HENRY DRAE

Aleris Douglas tiene trece, padece de distrofia muscular y está descubriendo el amor. Su gran inteligencia y madurez la ayudan a sobrevivir a pesar de la sobre-protección de su padre, la mala relación con su madrastra y lo incierto de su futuro con su enfermedad degenerativa avanzando. Ni siquiera el reencuentro con su tío, un mago de feria bohemio, la pueden liberar de esa realidad. Todo eso cambia cuando su difunta madre aparece para entregarle mensajes que solo ella puede interpretar para evitar un desastre. Al mismo tiempo, la instalación de un enorme parque de atracciones entusiasma al pueblo, pero su administrador oculta la naturaleza maligna y sobrehumana de su dueño real. La saga se compone de Aleris del Infinito, El péndulo que lo cambia todo y La voz de la creación.

Hubo un tiempo en el que Max fue un hombre respetuoso de las leyes, un funcionario que solía dirigir una división dedicada a descubrir gente con talentos y capacidades sobrehumanas, para luego reclutarlas y ponerlas al servicio de la humanidad. Pero la ambición de poder de algunos funcionarios pudo más y ahora el ex director es un mercenario marginal al servicio de las mafias y organismos criminales que lo puedan contratar. O al menos eso es lo que dice en los boletines de la secretaria de inteligencia, para justificar su captura. En la medida que Samanta Clay crea o no en esta versión, luchará para proteger a quien ahora es su jefe, o para lograr que la justicia lo atrape, en su calidad de doble agente.