VENCIENDO AL PASADO, VISITENLA POR FAVOR <3

SINOPSIS 

Cristina tuvo que huir, y el único lugar seguro por ahora, parecía ser al lado de su madre.

Comenzando su vida desde cero, dejando lo que más amaba detrás con, la promesa de regresar.

Necesitaba apoyo, dinero y poder, no contaba con ninguna de esas cosas, pero se juró así misma conseguirlas.

Acompaña a Cristina en este viaje. Donde además de luchar por tener de nuevo lo que es suyo, también tendrá que lidiar con una familia complicada, para la cual, trabajará.

La señora de la casa tiene tres hijos, siendo el menor, el más insufrible, convirtiéndose, en uno de los mayores obstáculos para Cristina y su objetivo.

Prólogo

Voy bajando los escalones del autobús que me trajo hasta esta ciudad llamado Terán, el aire que se respira es puro ya que la central esta ubicada en la punta de la ciudad. Doy un largo suspiro y sostengo mi bolso con fuerza para que no se escapen mis lágrimas. Al tocar tierra hago fila como todos los pasajeros para que me sea entregado mi equipaje, me estiro y escucho los huesos de mi espalda tronar, doce horas por vía terrestre sentada, no son nada cómodas, uno de los empleados me entrega mis dos pequeñas maletas, no traigo mucho, no traigo nada, y no estoy hablando de ropa o zapatos.

Agradezco y doy la media vuelta, identifico a mi madre, esta alzando su mano, llamando la atención para que la vea.

―¡Cristina, Cristina! Por aquí ―agrando mis ojos para que sé de cuenta de que ya la vi y no llame más la atención, doy otro largo suspiro antes de posarme ante ella, dejo las maletas en el piso y ella se acerca a darme un torpe abrazo.

―Me da gusto verte ―es lo único que me dice, antes de tomar una de mis maletas y guiarme a la salida.

Llegamos a un coche, no se ve del año, pero no debe tener ni diez años de vida.

―¿Es tuyo? ―Pregunto mientras subo las maletas a la cajuela de su auto.

―Sí, mi jefa me lo dio como aguinaldo, me dio a elegir entre este coche o dinero, y elegí el coche.

―Buena decisión. ―Me sonríe de lado, no dice nada más y subimos a su auto.

―Debes tener hambre, imagino que los sándwiches de las tiendas de la carretera no deben ser nada buenos, menos para ti.

―Los de jamón con queso están bastante bien, a decir verdad, en la compra de dos me regalaron una botella de agua.

Estuvimos un rato en silencio, mi mamá no es muy comunicativa, nuestra relación no era la más cercana, pero aún así, no me ha dejado en estos momentos, no es mala, es sólo que así es ella, nunca la he visto demostrado amor por nadie, por nadie más qué… Por nadie.

Nunca me ha dicho que me quiere, o que soy lo más importante para ella, aún así, sé que soy importante para ella y que me quiere.

―Laura, mi jefa, aceptó que trabajes, con ella, no es una mujer muy complicada, pero si muy exigente, la ventaja es que puede que tu paga sea muy buena…

―Contigo porque eres su prima política.

―Y me aprecia, por eso tengo la esperanza que eso te de puntos con ella, ya veremos mañana que te dice.

Estacionó el coche en un centro comercial.

―Vamos a comer, yo invito. ―Ambas bajamos y entramos a un local de Church´s Chicken. Venden un delicioso pollo frito, un pure de papas maravilloso, y lo mejor son los biscuits.

Nos sentamos y llevaron nuestra orden.

―Bueno, para que te vayas familiarizando. ―Me comenta mientras selecciona su pollo, yo ya estoy casi terminándome el pure, moría de hambre― Laura, tiene a su esposo don Federico, es muy amable, dudo mucho que tengas inconvenientes con él, ellos tienen tres hijos, el mayor, Federico hijo.

―El trauma de los hombres con ponerle su nombre al primero ―me fue inevitable interrumpirla.

―Sí ―me da una sonrisa triste al escucharme― Dudo mucho que te topes con Fede, el no va mucho por la casa o la fábrica, su vida básicamente se basa en estar peleando y reconciliándose con su mujer, y como la mujer no puede ver a Laura… Bueno, prosigo, el que sigue es René, él esta casado, tiene dos hijos y su esposa es como una hija para Laura, esos niños son la adoración de mi jefa, así que los veras mucho por la casa, son buenas personas pero René sí es algo ―se quedó buscando palabras un segundo― Algo pesadito.

―¿Y el último? ―Mi madre se ríe.

―Leonel ―voltea los ojos― es el más chico, es un desastre ese niño, vivía solo, en una casa que le regalaron sus papás, pero, embarazó a la novia, tuvo que hacerse responsable y ahora por un tiempo, están los tres en casa de Laura, tenle paciencia al chico, es el más complicado de los tres y su novia también, más desde que pagaron boda y Leonel canceló todo.

―Me dolió la cabeza solo de escuchar de ellos dos. ―Le respondí mientras iba por mi segundo biscuits.

―Espero que no duren mucho en la casa, algo me dice que se irán pronto.

Volvimos a concentrarnos en la comida, en completo silencio.

―Este fue el único sitio económico y decente que encontré ―estaciona el coche frente a una casa pequeña, de un piso.

―Esta perfecta, no es que vaya a vivir aquí con mi familia ―me burlo con amargura.

Bajo el equipaje de la cajuela, y entramos a la casa.

―Con lo que me mandaste, deje el deposito y dos mensualidades, así que no tendrás que preocuparte, toda la papelería de la renta está a mi nombre, para que no tengas de que preocuparte.

―Gracias. Gracias por todo, enserio.

―No es nada, la casa de Laura queda a unas calles, también por eso la elegí, no tendrás que gastar en taxis o pasajes.

―Eso es de mucha ayuda.

―Bueno, no quisiera irme, pero…

―Estaré bien, quiero acomodar mis cosas y descansar.

―De acuerdo ―se hace un silencio incomodo, se acerca a mi y me da otro abrazo torpe que correspondo y sale de mi nuevo hogar.

Hogar, dulce hogar, ya en la soledad de estas paredes, me dedico a apreciar la casa, entras y esta un par de sillones pequeños, una televisión, sigue un comedor con cuatro sillas, y una cocina, es pequeña, una estufa con cuatro quemadores, un lavabo para los trastes, un refrigerador, y una alacena. Al fondo están el baño, y frente a el, la única habitación, es pequeña, la cama tiene ropa nueva, debió ser mi mamá, tiene un pequeño closet en la pared, que se ve grande para lo que traje.

Después de un rato, termino de acomodar mis pocas cosas, el lugar está limpio, también debió ser mi mamá, salgo al pedazo de patio, y veo una lavadora, lo único que necesito es un poco de despensa.

Al ver que terminé de poner todo en su lugar, me quito los zapatos, me tiro en la cama, sacó la única fotografía que traje conmigo, y comienzo a llorar, como todos los días, los sollozos no cesan, ya me duele la cabeza, y tuve un par de arcadas por tantas lágrimas.

Cuando supe que era suficiente, tomé un par de billetes, tomé las llaves que mamá dejó en el comedor antes de salir, y fui en busca de algo de comida.

Esta era mi nueva vida, pero, solo por ahora, voy a regresar, más fuerte, poderosa, más viva que nunca.