Siempre fuiste tú

¿Quién no ha tenido un mejor amigo y al pasar tanto tiempo juntos ha llegado a creer que lo conoce perfectamente? Pues casi todos. ¿Y cuántos de nosotros hemos terminado enamorándonos de él (o mejor dicho ilusionándonos)? La respuesta es igual a la anterior. De jóvenes, cuando tenemos poca experiencia en la vida, confundimos (al mejor estilo de Dante, Francesco y Werther) la idealización e ilusión con el verdadero amor, razón por la cual pasamos noches en vela derramando mil lágrimas, creyendo que el amor duele. Eso le pasó a Sara, protagonista de esta historia que nos hará reflexionar sobre la amistad, decepción y el amor.