su garganta se cerraba en un nudo de angustia y miró desconsolada hacia todos lados mientras inhalaba el aroma de él…
—Por favor… cálmese. Dígame, qué le robaron —preguntó el agente preocupado y miró el cochecito—. Señorita, ¿le robaron a su bebé?
La cabeza de Tilly se escondió entre sus manos, aferrándose a la manta contra su pecho y negó angustiada con su cabeza…
—¿¿Entonces, qué le robaron??
—¡¡MI PE-NEZOTE…!! ¡¡ME ROBARON A MI PE-NEZOTE…!! —gritó a todo pulmón y sintió que el aire le faltaba—. Mi gansosaurio… mío… me lo robaron… mi pe-nezoooteee.
0 comentarios
Es necesario iniciar la sesión en su cuenta para poder dejar un comentario
IngresarEliminar comentario
¿Está seguro de que desea eliminar el comentario?
Eliminar CancelarEl comentario se eliminará de forma permanente.
Bloqueo de comentarios
¿Realmente quiere prohibir a comentar?
Prohibir Cancelar