¡Historia GRATIS y TERMINADA para leer!
Eva trató de evitarlos parte de la noche, pero al final terminó donde estaban, sentados en la misma mesa. La señora Brown desde que la vio no paraba de tirar indirectas, tanto que Eva estaba contando hasta 100 para no decirle lo que se merecía.
—Dante, te diré esto como una amiga. —Dante y Eva se quedaron mirándola, esperando a ver que se le ocurría a esta señora, que solo sabía hablar cosas sin sentido—. Deberías tener cuidado con tu secretaria, no es muy de fiar. ¿Sabías que Henry tuvo que despedirla por incompetente? ¿Y qué siempre estaba detrás de todos los directivos del bufete?
Eva iba contando hasta sesenta cuando escuchó esto. «Yo quiero ser educada y diplomática, pero la gente no me deja», pensó y tuvo que hablar.
—Señora Brown. Su esposo no me despidió por incompetente, de hecho, mi trabajo siempre fue impecable. A pesar de que él es un excelente abogado, mis investigaciones y trabajo lo ayudaban mucho. Si él no fuera un mujeriego, que a toda mujer que le pasa por el frente quiere llevársela a la cama y usted que con tal de mantener el dinero y la posición social aguanta todo lo que él hace, y además culpa a los demás por las acciones de su esposo, las cosas le irían mejor. No sea venenosa y no ande inventando cosas sobre mí, su esposo nunca, de los nunca, estuvo ni estará en mi cama.
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