Daniel M

A través de su historia los humanos han adorado incontables deidades. Ya sea por protección o una buena cosecha, por amor, salud o venganza; siempre que un humano anhela un favor eleva sus plegarias con la esperanza de que su dios la atienda. ¿Pero quién protege a un dios que no puede valerse por sí mismo? ¿A quién puede elevar este sus súplicas en tiempos de desesperación? ¿Cuál es el destino de un dios que está perdido, ignorando su propia naturaleza? ¿Acaso alguien ora por un dios?