En ocasiones siento que la vida es un poema, una melodía, un sueño y una desgracia. Entre muchas otras cosas que me revuelven el estómago por las noches, aumentan mis ojeras y me hacen llorar.

Algún día me perderé en el olvido. Nadie me recordará y mi nombre no significará nada, estoy bien con eso porque tampoco deseo formar parte de algo cuándo todo es temporal.

Leo para alejarme de quién soy, escribo para averiguarlo.

Mi cabeza es un remolino, conforme pasan los años va agrandándose más y más. Un día voy a sucumbir ante la locura, mientras tanto pretenderé que me preocupa.

 
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