Heredero por contrato

—Te necesito. Y no es una petición, —me sujeta por la muñeca—. Necesito urgentemente un heredero, —me mira con una intensidad que hace que mi corazón se acelere.
—No puedo ayudarte, —me libero de su agarre.
Aunque cómo me gustaría quedarme... Volver a estar entre sus fuertes brazos, sentir el calor de su cuerpo poderoso, perderme en su fragante y ligeramente amargo aroma masculino, sentir las caricias de sus labios tentadores.
—¿Por qué? —se sorprende, como si hubiera dicho una tontería.
—Porque no quiero, —me doy la vuelta para irme.
Y también porque ya espero un hijo suyo... Pero él nunca lo sabrá.