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¡ AQUELLOS QUE PUEDAN, SÓLO CORRAN !, EL RESTO...INTENTE ESCONDERSE.
Hola. Mi nombre es Sanctus Liminaris. Vivo en Santiago de Chile, en un sector ubicado a faldas de la Cordillera de los Andes, aunque claro, también me paseo y vivo en uno que otro lugar de mis páginas intentando resolver el gran enigma que nos causa el miedo. Tengo 43 años y dentro de ellos una vida a la que dan forma cuatro hijos, mi amada esposa, seis gatos, y por lo general, o casi siempre, una historia; una de esas que bien podrían hacerte cuestionar el mundo que te tocó vivir. Como habrás notado a través de mis libros, tendencias, y sobre exigentes acordes literarios al momento de escribir, que mi gran pasión es y ha sido la hermosa abominación del misterio y terror. Y como sé que más de alguno se ha de haber preguntado el por qué o de dónde nació mi seudónimo, he de responder que aquello tiene su origen o razón a consecuencia de un extraño sueño recurrente siendo muy niño, a la edad de ocho años. Sanctus Liminaris, es una palabra en latín antiguo que significa Santo Umbral, el cual hace honor al santo que custodia la entrada y salida de todas aquellas almas que han permanecido sumidas entre la luz y la oscuridad, precisamente, de allí el misterio de mi sueño. Fue entonces como nació Sanctus Liminaris, marcado por esta jerga literaria que aclaraba mis ojos ante autores de renombre como Edgar Allan Poe, Stephen King o H.P. Lovecraft, por nombrar algunos, siendo el sentimiento moral de la muerte el esbozo en mis escritos, en esa misteriosa unión entre amor y fatalidad; sentimientos y destino que por lo general o casi siempre van inevitablemente entrelazados. Tal vez por eso que mi narrativa suele mal interpretarse como depresiva o colérica, cuando en realidad lo que intenta es destacar y deshilvanar lo hermoso y trascendente de la muerte, que es como lo llamo yo -Un jardín de cruces a punto de florecer-
Hola. Mi nombre es Sanctus Liminaris. Vivo en Santiago de Chile, en un sector ubicado a faldas de la Cordillera de los Andes, aunque claro, también me paseo y vivo en uno que otro lugar de mis páginas intentando resolver el gran enigma que nos causa el miedo. Tengo 43 años y dentro de ellos una vida a la que dan forma cuatro hijos, mi amada esposa, seis gatos, y por lo general, o casi siempre, una historia; una de esas que bien podrían hacerte cuestionar el mundo que te tocó vivir. Como habrás notado a través de mis libros, tendencias, y sobre exigentes acordes literarios al momento de escribir, que mi gran pasión es y ha sido la hermosa abominación del misterio y terror. Y como sé que más de alguno se ha de haber preguntado el por qué o de dónde nació mi seudónimo, he de responder que aquello tiene su origen o razón a consecuencia de un extraño sueño recurrente siendo muy niño, a la edad de ocho años. Sanctus Liminaris, es una palabra en latín antiguo que significa Santo Umbral, el cual hace honor al santo que custodia la entrada y salida de todas aquellas almas que han permanecido sumidas entre la luz y la oscuridad, precisamente, de allí el misterio de mi sueño. Fue entonces como nació Sanctus Liminaris, marcado por esta jerga literaria que aclaraba mis ojos ante autores de renombre como Edgar Allan Poe, Stephen King o H.P. Lovecraft, por nombrar algunos, siendo el sentimiento moral de la muerte el esbozo en mis escritos, en esa misteriosa unión entre amor y fatalidad; sentimientos y destino que por lo general o casi siempre van inevitablemente entrelazados. Tal vez por eso que mi narrativa suele mal interpretarse como depresiva o colérica, cuando en realidad lo que intenta es destacar y deshilvanar lo hermoso y trascendente de la muerte, que es como lo llamo yo -Un jardín de cruces a punto de florecer-